31 de Julio de 2005 | 00:00
Es jueves a la noche y en la casa de Suyin y Jorge el
noticiero de las ocho da la noticia: una madre vendió a su hijo en Misiones
por mil pesos. En la tele habla la abuela del chico, que tras recuperar
a su nieto dice no entender la decisión de su hija, y una voz en off,
detrás de las imágenes de un precario asentamiento en las afueras de Posadas,
informa que Misiones es una de las provincias donde más chicos se venden
en el país.
-Mil pesos -repite ella negando con la cabeza-, ¿vos lo podés creer?
-La realidad... -, responde él, y clava la vista en la pantalla como si
no hiciese falta decir nada más.
Suyin y Jorge están pegados a la tele y sólo vuelven a hablar cuando termina
el informe. Es que para ellos no es un hecho más. Lo que cuenta el noticiero
los toca de cerca, tanto que ni siquiera hace falta preguntarles algo
para que, tras la noticia, se pongan a contar su historia: se casaron
en 2003, año en que, después de varios estudios médicos, el matrimonio
supo que tenía problemas para concebir. Desde noviembre pasado, Suyin
y Jorge forman una de las casi 300 parejas que están anotadas para adoptar
en el Juzgado Nº2 de La Plata, y representan un universo que, según estimaciones,
en nuestra provincia suma a algo más de 2 mil parejas en la misma condición.
"La idea fue mía -cuenta Suyin-. Pero enseguida a Jorge le pareció bien
y los dos nos pusimos en marcha para conseguir una criatura. Cuando nos
anotamos pedimos que tuviera de 0 a 3 años, pero ahora, al ver que los
plazos se extienden y podemos estar esperando durante años, ya dijimos
que también estaríamos dispuestos a adoptar un chico de 5 ó 6".
Pese a la implementación del Registro Nacional Unico de Adopciones (en
abril de este año y mediante el cual se busca simplificar los trámites
a la hora de adoptar) lo real y concreto es que nuestro sistema todavía
no terminó con el peregrinaje que hacen por casi todo el territorio nacional
las personas que buscan adoptar. La mayoría de las provincias tienen registros
únicos de aspirantes, y al no haber hasta ahora una lista que unifique
a todos, en la práctica, quien quiere adoptar tiene que anotarse en la
mayor cantidad de registros y juzgados del país para tener así más chances.
"Nosotros presentamos la carpeta en diez provincias -dice Jorge-. Estamos
anotados en San Luis, en Mendoza... en fin, la idea no es pasear por todo
el país ni estar esperando una eternidad. Pero bueno, los pasos en esto
son muy lentos y, por la desorganización que existe, hay que hacerse de
mucha paciencia. Nosotros la tenemos. No nos desesperamos y tratamos de
tolerar la ansiedad. Somos conscientes de que los pedidos de quienes quieren
adoptar superan ampliamente la cantidad de chicos que el Estado tiene
para dar en adopción".
Paciencia. Burocracia. Desorganización. Ansiedad. Todo se combina para
que el sistema de adopción se convierta en un laberinto defendido por
algunos y duramente cuestionado por otros. "Es un caos", dispara Cecilia
Medici, presidenta del Centro Adopción y Familia Vivir y autora de una
investigación reciente en la que se revela que en nuestro país, en los
últimos años, el número de chicos dados en adopción bajó entre un 30 y
un 90 por ciento.
"UN GRAN RETROCESO"
"El retroceso que se experimenta en este tema es enorme -denuncia la especialista-.
La adopción por entrega directa se ha convertido en muchísimos casos en
una salida laboral para los progenitores, pero la Justicia parece no asumir
esta realidad e ignorar que los niños tienen derecho a vivir en una familia
que los ame y los cuide, sea biológica, adoptiva o de guarda. ¿Cómo puede
ser que haya cada vez más chicos abandonados y menos adopciones?".
Para el ámbito judicial, esto sucede porque la adopción no puede ser un
trámite exprés y los magistrados deben evaluar muy bien a qué familia
otorgan un chico para cuidar su integridad. De todos modos, más allá de
los cuidados lógicos que hay que extremar para ofrecer al niño una buena
familia, no son pocos los que opinan que hay jueces que estiran sin sentido
los trámites durante años. "Puede ser cierto que a veces entorpecemos
la adopción, pero la prioridad siempre es intentar la revinculación familiar",
se sinceró ante este diario una fuente de Tribunales que pidió no ser
nombrada.
Otro punto oscuro del sistema actual es que sigue sin dar respuestas al
interrogante acerca de cuántos argentinos aspiran a adoptar un chico.
No hay cifras justamente porque no hay una base de datos unificada, y
la reserva que mantienen en el ámbito judicial bonaerense respecto a la
cantidad de personas que hay en lista de espera hace que todos los datos
surjan fuera de la esfera oficial.
Según estimaciones de distintas ONG's vinculadas al tema, el registro
de la provincia de Buenos Aires mantiene, en promedio, una inscripción
de entre 500 y 700 parejas al año, en tanto que en el de la capital federal,
según datos de 2004, se anotan en el mismo lapso unas 300.
UN DATO QUE "NO EXISTE"
La pregunta que sigue y seguirá sin respuesta es cuántos chicos están
en condiciones de ser adoptados, porque, en teoría, la tarea del Registro
Unico es la de centralizar la información enviada por las jurisdicciones
que decidan sumarse y con ella confeccionar cuatro nóminas: de aspirantes
admitidos, de aspirantes rechazados, de chicos dados en guarda y los dados
en adopción.
"Si no hay una lista de institutos de menores en todo el país -dice Medici-,
mucho menos puede haber una lista de chicos en condiciones de adoptabilidad.
Es cierto que el derecho que se reconoce no es el de los adultos a adoptar
sino el de los chicos a ser adoptados. No se entiende por qué el ámbito
judicial se opone a eso. A todo el sistema le falta transparencia y agilidad,
tanto que, hoy por hoy, el promedio de espera que deben soportar los adoptantes
es de entre cinco y siete años".
Cinco años. Ese fue el tiempo que tuvieron que esperar Néstor y Lara para
poder adoptar a Juan, un nenito que está a punto de empezar la EGB y que
les fue entregado en adopción a fines de 2003. "Lo decidimos el mismo
día que nos enteramos de nuestra infertilidad -cuenta Lara-. Mi marido
ya tenía tres hijos con su pareja anterior pero sabía que mi sueño era
ser madre. En realidad era el sueño de los dos. Y bueno, nos anotamos
en la capital federal y, después de años, Juan pudo salir de un orfanato.
Fue como un embarazo de cinco años. Muy largo, claro, pero valió la pena".
Según datos oficiales, el 30 por ciento de los adoptantes devuelven los
chicos a corto o mediano plazo, a veces "hasta porque se hace pis en la
cama", según fuentes judiciales, las mismas que se apoyan en estos números
para fundamentar los años de demora que se toman antes de decidir una
adopción.
"Está bárbaro que analicen cada caso y no cometan irresponsabilidades
-aclara Medici-, pero que alguien me explique por qué hay cada vez más
chicos abandonados y, paradójicamente, menos adopciones. No tiene lógica".
En relación al abandono, una investigación reciente sobre la historia
de la adopción y la institucionalización en el país destaca que, contra
lo que se cree comúnmente, el porcentaje de abandono total desde el Virreinato
hasta ahora ha sido de un 5 por ciento y a veces, en casos excepcionales,
de un 10 por ciento. Del 90 por ciento restante de los niños institucionalizados,
el 80 por ciento es hijo de familias pobres, y el 10 por ciento representa
a chicos de familias que no han querido hacerse cargo pero no necesariamente
por cuestiones económicas.
EL REGISTRO UNICO
"Ojalá pueda implementarse en serio lo del Registro Unico", opina Lara,
quien asegura no desearle a nadie "la espera insoportable" que debió sufrir
antes de que le entregaran a Juan. "Si el nuevo sistema va a agilizar
los trámites, bienvenido sea. No se puede pasar por tanta incertidumbre
y burocracia para dar amor, sobre todo cuando hay tantos chiquitos que
lo están necesitando".
La idea del Registro Unico, hay que decir, es que sea publicitado en Internet
y pueda ser visitado mediante un password conocido únicamente por los
jueces y los miembros del Ministerio Público (fiscales y asesores de menores),
quienes tendrán acceso a la información confidencial. Los aspirantes,
por su parte, sólo podrán tomar contacto con su legajo, en tanto que la
nómina de chicos adoptados tiene la finalidad de que ellos, después de
cumplidos los 18 años, puedan conocer su origen mediante una autorización
judicial.
Claro que esto es sólo teoría. En la práctica, para que este Registro
tenga un verdadero carácter nacional debe contar con la adhesión de todas
las provincias, algo que en la actualidad muy lejos está de suceder. En
las que adhieren, como por ejemplo la provincia de Buenos Aires, los jueces
no pueden dar chicos en adopción a un aspirante que está fuera de la lista
única y, además, deben darle cierta prioridad a los diez más antiguos.
"Maternidad y paternidad van mucho más allá de lo biológico -aseguran
casi al unísono Jorge y Suyin-. Lo importante es crear un vínculo de amor
y tener ganas de educar a un chico para hacerlo el día de mañana una persona
de bien. Nosotros queremos ser papás y, pese a los obstáculos, sabemos
bien que en algún lugar nuestro hijo nos está esperando".
Investigación y textos: Facundo Bañez
Fotos: Gonzalo Mainoldi.
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