Marcha atrás con las reformas en Periodismo

Como consecuencia de los incidentes que protagonizaron militantes estudiantiles de Periodismo en el Consejo Superior de la UNLP, el consejo académico de esa facultad resolvió dar marcha atrás con el pedido de aprobación de la reforma del plan de estudios que se debía debatir en aquella reunión frustrada por el arranque de violencia.

El proyecto de reforma curricular, que de aprobarse en el Consejo Superior regiría desde 2006, volverá a la facultad y se reabrirá el proceso de discusión, tal como venían reclamando las agrupaciones que impidieron discutirlo el pasado 29 de noviembre. Ese día, agrupaciones de izquierda de esa y otras facultades invadieron el recinto y arrojaron huevos hasta que debió suspenderse la reunión. Según argumentaron entonces, así manifestaron su reclamo por la falta de atención de las autoridades de Periodismo a sus opiniones durante el proceso de discusión y el trámite de aprobación en el consejo académico (a fines de setiembre, con apoyo de todos los consejeros).

La interrupción de la sesión dio paso a un intercambio de agresiones con pares de la Rodolfo Walsh (peronistas) que conducen el centro de estudiantes de Periodismo y apoyan los cambios impulsados por el decanato. Todo terminó con un joven hospitalizado por un golpe y otros dos con lesiones de distinta consideración.

Ayer, el consejo académico de Periodismo resolvió retirar el plan del tratamiento en el máximo órgano de gobierno de la UNLP en una votación dividida. Pese a la tensión con sus opositores, impulsaron la idea los consejeros de la Walsh y también apoyaron los graduados, pero los profesores se abstuvieron. Durante la sesión, un docente había pedido que el trámite de aprobación definitiva de la reforma continúe al reanudarse la sesión del consejo superior que tendrá lugar el próximo jueves 15 de diciembre, pero finalmente retiró la moción y se sumó a las abstenciones.

El decano Alejandro Verano opinó luego de la reunión que "esta decisión no significa un aval a los métodos violentos. En principio esta es una apuesta a tener una infinita paciencia con todos los actores institucionales por más que no tengan representación en el consejo académico".

Esta semana, Verano intentó recrear el diálogo con los estudiantes opositores y convocó al consejo académico con el objetivo de que los representantes de los claustros definan cómo continuar en un escenario que podía proporcionar un nuevo escándalo en el consejo superior. La tensión entre La Redonda, la Walsh y el decanato volvió a manifestarse, pero en los discursos.

El consejo académico, alineado en pleno con el gobierno de Verano permitió hablar en la sesión a dirigentes de La Redonda. Leyeron un documento que insiste con denuncias contra autoridades, docentes y militantes de la Walsh por supuestas amenazas en el marco de los incidentes en el consejo superior y durante el proceso que condujo a las elecciones de principios de noviembre (mensajes de texto, escritos en afiches, cruces en los pasillos). Además, defendieron la interrupción por la fuerza del consejo superior señalando que cuando la reforma del plan de estudios se debatió y se aprobó en la facultad "no existió voluntad política de tomar en cuenta lo elaborado por los estudiantes".

Estudiantes de la Walsh, docentes y el propio decanato cuestionaron la acción de los militantes de izquierda ante el consejo superior y rechazaron la denuncia por amenazas. La profesora Florencia Saintout aludió además a la decisión que vendría en el final del debate indicando que no se puede aceptar "lo que se parece a un chantaje: o discutimos o tiro huevos". El dirigente de La Redonda, Pablo González, que seguía la reunión junto a decenas de estudiantes y docentes, replicó que en ese grupo "no trabajamos con el chantaje" y reclamó "una instancia de diálogo". Ante las repetidas apelaciones de los consejeros a la recuperación de la institucionalidad (el funcionamiento del consejo superior) dijo que "no nos quemamos las pestañas por las instituciones, sino por hacer que sean democráticas".