Campo de batalla entre la medicina y el Derecho

Hubo un tiempo en que los médicos gozaban de un halo de autoridad indiscutida que iba incluso más allá del ejercicio de su profesión. Hoy, sin embargo, su desempeño no sólo suele ser cuestionado cuando genera inquietud, sino que además muchos pacientes no dudan en lanzarse en busca de un resarcimiento económico por la vía legal ante la sospecha de un error u omisión.

Blanco frecuente de demandas por mala praxis -en ocasiones millonarias-, no son pocos los médicos que aseguran sentirse amenazados por una "industria del juicio". Afirman que las normas alientan actualmente reclamos "desmedidos" y exigen cambios de fondo para poner freno a una situación que estaría provocando serios perjuicios sobre el sistema sanitario.

Esta postura, sin embargo, no parece encontrar eco fuera del ambiente de la salud. Distintos abogados sostienen que no existe tal "industria del juicio por mala praxis", y lo que sí advierten es una mayor conciencia de los pacientes sobre su derecho a reclamar. Aseguran además que los procedimientos legales previstos para las demandas de mala praxis no necesitan ser modificados ya que cuentan con sus propios mecanismos de autorregulación.

Entre una y otra interpretación del mismo fenómeno se extiende una acalorada polémica que si bien suele manifestarse en voz alta en términos diplomáticos posee en el fondo posiciones fervientes y argumentos igualmente sólidos desde ambos lados. Pero si uno se remite a los datos concretos resulta innegable que las demandas por mala praxis se acumulan en los juzgados. Tal vez no como una avalancha, pero sí a un ritmo sostenido.

Según datos del Colegio de Médicos de la Provincia, avalados por análisis de riesgo de distintas compañías aseguradoras, la incidencia de las demandas por mala praxis en el ámbito de la medicina rondan el 2% anual. Si en La Plata hay unos 5 mil médicos, es probable que a lo largo del próximo año unos 100 de ellos sean demandados por sus pacientes.

Estos datos se reflejan también, aunque en forma dispar, en la evolución de la casuística. Mientras que en el año 2003 se hablaba de la existencia de unas 250 demandas a nivel local, el Colegio de Médicos afirma que habría hoy unas 450 en curso.

En términos más generales, las estadísticas presentadas en el Congreso Argentino de Salud indican que más de 27 mil médicos -cerca del 20 % de los matriculados en el país- enfrentan o enfrentaron a lo largo de su carrera alguna demanda que les imputaba haber incurrido en mala praxis.

Los médicos involucrados en estas causas suelen ser acusados penalmente de lesiones culposas, abandono de persona u homicidio culposo, figuras que prevén penas inferiores a los tres años de prisión y resultan excarcelables. Pero en el fuero civil las demandas indemnizatorias que enfrentan son a menudo significativas. Desde el Colegio de Médicos de la Provincia se habla de cifras que en general promedian los 400 mil pesos pero que no es raro que superen en ocasiones al millón.

LOS MAS EXPUESTOS

Las especialidades médicas más expuestas a las demandas judiciales por mala praxis serían -siempre de acuerdo a los datos del Colegio de Médicos- la obstetricia (30,2 %), la cirugía (27,6 %) y la traumatología (17,7%). El porcentaje restante parece distribuirse en índices más acotados entre las demás ramas de la profesión.

Los centros de salud son demandados en la misma proporción que los profesionales que trabajan en ellos. En este aspecto, el sector estatal lleva la delantera concentrando el 55,9 % de los reclamos judiciales por mala praxis contra el 42,9 del sector privado.

VISIONES ENFRENTADAS

En la actualidad, uno puede iniciar una demanda por mala praxis contra el médico que lo atendió hasta diez años después de producirse el hecho desencadenante. Puede además exigirle una indemnización monetaria sin límite alguno. Y, si no cuenta con recursos económicos para llevarla adelante, puede incluso solicitarle al juez el beneficio de litigar sin gastos.

Estas posibilidades -consideradas justas por los abogados- son sin embargo blanco de severas críticas por parte de las asociaciones que reúnen a médicos y centros de salud. Como se ha dicho, entienden que son el punto de partida de una industria del juicio que hace mella sobre su profesión.

"Los abogados buscan nichos y éste es un nicho fácil", resume Héctor Vazzano -presidente de la Federación de Clínicas bonaerenses (FECLIBA) y de la Asociación Mutual Argentina de Salud y Responsabilidad Profesional- señalando lo habitual que se ha vuelto la presencia de abogados en los pasillos de las clínicas.

"El hecho de que se pueda litigar sin gastos y que los jueces otorguen ese beneficio automáticamente, como sucede hoy, lleva a que todo el mundo, y no sólo las personas sin recursos, se aproveche de eso. Hace falta ponerle límite", reclama Raúl Valente, presidente del Colegio de Médicos de la Provincia, al mencionar uno de los aspectos más cuestionados del procedimiento legal.

Gabriela Blascetta, subdirectora del Instituto de Derecho de la Salud del Colegio de Abogados de La Plata no comparte esa visión. "El beneficio de litigar sin gastos tiene fundamento constitucional y está previsto para garantizar un acceso irrestricto a la Justicia. No se necesita ser indigente para solicitarlo; basta con acreditar que uno no posee una situación cómoda para cubrir los costos y honorarios", destaca.

Pero "incluso suponiendo que el beneficio de litigar sin gastos fuera solicitado por alguien con recursos suficientes para costear la demanda, existen mecanismos para que esto no evolucione: la defensa del demandado puede presentar informes y testigos sobre la situación patrimonial del demandante", explica por su parte Ricardo Gutiérrez, un abogado de nuestra ciudad que se especializa en casos de responsabilidad civil médica.

Con todo, el hecho de que sea otorgado correcta o incorrectamente no es el único punto de discordia que envuelve al beneficio de litigar sin gastos.

"Genera una situación de desigualdad -agrega el doctor Valente desde el Colegio de Médicos- porque mientras que el demandante no paga ni arriesga nada, el médico, aún cuando resulte inocente, debe demostrarlo costeando pericias que pueden llegar a salirle hasta 80 ó 100 mil pesos".

Por otra parte, "litigar sin gastos en una materia que no pone topes económicos alienta todo tipo de demandas temerarias que rayan la delincuencia", destaca por su lado el doctor Vazzano y pone como prueba de lo "insostenible" que serían muchos reclamos al hecho de que "sólo un 6 por ciento (de ellos) alcanza condena efectiva".

"No negamos que exista la mala praxis, ni pretendemos impunidad para quienes incurren en ella, pero los verdaderos casos de mala praxis médicas son excepcionales", opina Vazzano.

Residente en administración de salud, el abogado Ricardo Gutiérrez no lo cree así. Y en lo que respecta a los montos "desmedidos" de alguna demandas por mala praxis asegura que "no dejan de obedecer al derecho de una indemnización integral que establece el Código Civil y que abarca entre otros rubros al daño moral. Poner un tope tarifario equivaldría a cercenar los derechos de las víctimas", dice.

"De todas formas -agrega- el hecho de que no haya un tope tarifario no implica que se pueda reclamar cualquier monto. Ante un reclamo exorbitante, la defensa del demandado puede solicitarle al juez aplique lo que se conoce como 'plus pretensión' y establezca el monto que considera justo para el caso".

OTRO PUNTO CRITICO

Otro de los puntos que despierta opiniones enfrentadas entre médicos y abogados es el plazo de prescripción para las demandas por mala praxis, que es de diez años.

"La mayoría de los recursos por pedidos de resarcimiento se dan alrededor de los dos años de ocurrido el hecho, pero al no prescribir esa posibilidad en diez años, una 'espada de Damocles' pende sobre los médicos en todo ese tiempo, generándoles serios perjuicio en el desempeño su profesión. Urge bajar ese plazo a dos años", reclama el doctor Vazzano.

Con esta misma opinión no son pocos los médicos que exigen equiparar los plazos de prescripción y montos a los que rigen para casos de daños por accidentes laborales.

Desde el Instituto de Derecho de la Salud del Colegio de Abogados, Gabriela Blascetta tiene una opinión distinta. "La naturaleza del deber de resarcir un daño a través de una indemnización por mala praxis es distinta a la de un accidente laboral. La responsabilidad del médico es más incontrovertible, ya que está en juego la vida de una persona; y la menor imprudencia, descuido o negligencia adquiere una dimensión de gravedad singular. En medicina no hay cabida para culpas pequeñas", entienda la abogada.