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Nueva técnica de radiación para el cáncer de hígado

12 de Marzo de 2007 | 00:00
Especialistas de la Clínica Mayo en Jacksonville, Florida, Estados Unidos, están aplicando una nueva técnica de radiación para matar al tumor hepático. El procedimiento consiste en usar diminutas burbujas de cristal con material radioactivo para entregar altas dosis de radiación que maten al tumor directamente.

Según los profesionales que idearon la nueva y más efectiva técnica, llamada radioembolización o braquiterapia intra-arterial, ésta tiene mejor tolerancia que otras formas de tratamientos de cáncer hepático intra-arteriales, y puede ser la mejor opción para algunos pacientes que, por ejemplo, no pueden someterse a cirugías o trasplante de hígado.

Los científicos de la Clínica Mayo realizan detalladas pruebas de imagen antes del tratamiento para asegurarse que un exceso de flujo de sangre, a través de la arteria hepática, no esté yendo a otros órganos. Esto porque las altas dosis de radiación usadas en este nuevo tratamiento causarían un severo daño a los pulmones, estómago e intestino si es transportado más allá del hígado.

PROCEDIMIENTO AMBULATORIO

Este procedimiento ambulatorio demora aproximadamente una hora. Los pacientes reciben anestesia local cerca de la arteria femoral en la pierna y una suave sedación intravenosa. Los médicos insertan un catéter en la arteria femoral y guiados bajo rayos X, lo avanzan a la arteria de destino que se desprende de la arteria hepática. Luego inyectan las minúsculas esferas de cristal dentro de la arteria.

"La técnica es una forma inteligente de aprovechar las diferencias en el suministro de sangre entre el tumor del hígado y el tejido hepático normal", afirmó el radiólogo intervencionista de Clínica Mayo, Ricardo Paz Fumagalli.

El pronóstico para un cáncer hepático primario es habitualmente pobre cuando la cirugía no es una opción. Para estos pacientes, la radioembolización es usada como una terapia paliativa para mejorar su calidad de vida, aumentar el tiempo de sobrevida, y en algunos casos puede ser elegida como una terapia para reducir el tamaño del tumor con el fin de preparar al paciente para un trasplante de hígado curativo.

LA TECNICA

La radioembolización o braquiterapia intra-arterial usa el torrente sanguíneo para enviar las pequeñas esferas (más pequeñas en diámetro que un cabello humano) dentro de los vasos sanguíneos microscópicos, recientemente formados, que alimentan al cáncer. Ellas eventualmente se alojan en los lugares del tumor donde entregan altas dosis de radiación.

Mientras que las microesferas liberan radiación durante 10 a 14 días, los tumores reciben una dosis mayor, de la que generalmente es tolerada si fuera administrada por el método del rayo externo (usado para tratar muchos tipos de cánceres como el de mama y próstata). Sin embargo, "El tipo de radiación usada penetra una capa muy delgada de tejido, cerca de dos a tres milímetros en promedio, por lo que una vez que se tenga el grosor suficiente de tejido en el área que recibió el tratamiento, muy poca radiación escapará y afectará a otros tejidos u otras personas", destacó Paz Fumagalli.

Además, la vida media de la radiación del Itrio-90 es cercana a las 64 horas. Eso significa que en esas horas, la mitad de la radioactividad se deteriora a una sustancia no radioactiva. La mitad que permanece se reducirá a la mitad dentro de otras 64 horas y así sucesivamente. "Dentro de dos semanas, tienes muy poca radiación residual. Por esto es muy segura. Está altamente concentrada en el tumor, aunque no va muy lejos, y el cuerpo puede tolerar estas dosis de radiación muy bien", agregó el especialista.

Debido a que estos tumores hepáticos usan el suministro de sangre que está en gran medida separado de la sangre que alimenta al tejido hepático normal, pocas microesferas terminan en el hígado sano.

IRRIGACION

Hay dos sistemas de irrigación primarios que llevan sangre al hígado. El tejido hepático normal recibe casi tres cuartas partes de su suministro de sangre de la vena porta y sólo una cuarta parte de la arteria hepática y sus ramas, explicó el Dr. Paz Fumagalli.

Los tumores hepáticos, por otra parte, obtienen la mayor parte del suministro de sangre que los mantiene vivos de la arteria hepática y absorben una gran proporción de las microesferas radioactivas. "Por lo tanto, al administrar un tratamiento a través de las arterias, se alcanza el tumor de una manera más específica, y el hígado normal se mantiene relativamente indemne", aseguró el experto.

Si la radioembolización no es posible o segura, otros métodos de tratamiento intra-arterial están disponibles. Una alternativa es la quimioembolización, en la cual los médicos inyectan un cóctel de quimioterapia y pequeñas partículas cerradas en las arterias del hígado. Este procedimiento, sin embargo, puede ser muy doloroso, requiere hospitalización y tiende a ser más tóxico para el tejido hepático sano.

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