Inestable, raro y con ventarrones

"En un invierno raro, ahora es tiempo de lluvia y vientos", tituló ayer este diario para comentar una actualidad azotada por los cambios y la furia. El fenómeno continuó hasta anoche, con ventarrones de 70 Kilómetros y un alerta que cruza por todos los despachos oficiales.

Como el clima -dijimos hace poco- responde a la pronosticadora y al oficialismo de turno, no puede desligarse del humor general. Cuando el Observatorio habla de "invierno raro", está hablando de nubarrones extendidos, de anticiclones recién nacidos, de volcanes desactivados que otra vez empezaron a rugir y de perspectivas inciertas. El clima avisa y hay que saber interpretar la letra chica de esos partes que traen mediciones y advertencias.

Desde que el huracán Cobos se desató sobre el país, ya nada fue igual. En su impetuoso avance arrasó con árboles, empates y obediencias. A la hora del voto, más de uno quedó tiritando. Y en la concertación y en las alfombras del Poder, su discurso final dejó ventanas abiertas por donde se fugan el optimismo y las alianzas.

Para algunos ese día el sol arrancó a las 4,25. Para otros, allí se desató la tempestad. El parte meteorológico dice que "ya no caben dudas de que el invierno de este año se está desarrollando con algunos vaivenes cuanto menos atípicos". Y los pronosticadores del Congreso y las adyacencias pueden dar fe de esas inestabilidades. "Y es que de los extraños calores de la semana pasada, cuando la temperatura llegó a los casi 29 grados en nuestra región, se pasó prácticamente sin intermedios a una crudeza de frío, lluvia y ráfagas ventosas", que continuaron hasta anoche.

Según se detalló, "el fenómeno se debe a la presencia de un centro de baja presión ubicado en Entre Ríos", la provincia que últimamente está manejando casi todos los remezones. Después de la dramática madrugada del jueves, el viento se hizo sentir más que nunca. Ahora, según los meteorólogos, estaríamos ingresando a un microclima más estable: la soja ha salido de su escondite, las carpas se desinflan, Scioli pide que el clima haga también autocrítica y en los despachos oficiales se mira hacia la Cordillera tratando de encontrar el culpable de semejante vendaval.

Pero se avecinan cambios y no sólo en la atmósfera. Hay hojas marchitas, truenos y árboles caídos para hacer leña. En la zona de Olivos, el epicentro de la alta presión, la brisa fría y los reproches aullan entre esas rejas que después de las cacerolas creyeron que tenían todo cocinado.

Los únicos que tienen sol asegurado en este equinoccio tormentoso son los gauchos de la Exposición de la Sociedad Rural. Dicen que esta tierra es tan fértil, se puede sembrar en las rutas y cosechar en el Congreso.