Platenses en un viaje de emoción y dolor a Malvinas

El padre Juan Carlos Di Camillo cambió los tranquilos paisajes cotidianos de su parroquia de 44 entre 29 y 30, en la iglesia de San Cayetano, por otros más agrestes y fríos, aunque igualmente argentinos en el sentimiento, como los de las Islas Malvinas. Es que, invitado por la Comisión de Familiares de Caídos en Malvinas e Islas del Atlántico Sur, que integra el platense Ignacio Arrarás, viajó hasta las islas con la misión de "acompañar espiritualmente a la Comisión, celebrar misas en un territorio muy caro a todos los argentinos, y brindar contención espiritual ante el dolor".

La finalidad del viaje de la Comisión fue la de supervisar la finalización del monumento de 280 toneladas de peso que recuerda a los 649 argentinos fallecidos en el conflicto bélico, instalado en el cementerio de Darwin, en la isla Soledad.

"Llegamos el sábado 12 de marzo y estuvimos en Malvinas hasta el 19 -cuenta el padre Di Camillo- junto a los 22 integrantes de la Comisión de Familiares y al arquitecto Carlos Daprile, que diseñó el monumento. Viajamos en avión hasta Río Gallegos, donde abordamos el vuelo de Lan Chile que llega a Malvinas todos los sábados".

"En mi caso -señala el sacerdote platense- era la primera vez que viajaba a Malvinas, y llegar a ese suelo me provocó sentimientos encontrados. En primer lugar, una emoción muy profunda por todo lo que representa Malvinas, y luego un gran dolor por sentirme extranjero en ese lugar, ya que no se puede llegar en ningún avión ni embarcación argentina, no se puede portar ningún tipo de símbolos argentinos, y los isleños permanentemente le hacen sentir al visitante argentino que no es bienvenido. En suma, el argentino se encuentra allí mucho peor aún que en cualquier país extranjero".

"Pero por otro lado -destaca- está la alegría que sentí al dar misa en un lugar tan tocante para los platenses como Monte Longdon, donde combatió el Regimiento 7; en el cementerio de argentinos y en la Iglesia católica Santa María de Puerto Argentino".

LAS MISAS PLATENSES EN MALVINAS

"En estas situaciones -describe el párroco de San Cayetano- donde permanentemente están presentes el dolor y la muerte, la presencia de un sacerdote resulta fundamental, ya que todas las personas que viajaron en esta misión tenían allí a un familiar directo fallecido. A muchos nos impactó, por ejemplo, leer las inscripciones en el cementerio de Darwin que rezan 'Soldado Argentino sólo conocido por Dios'. Es muy duro".

"Igualmente emotiva fue la misa y bendición que dimos en Monte Longdon -agrega- de la que participaron madres, hermanos e hijos de combatientes fallecidos en ese combate del que participó el Regimiento 7; y la misa en el cementerio de argentinos. Y también se ofreció un responso por los difuntos en el cementerio de caídos ingleses".

"También vivimos momentos de dolor e impotencia -cuenta el sacerdote- cuando en el Museo de la Guerra nos mostraron armas argentinas y cartas dirigidas a soldados argentinos que nunca llegaron a destino. Y en todo momento, esa sensación que hacen notar los isleños de que no están conformes con nuestra presencia".

EL MONUMENTO A LOS CAIDOS

"El monumento que se levanta en Darwin -destaca por su parte el platense Ignacio Arrarás, integrante de la Comisión de Familiares, hermano del primer teniente Juan José Arrarás, quien falleció en combate el 8 de junio de 1982 en Bahía Agradable, Isla Soledad- es una figura de dos brazos que abrazan el cementerio de Darwin, con 24 placas en las que se inscriben los nombres de los 649 soldados argentinos caídos en Malvinas, una cruz mayor y una ermita en la que se colocará una imagen de la Virgen de Luján, de 1,52 metros de alto, 53 kilos de peso y 80 centímetros de base".

"Esa imagen -señaló Arrarás- será instalada entre octubre y noviembre de este año, cuando posiblemente viaje un familiar por cada caído en Malvinas, en una delegación de unas 800 personas y con traslado por vía marítima. Pero la finalidad de este viaje en el que nos acompañó el padre Di Camillo, fue la de fiscalizar el final de la obra y buscar presupuestos para el mantenimiento del monumento, que obligadamente deberá estar a cargo de empresas isleñas".