8 de Octubre de 2008 | 00:00
Existen dos visiones dominantes de la amenaza que plantea el calentamiento global. La primera resalta el hecho de que si la temperatura media del planeta subiera apenas dos grados -como pronostican científicos de todo el mundo- desaparecerían miles de animales y plantas y quedaríamos además expuestos a desastres climáticos constantes. La otra visión -sostenida por un puñado de economistas- pone en cambio énfasis en las enormes pérdidas que implica no tomar medidas para mitigar esas posibles catástrofes; medidas que hoy costarían el 1% del Producto Bruto Interno mundial, pero que en algunos años podrían llegar hasta el 20 % de él.
Esta última forma de enfocar el problema es la que intenta instalar en nuestro medio el Organismo Provincial para el Desarrollo Sostenible. En un seminario internacional que realizó anteayer junto a la Embajada Británica, expertos de ambos países pusieron cifras al riesgo que significa para nuestra región no empezar la transición hacia una economía baja en emisiones de dióxido de carbono.
El seminario no se limitó, sin embargo, a alertar sólo sobre los riesgos económicos. "El calentamiento global va generar grandes problemas, pero también buenas oportunidades de negocios", sostuvo el embajador británico, John Hughes, al abrir el encuentro en la Casa de la Provincia de Buenos Aires.
"El sector empresarial del Reino Unido reconoce ya que el fenómeno puede ser impulsor de avances económicos. En los próximos años habrá una gran demanda de tecnologías para reducir las emisiones de gases y generar energía limpia, como la solar y la eólica. También el conocimiento será clave: ya advertimos un auge en los servicios de consultoría ambiental", dijo Hughes.
La presencia de representantes británicos en el encuentro no fue casual. Gran Bretaña viene promoviendo desde hace años acciones que le han dado cierto rol de liderazgo en la lucha contra el cambio climático. Entre ellas, el haber impulsado el plan europeo de financiación de emisiones, el cual prevé que las empresas paguen un precio por cada tonelada de dióxido de carbono que producen.
UNA TRANSICION INELUDIBLE
Junto con el cambio climático, la progresiva demanda de combustibles fósiles y la creciente volatibilidad de los mercados energéticos internacionales han hecho que tener energía suficiente y poder costearla sea ya una preocupación para empresas de todos los rubros.
"Hoy las empresas (europeas) reconocen que sin una política de eficiencia energética y de reducción de emisiones de dióxido de carbono se arriesgan a perder competitividad en el mercado", explicó David Vincent, director de proyectos del Carbon Trust, el mayor fondo mundial destinado a apoyar a gobiernos y empresas en la transición hacia una economía baja en emisiones de dióxido de carbono.
"Las empresas desarrolladoras de energías limpias y las que usen la energía en forma más eficiente serán sólo algunas de las futuras ganadoras" en el mercado internacional, auguró Vincent durante el encuentro del lunes.
"El cambio climático es un problema real que ya está en marcha y del que no vamos a quedar completamente a salvo ni aún reduciendo hoy las emisiones de gases a cero. Frente a eso podemos hacer dos cosas: o adaptarnos a las consecuencias o mitigarlas. Depende de nosotros", resaltó Mónica Casanovas, directora provincial de Economía Ambiental.
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