Murió Edgardo Prátola y todo el fútbol vive un gran dolor

Víctima de una penosa enfermedad murió en la víspera, a los 32 años de edad, Edgardo Fabián Prátola, el marcador central de Estudiantes, a quien durante el mes de marzo del año pasado se le detectó un cáncer de intestino, contra el cual luchó desde entonces con el apoyo de su familia y todo el ambiente futbolístico que le brindó permanentes muestras de afecto y respaldo.
Nacido en 20 de mayo de 1969 en nuestra ciudad, "El Ruso", tal como se lo conoció desde sus primeros tiempos en el fútbol, creció en las divisiones inferiores de Estudiantes, siendo promovido a la Primera División por Eduardo Miguel Solari, en 1988, una tarde en la que el equipo albirrojo recibió la visita de San Martín de Tucumán, en el estadio de 57 y 1.
El mismo carácter que lo transformó en un defensor capaz de manejarse contra los delanteros más peligrosos, e incluso ordenando toda una estructura defensiva, como en el último equipo de Estudiantes que integró durante la actual gestión de Néstor Oscar Craviotto, le permitió mantenerse entero en lo anímico tras haber recibido la dura noticia de sufrir la cruel enfermedad.
La misma le fue diagnosticada al cabo de una compleja serie de estudios ordenada por los médicos que lo atendieron, pocos días después de haber jugado su último partido, contra Gimnasia, nada menos, con cuatro o cinco kilos menos, y festejando una victoria de dos a uno en 57 y 1 (Luciano Galletti, Ernesto Farías y Ariel Pereyra -de tiro libre penal-, los goles). Ese clásico platense tuvo lugar el 11 de marzo de 2001, y la historia que protagonizó de ahí en más fue propia de un gran hombre.

Una fortaleza increíble
Con la energía que le irrigaban sus dos hijas Camila e Iara, más la que le transmitió el resto de la familia y todo el ambiente futbolístico que se puso de su lado, "El Ruso" se hizo más fuerte de lo que era y se bancó todo lo que llegó. La extirpación de su tumor intestinal, el tratamiento posterior, su vida de relación con la carga extra de ser un personaje público... Todo.
Cómo la habrá peleado que después de haberse reintegrado al plantel que lo había tenido como referente hasta un tiempo antes, y de recibir la invitación de sumarse al cuerpo técnico, llegó a realizar algunas jornadas de entrenamiento diferenciado. Su ilusión era poder volver a pisar una cancha aunque sea por un minuto, para de ese modo (pateando una pelota) agradecer todo el apoyo recibido por la familia, los amigos, los compañeros, jugadores de otros equipos, hinchas de Estudiantes y de otros clubes, hasta de Gimnasia, y personas no ligadas al más popular de los deportes.

Corazón Pincharrata
Prátola, quien después de consolidarse como futbolista en Estudiantes completó su carrera jugando en México (para León y La Piedad), y de nuevo en la Argentina en Unión de Santa Fe y de nuevo Estudiantes, debió acostumbrarse en los últimos tiempos a ver camisetas y banderas con la inscripción "Fuerza Ruso", que compañeros, equipos e hinchadas mostraron sistemáticamente con la intención de transmitirle un afecto que él no se cansó de agradecer cada vez que tuvo oportunidad.
Sufrió como el más fanático el último descenso de Estudiantes, en 1994. Pero enseguida tuvo la revancha, porque fue de los jugadores que permaneció en el plantel y como capitán se dio el gusto de ganar (antes de cumplirse un año) el Campeonato Nacional B quebrando todo tipo de récords, para colocar al club de sus amores de vuelta en el fútbol grande de los domingos. Una alegría que se prolongó al año siguiente cuando los albirrojos completaron una campaña magnífica en el Clausura de 1996, un cuarto puesto en la tabla final que de ahí en más no pudo ser mejorada por las formaciones posteriores.
En esas circunstancias se produjo su transferencia al fútbol de México, país del que regresó repatriado por Unión. Pero su corazón estuvo siempre en Estudiantes, y por eso hizo todo lo posible para volver en el 2000, después de haber tenido que sufrir las alternativas de una larga y compleja transferencia.

Sus últimos días
Los síntomas de la enfermedad recrudecieron en las últimas semanas, y como consecuencia del deterioro físico sufrido, Prátola debió ser internado en un centro asistencial de la Capital Federal. Ahí, permaneció casi dos semanas inconsciente, pero finalmente pudo salir adelante en base a su gran fortaleza anímica.
A lo largo de este tiempo tuvo altibajos en su estado de salud, pero el pasado domingo sufrió un duro golpe con el fallecimiento de su suegro -como consecuencia de la misma y cruel enfermedad- que terminó por derrumbarlo. El jueves fue internado el Hospital Italiano de nuestra ciudad donde ayer a las 9,30 murió rodeado de su familia y amigos. Ana Laura, su esposa, y las pequeñas Camila e Iara, sus hijas, lo sintieron más que nadie. Una pena, verdaderamente. Queda el dolor de todos quienes de una forma u otra están ligados al fútbol.