"En las elecciones del año que viene va a ganar la oposición"

Con 86 años recién cumplidos, Antonio Cafiero es uno de los máximos referentes vivos de la política argentina. Fue gobernador de la provincia de Buenos Aires, ministro de Juan Domingo Perón y de Isabel Martínez de Perón, embajador ante la Santa Sede -adonde acaba de ser designado uno de sus hijos- senador nacional y diputado nacional. Y aunque podría estar "disfrutando de la vida", como él mismo define, está "más activo que nunca". Y eso lo gratifica. El histórico dirigente peronista recibió a EL DIA en la casona de San Isidro en la que crió a gran parte de su familia (10 hijos, 40 nietos y 7 bisnietos) para hablar de su vida y de la actualidad del país.

¿Cuál fue el cargo, de todos los que ocupó, que más gratificaciones le dejó?

El más gratificante fue mi designación como ministro de Comercio de Perón siendo muy joven, con sólo 28 años. Me acuerdo siempre que Perón cuando me vio me dijo: "Qué joven que es usted". Le respondí que era un defecto que iba a perder con el tiempo. Y Perón insistió: "¿Cuántos años tiene?". Ahí pensé que estaba sonado, que dejaba de ser ministro antes de asumir. Pero el general me miró, se sonrió y me dijo: "Vaya, jure como ministro y no le muestre a nadie la Libreta de Enrolamiento".

¿Y cuál fue el cargo que le dejó el sabor más amargo?

Cuando tuve que renunciar en abril del '55 al ministerio de Comercio, porque no estaba de acuerdo con la política de Perón respecto a la Iglesia. Tuve largas charlas con él, diciéndole que la Argentina es católica, que no había que pelearse con la Iglesia, que se peleara en todo caso con algunos obispos que nos estaban haciendo la contra. Tuvimos una discusión y ese fue el día más amargo para mi, porque por un lado sentía que estaba defraudando al peronismo y a Perón, y por el otro lado sentía que si no hacía eso estaba defraudando mis convicciones más íntimas.

¿Se podría trazar algún paralelismo entre el enfrentamiento de Perón con la Iglesia con lo que ocurrió recientemente con el campo?

No, aunque es cierto que hubo algunas coincidencias. Por ejemplo, el conflicto de la Iglesia hizo que toda la oposición se hiciera católica, haciendo causa común, porque habían encontrado algo fuerte con que oponerse a Perón. Y la causa del campo también se pretendió utilizar como una actitud contra el gobierno nacional, aunque sin la dimensión de lo que pasó con Perón.

¿El 11 de diciembre de 2011 imagina asumiendo la Presidencia a un oficialista o a un opositor?

Creo que el año que viene, en las elecciones legislativas, va a ganar la oposición, pero para el 2011 no estoy tan seguro de cómo va a ser el cuadro político. Todo depende del rol que le asignen al peronismo. Si el peronismo es furgón de cola de una alianza en la que no tenga mayor poder decisorio creo que el país va a sufrir mucho y esto va a dar lugar a escenarios de ingobernabilidad.

Pero eso es como decir que si no gobierna el peronismo, no gobierna nadie.

La experiencia histórica dice que se puede gobernar sin el peronismo, se puede gobernar con el peronismo, pero no se puede gobernar contra el peronismo. El peronismo, por su peso electoral, sus orígenes, sus ideas, tiene capacidad para movilizarse en busca del lugar que entiende que le corresponde, como no tiene ninguna otra fuerza.

¿Qué dirigentes ve como presidenciables dentro del oficialismo?

Hay algunos que ven la posibilidad de la reelección de Cristina. Y hay hombres como Scioli y Felipe Solá.

¿Y Néstor Kirchner?

Por ahora no lo veo a Néstor.

¿Por qué a Cristina la ve como presidenciable para 2011 y a Néstor Kirchner no?

Ante el imaginario popular, Néstor está más desgastado que Cristina.

Pero las encuestas dicen lo contrario.

No, ahora está mejor ella.

¿Y en comparación con los otros potenciales candidatos del oficialismo, la ve mejor o peor posicionada a la Presidenta?

Depende de cómo le vaya en estos dos años que faltan de gobierno.

¿No cree entonces que el estilo personalista kirchnerista esté agotado?

Ese modelo de gestión sí está agotado, pero Cristina dio señales de que quería revisar ese modelo. Tendrá que hacer más esfuerzos, pero ella evidentemente ha tratado de despegarse del modelo cerrado del kirchnerismo, aunque no lo ha hecho con toda la fuerza. Por ejemplo, creo que debió haber cambiado su gabinete, demostrando que se inicia una etapa más abierta, más dialoguista. Pero la veo todavía con chances, aunque no máximas.

¿Y qué dirigentes de la oposición cree que tienen chances de dar la pelea presidencial?

La oposición es un cuadro heterogéneo, confuso. Es increíble que no surja un líder que aglutine a todos. Cuando nosotros tengamos un candidato, todos vamos a ir detrás de ese candidato, pero en la oposición eso no lo veo posible.

¿Qué sintió con la designación de su hijo Juan Pablo como embajador ante la Santa Sede?

Es un gran orgullo para nuestra familia. Es un caso único en la historia, porque yo fui embajador en el Vaticano. Dos días duré, porque llegué el 22 de marzo de 1976 y me tuve que ir del palacio en el que estaba la embajada a un calabozo en un barco.