Internet descubre su rostro más oscuro

El padre Fortunado Di Noto es un cura italiano que dirige una parroquia, la Madonna del Carmine, en Avola, un pequeño pueblo costero de Sicilia. Había comenzado a dar clases de Internet a los chicos de su parroquia pues creía que era una herramienta fundamental. En una de las primeras reuniones de este grupo de estudio informal, una nena dijo que quería buscar "chupetines" -empleando la palabra corriente en italiano-. El Padre Fortunado tipeó la palabra en el motor de búsqueda. Pero chupetín también es la palabra usada en argot para mencionar al acto sexual; encontró una conexión con el Frente de Liberación Pedófilo que defiende el estilo de vida de la gente con atracción sexual hacia los niños.
A través de esa conexión, el Padre Fortunato encontró otros sitios, y descubrió cartas dirigidas a niños intentando atraerlos. "Tengo suerte porque tengo fe", dice el cura. "De no ser así, estoy seguro que habría salido con una ametralladora a hacer justicia por mano propia." El Padre Fortunato buscó otro tipo de justicia. Cuatro años después, él y tres colegas lograron conseguir pruebas de las atrocidades, incluyendo fotos de violaciones de niños y bebés. El cura rastreó una red delictiva que conecta a distribuidores y usuarios de ese tipo de pornografía con aquellos que abusan de los niños y que han creado una subcultura en los oscuros rincones de la red. "Al comienzo eran sólo fotos de chicos desnudos," cuenta el sacerdote. "Pero progresivamente, empecé a descubrir torturas." Terminó ayudando a los investigadores a quebrar una importante red internacional de pedófilos que tenía el centro de operaciones en Rusia y a concretar varias detenciones.

En unas semanas, el gobierno de Estados Unidos anunciará una serie de medidas contra los supuestos consumidores de pornografía infantil en más de una decena de ciudades de ese país. Los agentes de la aduana ya tienen varios blancos de investigación entre consumidores de un sitio de Moscú llamado Blue Orchid (Orquídea Azul) que, entre otras actividades, difunde un tape en el que se golpea a un niño. Miles de chicos de todo el mundo han sido brutalmente abusados para crear las imágenes distribuidas en la red, y la demanda de fotos va en aumento, alimentada por la difusión de Internet. Eso a su vez, genera más abusos. La pornografía infantil adquiere muchas formas, desde fotos de chicos en baños hasta terribles imágenes de torturas y violaciones de bebés. Obviamente, los chicos que aparecen en las fotos y en los videos no tuvieron la opción de negarse a hacerlo.
Hace aproximadamente 20 años, las autoridades de Estados Unidos creían tener bajo control la pornografía infantil. Perseguían a vendedores y compradores -que se valían del correo y los laboratorios fotográficos de los barrios- a tal punto que los pedófilos encontraban difícil interactuar entre sí, o siquiera localizarse unos a otros. Con frecuencia, optaban por cruzar fronteras y llegar a Sri Lanka y Filipinas donde hay más víctimas disponibles y leyes menos estrictas. De repente, los pedófilos pasaron a usar sus propias computadoras para hacer copias instantáneas de fotos -tomadas de un club de Internet de un sitio Web ubicado, por ejemplo, en Moscú- y enviarlas a otros pedófilos de cualquier parte del mundo. Hombres que tenían fantasías que les resultaban difíciles de reconocer encuentran ahora una "comunidad" en clubes on line y chatrooms dedicados a sexo preadolescente. Ya no necesitan recorrer los peores barrios de una ciudad en busca de fotos o películas; pueden charlar con sus amigos y bajar material en su propia casa. Tampoco necesitan exponerse en la esquina de una escuela para trabar contacto con algún joven: a través de Internet, pueden entrar a un hogar, presentarse a un adolescente e iniciar un prolongado proceso de seducción.
Hoy, las redes internacionales de pedofilia comercializan cientos de miles de imágenes. Cuando las fuerzas policiales de 13 países desbarataron la red Wonderland Internet en 1998, descubrieron archivos de computadora con tres cuartos de millón de imágenes de pornografía infantil sólo en Gran Bretaña. (Cada uno de los 200 miembros del grupo de chat de Wonderland Internet debía aportar 10.000 imágenes para sumarse al grupo). La policía del Reino Unido identificó 1.263 víctimas diferentes, todas por debajo de la edad de la pubertad. En los Países Bajos, cuando, ese mismo año, un grupo de activistas desbarató el grupo de abusadores de menores Apollo dirigido por el general Ulrich, se descubrieron instalaciones para copias de CD-ROM en la casa de Ulrich; la policía holandesa identificó más de 200 víctimas. Muchas de las imágenes de los CD de Ulrich y Wonderland mostraban niños de hasta 3 meses sometidos a actos sexuales explícitos. Una serie de casos recientes ilustra el funcionamiento de estas redes globales. El año pasado se desbarató un sitio pornográfico dirigido por Wayne Camolli en Palm Beach, a raíz de una denuncia de la policía belga. Habían detectado que seguidores del notorio pedófilo belga Marc Dutroux habían enviado material pornográfico a Camolli, que fue condenado a 16 meses de prisión. En la casa de Dutroux, la policía encontró 500 videos, muchos con imágenes de violaciones de niños.
Una investigación realizada por agentes de aduana de Estados Unidos en 1999 reveló la demanda de fotos de pornografía infantil. Un sitio conocido como Tajik Express porque la dirección web era de Tajikistan (aunque el servidor era de Massachusetts) registró 4.107 pedidos de usuarios de Internet en el primer mes, además de 95.450 bajadas de imágenes. En su tercer mes, el sitio registró 147.776 visitas de usuarios individuales y 3,2 millones de bajadas de imágenes. El sitio fue clausurado a pedido de la aduana y seis personas fueron arrestadas. Los especialistas sostienen que la divulgación de la pornografía infantil, y el fácil acceso a gente que la consume a través de Internet, tiene un "efecto legitimizador" que lleva al pedófilo a pensar que sus impulsos son correctos dado que son compartidos por tantos otros. Eso alimenta la demanda de este tipo de material y con ella la cantidad de niños abusados.