Otro hecho delictivo contra el ingeniero Santos

Por MAXIMILIANO MONTENEGRO

El junio de 1990, el ingeniero Horacio Santos ingresó en la historia de los casos policiales argentinos cuando hizo justicia por mano propia, matando a balazos a dos jóvenes que le habían robado el pasacasete de su automóvil, en un episodio ocurrido en el barrio de Villa Devoto. Días pasados, un fallo condenatorio contra dos muchachos reveló que el hombre volvió a ser víctima de un episodio delictivo, en enero último, cuando los malvivientes ingresaron a su vivienda con intenciones de robar, amordazaron a sus hijos y posteriormente resultaron capturados, mientras el denominado "justiciero" dormía.

En diálogo con este diario, el abogado David Hanwee, defensor de los jóvenes, confirmó la sentencia y expresó que "el final de la historia pudo haber sido distinta si el ingeniero Santos se despertaba mientras ocurría el hecho".

El fallo se conoció la semana pasada, y recayó sobre dos muchachos de 18 y 21 años, quienes recibieron una condena de 7 años y medio de prisión efectiva. "Es demasiado por un robo que nunca llegó a concretarse, ya que ambos se entregaron sin resistencia cuando llegó la policía, y cuando aún estaban en la vivienda de Santos. Correspondía un castigo de entre 3 y 5 años, pero los liquidaron porque en el juicio estaba sobrevolando la sombra del ingeniero".

Entraron con tarjeta

De acuerdo a lo relatado durante el debate, desarrollado en el Tribunal Oral en lo Criminal Nº7 de la Ciudad de Buenos Aires, el hecho delictivo ocurrió el 24 de enero pasado, en el domicilio particular de Villa Devoto que Santos comparte con su familia, compuesta por su esposa y tres hijos.

"La casa tiene dos plantas, es un chalet. En la planta inferior tiene su dormitorio Santos, y en el segundo piso están las habitaciones de los dos hijos varones, uno de los cuales estaba junto a su novia, y la pieza de una hija, que en ese momento se encontraba con una amiga", contó Hanwee.

En concreto, durante el juicio se comprobó que los dos jóvenes lograron ingresar de madrugada a la casa utilizando una tarjeta plástica, y se dirigieron hacia la planta superior. Allí, sorprendieron a los hijos de Santos, quienes se encontraban con los otros dos jóvenes mencionados.

Llamado al 911

En torno al hecho, en el debate también se comprobó que los hijos varones de Santos fueron reducidos inmediatamente por los delincuentes, al igual que la novia de uno de ellos. El problema para los malvivientes comenzó cuando la hija del ingeniero y su amiga escucharon los movimientos en las habitaciones del piso.

Según pudo averiguarse, una de las chicas se encerró en un placard con su teléfono celular y llamó al servicio de emergencias 911, donde relató que estaban siendo víctimas de un robo. Aparentemente, la muchacha reveló que se trataba de la vivienda del ingeniero Santos, por lo que un móvil policial arribó al lugar en pocos minutos.

"Los policías entraron y capturaron a los jóvenes, quienes no opusieron resistencia en ningún momento. Durante el debate, quedaron dudas sobre las armas, porque la policía afirma que aportó a la causa dos cuchillos, pero los testimonios hablan de uno solo. Además, es evidente que el robo no fue consumado, porque no llegaron a llevarse ninguna pertenencia", dijo Hanwee.

Un final diferente

El abogado agregó que "la novia de un hijo de Santos testificó que no hubo violencia física, pero el resto dijo que sí, es evidente que habían sido preparados", y argumentó que "los chicos pidieron disculpas a la familia, pero no alcanzó, ni siquiera el detalle de que no tenían antecedentes".

Sobre la participación de Santos en este episodio, el abogado expresó que "afortunadamente para mis clientes, el dueño de la propiedad recién se despertó cuando ingresaron los efectivos policiales, porque creo que otro hubiera sido el final".

Finalmente, sobre las condenas, Hanwee sostuvo que "se trata de un castigo excesivo para chicos que son primarios, que incluso taparon con una sábana a la hija del ingeniero, que estaba en ropa interior al momento del robo, porque la intención no era hacer daño gratuitamente".