Un tribunal integrado con el aporte de tres décadas

Propuestos por los gobernadores y designados por el Senado, los ocho miembros que tiene actualmente la Suprema Corte bonaerense se reparten, según su ingreso al tribunal, en tres décadas: uno fue nombrado en los tempranos ochenta, tres en los noventa y cuatro en el nuevo siglo. Y ninguno de ellos rechazaría, según fuentes calificadas, la reducción del número de integrantes del cuerpo que impulsa el Poder Ejecutivo.

El decano, con 23 años en la Corte, es Héctor Negri, el único "sobreviviente" de los nueve miembros designados a comienzos de 1984, en el retorno al sistema democrático, cuando era gobernador el radical Alejandro Armendáriz.

De los designados por el entonces gobernador Eduardo Duhalde durante la década del noventa, permanecen en la Corte tres miembros, Eduardo Pettigiani, Eduardo De Lázzari y Juan Carlos Hitters.

Los otros cuatro integrantes del tribunal -Daniel Soria, Francisco Roncoroni, Luis Genoud e Hilda Kogan- fueron propuestos por el actual gobernador, Felipe Solá, y asumieron en el transcurso del 2002. Es que a comienzos de ese año -entre febrero y marzo- se habían producido cuatro renuncias en la Corte, las de Guillermo San Martín, Ernesto Ghione, Elías Laborde (los tres habían sido designados por Armendáriz) y Alberto Pisano, nombrado por Duhalde.

Hay, además, una vacante, la que dejó en 2004 Juan Manuel Salas, quien había asumido durante la gestión de Armendáriz.

"En la mayoría cayó bien", dijeron ayer fuentes consultadas por este diario sobre la opinión de los miembros de la Corte ante la intención del gobernador Solá de reducir el número de sus integrantes de nueve a siete. "Algunos dijeron que están de acuerdo y otros que deberían evaluarlo más a fondo, pero expresó un rechazo", se aseguró.

Trascendió también que los jueces de la Corte habían sido informados y consultados, "informalmente y hace algún tiempo" sobre este proyecto por el Poder Ejecutivo, de manera que el anuncio de ayer "no los tomó totalmente por sorpresa aunque tampoco sabían cuándo se iba a concretar".

POSIBLES EFECTOS

Las opiniones están repartidas en la Corte en cuanto a los posibles efectos de una menor cantidad de integrantes sobre su funcionamiento.

Algunos estiman que el achique redundaría en una mayor celeridad en el dictado de sentencias. Es que ahora son necesarios por lo menos cinco votos en el mismo sentido para dictar un fallo y en muchos casos es preciso que los ocho miembros fijen posición (al margen de que en muchas causas quieren opinar todos los miembros, independientemente de que se haya alcanzado antes mayoría). Y con siete miembros, habrá mayoría con cuatro votos.

Pero otros magistrados consideran que esa "ventaja" quedaría anulada por el hecho de que el reparto de las causas -para la tarea "iniciadora"- se realizaría entre siete jueces en lugar de nueve.