Inflación: otro índice polémico

La inflación de mayo pasado llegó a 0,6 por ciento y acumuló un 4 por ciento en el año, según los datos del INDEC calculados con la nueva metodología de medición, mientras que con la anterior, el costo de vida hubiera aumentado en torno al uno por ciento.

El organismo informó que la nueva medición incluye 440 artículos, con una reducción de un 50 por ciento respecto de los 880 que tenía la anterior medición.

Indicó que esto permite realizar "un seguimiento confiable de las variaciones de precios y se actualizó la estructura de ponderaciones, sin dar a conocer el peso que tiene cada rubro en la nueva metodología.

El INDEC explicó que los bienes del indicador representan ahora el 62 por ciento de la ponderación, lo que implica una suba de 9 puntos respecto del 53 por ciento que tenían en la antigua medición.

En cuanto a los servicios, que son los que más aumentan sus precios, tienen ahora una ponderación menor, pasó de un 47 por ciento en la antigua medición a un 38 por ciento en la actual.

El comunicado del INDEC no incluyó ahora la muestra de precios de los distintos productos que daba a conocer con la anterior metodología ni tampoco la ponderación específica por cada rubro.

El organismo informó que "se rediseñó la muestra de locales incluyendo nuevos informantes y reemplazando otros, lo cual permite representar de una manera más exhaustiva la zona geográfica y los tipos de negocios".

El comunicado oficial tampoco realiza la medición de cuánto subieron los distintos rubros, en forma acumulada, desde diciembre último.

Los precios mayoristas crecieron en mayo 1 por ciento, mientras que el costo de la construcción registró un alza del 2,3 por ciento en el mismo mes, aunque estos dos indicadores mantienen la antigua medición.

Según el informe de mayo, los alimentos y bebidas aumentaron un 0,1 por ciento, la indumentaria un 1,2; viviendas y servicios básicos, 0,7; atención médica y gastos para la salud, 1,1; transporte y comunicaciones, 1,0; esparcimiento, 0,6; educación, 3,7; otros bienes y servicios, 0,4 por ciento, mientras que equipamiento y mantenimiento del hogar fue el único rubro que bajó, con una deflación del 1,6 por ciento.

De acuerdo con el desagregado de los distintos rubros según el INDEC, el precio de la carne bajó en mayo 4,5 por ciento, aún cuando en los mostradores de los comercios minoristas no se percibe esa baja tan pronunciada.

La educación con un aumento del 4,3 por ciento en el valor de las cuotas, es el que impulsó el sector al aumento más alto entre los distintos rubros.

Para el INDEC, el precio de los alimentos y bebidas subió 0,1 en mayo, las aceites y grasas aumentaron 0,6; los productos lácteos 1,4; las frutas 2,9 por ciento y las verduras 0,2 por ciento.

DATOS POLEMICOS Y DESCONFIANZA

Los analistas coinciden en que el cambio de metodología no parece haber aportado transparencia ni mayor confianza al cuestionado Indice de Precios al Consumidor.

El hecho de que la medición difundida ayer no incluya las ponderaciones de cada uno de los rubros que la componen y no figuren tampoco los precios indicativos de los productos -como sucedía antes-, fue apuntado como un déficit para transparentar el índice.

Unicamente se da una ponderación general, en el que los bienes representan ahora el 62 por ciento y los servicios un 38 por ciento de la medición. Y como los alimentos, que tienen ahora una mayor ponderación en el indicador, suben menos que los servicios, esto redunda en un menor indicador de inflación.

El dato polémico que oscurece aún más el indicador, es el de los precios de los productos de la Canasta Básica Alimentaria, que mide el nivel de pobreza: en mayo bajó 1,07 por ciento frente a un alza de los alimentos del 0,1 por ciento.

Frente a ese mismo aumento en los precios de los alimentos, la Canasta Básica Alimentaria, que mide el nivel de indigencia, bajó 1,66 por ciento en mayo. Cabe señalar que ambas canastas reúnen los alimentos básicos que subieron de precios como lo indica el IPC nuevo.

Otro dato polémico es la baja del 4,5 por ciento en los precios de la carne.

El nuevo método supone que si un producto tuvo un aumento importante de precio los consumidores se desplazaron hacia comercios que aumentaron menos, o que reemplazaron ese producto por otro más barato.

Se eliminaron productos considerados de lujo, como los viajes o el servicio doméstico, por considerarlo un sueldo y no un precio, según la visión oficial. En cambio, se mantuvieron la medicina prepaga y la educación privada.

Tampoco se medirán las frutas y verduras fuera de estación para evitar incluir los grandes saltos de precios por temporada.