A instancias de la Fiscalía de Estado bonaerense, algunos municipios ya han prohibido el ingreso de perros a sus playas, y otros aseguran estar adoptando medidas similares.
La presencia de perros en las playas de la Provincia podría convertirse en poco tiempo en una postal del pasado. Un informe de la Universidad Nacional de La Plata que advierte sobre su riesgo sanitario a la par de las crecientes denuncias por mordeduras en las últimas temporadas, parecen haber firmado su carta de expulsión. A instancias de la Fiscalía de Estado bonaerense, algunos municipios ya han prohibido su ingreso y otros aseguran estar adoptando medidas similares.
Sólo en la temporada de 2006, el Partido de la Costa llegó a registrar en sus playas 411 casos de mordeduras que involucraron tanto a animales callejeros como con dueño
La preocupación la disparó un estudio de la cátedra de Parasitología de la facultad de Veterinaria local. En él, los investigadores alertaban sobre la alta incidencia en la arena de una enfermedad difícil de detectar y potencialmente muy peligrosa: la toxocarosis, una parasitosis trasmitida por la materia fecal de los perros.
A este dato se le sumó un aumento en las denuncias por ataques a personas. Sólo en la temporada de 2006, el Partido de la Costa llegó a registrar en sus playas 411 casos de mordeduras que involucraron tanto a animales callejeros como con dueño.
Sobre esta base, el fiscal de Estado bonaerense, Ricardo Szelagowski, decidió que era tiempo de tomar medidas. Fue así que a fines del año último les solicitó a los intendentes de Mar del Plata, Villa Gesell, Pinamar y de la Costa promover ordenanzas que prohibieran el ingreso de perros, ya sea sueltos o con correas, a sus playas.
El pedido estuvo sustentado no sólo en el riesgo sanitario de las deposiciones caninas, sino en la vulnerabilidad jurídica a la que se exponían los municipios frente a eventuales ataques. A modo ilustrativo, el fiscal les adjuntaba la copia de una demanda promovida por los padres de un menor que sufrió el ataque de un Rottweiller en Santa Clara del Mar.
"Es muy posible que esta demanda prospere porque al municipio de Mar Chiquita le será difícil explicar por qué permiten el ingreso de mascotas a las playas que administra. Si eso ocurre, las demandas contra los municipios van a proliferar", advertía el fiscal Szelagowski en cartas dirigidas a los intendentes.
El primero en reaccionar fue el Partido de la Costa. A fines del año pasado, el intendente Juan de Jesús promulgó una ordenanza que prohíbe el ingreso de perros a sus playas, ordena colocar carteles indicadores de la prohibición y reglamenta multas y procesamientos de erradicación.
El fiscal de Estado reconoció días atrás que el resto de los intendentes de municipios costeros, con excepción de Blas Altieri de Pinamar, le habían contestado haciéndole saber que ya habían tomado medidas en ese sentido.
De prosperar esas iniciativas, es probable que este verano los perros encuentren vedado definitivamente su acceso a las playas bonaerenses.
UN PARASITO PELIGROSOLa toxocarosis, la enfermedad que instaló el alerta por la presencia de perros en las playas, es una parasitosis de difícil detección y consecuencias serias cuando no es tratada a tiempo. Trasmitidos por la materia fecal canina, los huevos de este parásito conservan en la arena una viabilidad de contagio al hombre durante años.
En el organismo humano puede producir sintomatología intestinal (diarrea, constipación u obstrucciones) y sistémica (anemias). Lo peligroso es que a diferencia de lo que ocurre en los perros, donde las larvas se alojan sólo en los intestinos, en el hombre suelen abandonar el aparato digestivo, invadir otros órganos y generar formas clínicas más graves.
Las larvas de este parásito pueden producir diversos síndromes en el hígado, los pulmones, la vista y la zona cerebroespinal, donde el riesgo de una enfermedad neurológica puede resultar fatal.
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