Un reclamo que no se apaga

Con motivo de conmemorarse un nuevo aniversario del nacimiento de Miguel Bru, sus familiares y amigos se reunieron ayer por la tarde en la puerta de la comisaría novena, donde, hace casi 15 años, le quitaron la vida.

El estudiante de periodismo hubiera cumplido 38 años. Y esa fue la mejor oportunidad de volver a recordarlo.

Hubo muestras de admiración, tristeza y también de dolor. Es que su ausencia ha provocado una herida imposible de cicatrizar, más aún porque nadie sabe qué pasó con su cuerpo.

"¿Por qué a nosotros que éramos flores nos tiraron m...? Cuanta necesidad de verte, de tocarte, de tenerte. Cuanto silencio en casa, cuanto vacío en mi alma. Cuantas ganas de que estés, de hablarte y de que me hables", dijo su hermana Silvina con inocultable tristeza.

En tanto, Alberto Mendoza Padilla, amigo y fundador de la asociación que lleva el nombre de Miguel Bru, mencionó ¿qué estaríamos haciendo hoy, después de 15 años? A veces uno para la pelota y se lo pregunta. Seguramente nos juntaríamos a comer un asado, a improvisar un picadito, compartir algún recital y colgarnos hasta la madrugada hablando de política y fútbol. Pero cuando se pone nuevamente en movimiento la pelota una inmensa nostalgia y angustia ahoga los recuerdos y los sueños. Feliz cumple Miguel. Acá estamos y seguiremos estando con Rosa y los chicos/as buscándote y luchando para que a nadie le pase lo que te pasó a vos. Hasta siempre".

Miguel Bru fue visto por última vez con vida el 17 de agosto de 1993 y, según dejó acreditado el fallo dictado en juicio oral y público en mayo de 2000, fue llevado a la comisaría novena de nuestra ciudad y sometido a torturas que le produjeron la muerte, aunque el cuerpo nunca apareció.

Por este hecho fueron condenados a prisión perpetua por el delito de "tormentos seguidos de muerte" el ex oficial Walter Abrigo y el ex sargento Justo López que se desempeñaban, en esa época, en el servicio de calle de la seccional novena.