Casi 500 mil chicos en el país no reciben vacunas obligatorias

El dato se conoció en los últimos días y disparó la alarma: en nuestro país hay cerca de medio millón de chicos menores de 6 años que no tienen acceso a las vacunas obligatorias, según un estudio reciente del ministerio de Salud de la Nación. En cercanía siempre con cuestiones ligadas a la marginalidad y la pobreza infantil, el tema obligó a poner la vista sobre la situación en la provincia de Buenos Aires, donde el porcentaje de recién nacidos que no tienen acceso al plan de vacunación obligatoria ronda el 10%.

Si bien los índices bonaerenses no son tan preocupantes como los que se manejan a nivel nacional, para Alejandro Costa, director de Medicina Preventiva del Ministerio de Salud de la Provincia, "todavía no se está en una situación ideal. Es cierto que la situación es mucho más favorable que la media nacional, pero nuestro objetivo es llegar a tener por lo menos el 95% de cobertura en los recién nacidos".

Del total de chicos nacidos en 2007 en suelo bonaerense -cerca de 260 mil-, aproximadamente el 90% tuvo la cobertura integral que impone el calendario obligatorio de vacunación. Estas vacunas son la antihepatitis A, la antihepatitis B, la BCG, la cuádruple, la sabín y la triple viral

En lo que hace a la cantidad de dosis brindadas por vacunas, hay que decir, la cartera sanitaria bonaerense aplicó durante el año pasado 227.441 dosis de antihepatitis A, 274.033 de BCG y 240.024 de triple viral, que ayuda a prevenir el sarampión, la rubeola y las paperas.

Para la antihepatitis B, que tuvo una cobertura total de aproximadamente el 85%, se aplicaron 226.903 en la primera dosis, 213.894 en la segunda y, finalmente, 218.185 en la tercera dosis. Para la vacuna cuádruple, en tanto, destinada a prevenir el tétanos, se dieron 241.126 aplicaciones en la primera dosis, 229.862 en la segunda y 230.300 en la tercera. Y para la sabín, que tuvo una cobertura promedio del 90%, se aplicaron 243.179 en la primera dosis, 234.352 en la segunda y 235.182 en la tercera. El refuerzo que se hace para esa vacuna a los 18 meses, por último, tuvo un total 209.333 aplicaciones, lo cual representa cerca de un 80% de cobertura.

UN DEBATE

El alto índice de chicos menores de 6 años que en el país no recibe las vacunas obligatorias, está claro, responde a casos absolutamente relacionados con la pobreza, la falta de información y de acceso a los servicios básicos de salud. Pero también, se apunta, a cierta corriente que ha ganado fuerza en los últimos años entre algunos padres que, si bien están informados, practican estilos de vida naturistas y se oponen así a que los obliguen a inocular a sus hijos.

El tema de las vacunas invita siempre a varias discusiones. En nuestro país existen distintos puntos de vistas en relación al acceso a las vacunas obligatorias. Para varios infectólogos, por caso, hay vacunas que son importantes -como la de la gripe- pero que, sin embargo, no están incluidas en el calendario obligatorio.

"Los padres con recursos económicos deben darle a sus hijos todas las vacunas que existen en el mercado", sostiene el infectólogo Walter Amado Espósito, para quien las vacunas "sin duda que fueron el avance más importante en la salud pública del siglo pasado".

Si bien algunos especialistas sostienen que respetar el calendario oficial de vacunación no es algo absolutamente aconsejable -sobre todo los del Grupo Vacunas, de la Asociación Médica Homeopática Argentina, que luchan por la libre vacunación y que sostienen que los riesgos de vacunarse sobrepasan a los beneficios-, la mayoría de los profesionales que entienden en el tema tiene una postura coincidente: ninguno discute la seguridad de las vacunas y tampoco la importancia "vital" que significa para una población que al menos el 95% de los chicos esté vacunado. De lo contrario, advierten, se forman focos susceptibles para que haya brotes de enfermedades.

Desde la Fundación para la Investigación en Infectología Infantil, por caso, se apunta que los chicos deben recibir todas las vacunas que están a su disposición. "Los porcentajes bajos de vacunación siempre son un problema -se indica-. La duda que se plantean algunos padres sobre vacunar o no a sus hijos es un privilegio que pueden darse las clases acomodadas".

Para Costa, por su parte, "debe haber un cambio de hábitos y de conceptos. Vivimos en tiempos donde la inmediatez es lo más importante. Y a la hora de hablar de vacunas, hay que entender que, aunque sean a mediano o largo plazo, sus efectos son igual de importantes. No se puede pensar a la salud en términos de beneficios inmediatos".

LAS QUE NO ESTAN

Actualmente existen en nuestro país otras vacunas importantes que, sin embargo, no están incluidas en el calendario obligatorio: antigripal, antimeningocóccica, antipapilomavirus (HPV), antirrotavirus y antivaricela.

"Cualquier vacuna que prevenga enfermedades debe aplicarse", sentencian los infectólogos bonaerenses cuando se los consulta por las dosis que deberían darse. Y dan varios ejemplos: todos los asmáticos severos deberían darse la vacuna de la gripe. También habría que darle la vacuna del rotavirus a todos los chicos que viven en lugares donde no hay agua potable ni cloacas. La vacuna de la varicela es importante, y la segunda dosis de la de hepatitis A -que en la Provincia tiene una cobertura de aproximadamente el 87%-, también.

Desde el Comité de Infectología de la Sociedad Argentina de Pediatría, en tanto, se indica que se están analizando varias vacunas para recomendar al Ministerio que las sume al calendario. Actualmente, las que están en discusión para incorporar son la de la gripe y la neumocóccica para menores de 2. Si bien se reconoce que son caras, se apunta a la vez que son de gran impacto. Y la recomendación siempre es la misma: los padres que tengan la posibilidad de dar a sus hijos todas las vacunas, que lo hagan.

No muy distinto es lo que opinan en el servicio de Infectología del CEMIC, donde sus autoridades sostienen que "cuando una enfermedad ya no es visible se pierde el eje de la discusión y algunas personas comienzan a preocuparse por otras cuestiones, como la seguridad de las vacunas". El ejemplo que se utiliza para ilustrar esto es el de la polio: "nadie que haya visto sus efectos puede cuestionar a las vacunas -se apunta-. Ya hay mucha evidencia científica que demuestra su efectividad en la erradicación de enfermedades, no sólo la polio sino también el tétanos, la difteria o la viruela".