Reparos por un libro que hacen leer en quinto grado

El plan de la Primaria N° 16 (28 entre 46 y 47) es estimular la lectura y el pensamiento crítico analizando "modelos y contra modelos", pero a la madre de un alumno no le gustó que, aún en tono de broma, uno de los textos propuestos a los chicos del 5° grado presentara un singular juego consistente en tratarse la tortícolis desenroscando un foco de luz con la boca. Son varias propuestas del mismo tipo y la mujer llevó su queja al colegio, lo que entabló un inusual entredicho con los docentes sobre la conveniencia del material que se le da a los alumnos.

Se trata del capítulo "Juegos Peligrosos" del libro "Puro Huesos", una obra de la reconocida escritora de literatura para niños y adolescentes, Silvia Schujer. La obra no está prescripta en la currícula, pero la autora está en la lista de los escritores recomendados. La lectura que resiste Irene Leshman de Iturria, mamá de uno de los alumnos del 5° "A", está en el listado de autores que se verá en el marco de un programa especial de trabajo.

Apelando al humor y el absurdo, Puro Huesos ofrece una guía de juegos caseros para participantes afectados por alguna enfermedad o dolencia. La señora Leshman de Iturria considera que "no tiene ningún asidero" que los chicos lean un texto que describe un juego consistente en subir a una mesa y con las manos detrás de la nuca poner la boca en la lámpara. Dice la obra, que "gana quien lo desenrosca y pierde el que recibe una descarga eléctrica".

Otro entretenimiento propone aflojar una contractura metiéndose en una bañadera llena de agua caliente. Tras el baño relajante hay que vaciarla con un baldecito. Si vuelve la contractura se puede repetir el procedimiento. "Pierde aquel jugador que, al relajarse en el agua caliente, se queda dormido y se ahoga", dice el libro. También está la caminata gripal, que propone al jugador resfriado conseguir un pañuelo cruzando una habitación luego de estornudar o cuando "siente mucosidad en la nariz". Pierde el que "se vea en la obligación de usar los dedos (o las cortinas) en vez del pañuelo".

"VACIO DE CONTENIDO"

Leshman de Iturria sacó el material de la vista de su hijo: "no va a leer eso", indicó y pasó a argumentar: "está vacío de contenido y fuera de lugar. No me parece que estos juegos deban estar en un libro". Después reclamó al colegio "confirmar los valores que enseño en mi casa. Los libros que les dan deben ser para enriquecer su mente". La mujer, que tiene un especial interés por la literatura (escribe), dijo que ese libro "no me causa ninguna gracia. No hace reir, no enseña, no edifica y lo que no edifica destruye". Después pidió a autores como Leopoldo Lugones, Poldy Bird, José Mármol o Ray Bradbury, entre otros.

El equipo directivo acompañó la elección que realizó la docente de 5° "A" porque, según se explicó, el tono de la narración permite trabajar sobre las conductas peligrosas. La vicedirectora, Vivián Pórrega, señaló que están desarrollando "un proyecto lector, que abarca la diversidad y continuidad áulica e institucional con distintos textos, géneros, temas y autores. En el aula cada docente propone proyectos específicos para formar lectores competentes, críticos y autónomos". En ese marco, se trabaja "con los modelos y contra modelos para analizar las consecuencias que pueden ocasionar los contra modelos", añadió. Según indicó, Puro Huesos ayuda a "analizar los juegos peligrosos de la vida cotidiana y crear un texto instructivo" para evitarlos.

En la página anterior al inicio de Juegos Peligrosos está el final de un relato que refleja una carta escrita por Morticia Adams al Tío Lucas. En la clave humorística que se le asigna al libro le cuenta que "en un sitio llamado Argentina o algo parecido hay espantosos grupos de niños que prefieren leer cuentos en vez de mirar siempre la televisión".

La reacción se comentó en la comunidad. En otra división de 5° grado que también usará el material pidieron leerlo a los padres, pero en la escuela dijeron que no hubo otras quejas. En la dirección contaron que no es común ese tipo de debate. "Esta es una dirección abierta al diálogo, al consenso y las diferencias. Si el padre cree que no es conveniente que no lo lea su hijo puede plantearlo", dijo la docente y añadió que si "fuera injurioso no se daría". En esa línea, sostuvo que "responde a los intereses de un niño de 11 años" y concluyó en que "a veces la interpretación que hace un niño no es la misma de un adulto".