50% de crímenes queda impune

Las comparaciones pueden resultar odiosas, pero lo concreto es que la justicia argentina viene perdiendo por goleada la batalla contra la impunidad, y la gravísima falta de verdad y castigo se refleja sobre todo en los casos de homicidios, seguramente el delito más repudiado por la sociedad, donde la tasa de crímenes no resueltos apenas llega al 50% del total. Traducido de modo contundente: cada doce meses, más de 1.000 asesinatos cometidos en el país terminan sin culpables. Fronteras afuera todo es distinto, porque en Japón el índice de resolución de casos llega al 96%, en Francia al 73% y en Estados Unidos es del 64%.

A diferencia de los países citados, en Argentina no existe una estadística que indique el grado de resolución de homicidios, sin embargo el 50% de impunidad para las causas proviene de comparar los 2.052 expedientes abiertos en 2006 caratulados como homicidios dolosos (con intención de matar), según los datos aportados por la Dirección de Política Criminal; y aquellas condenas que se registraron durante 2007 sobre el mismo rubro, en base a un trabajo del Registro Nacional de Reincidencia, donde consta que las sentencias por homicidios fueron 1.026. Exactamente la mitad.

Ambos organismos dependen del Ministerio de Justicia de la Nación, que está culminando el trabajo estadístico sobre delitos cometidos en 2007. Cabe destacar que los homicidios dolosos alcanzaron su pico en 2002, cuando se reportaron 3.453 crímenes. Luego, la tendencia continuó en baja, con 2.876 en 2003, 2.259 en 2004, 2.115 en 2005 y los ya citados 2.052 en 2006. Los expertos prevén para los últimos dos años cifras similares -tal vez mayores- en relación a 2006, pero los resultados aún no fueron publicados.

La situación no es nueva, por supuesto, y lo prueba la movilización desde hace años de decenas de organizaciones no gubernamentales diseminadas a lo largo y ancho del país, que tienen como objetivo básico presionar y decir presente para que las causas no se archiven y terminen por prescribir, tal la denominación de aquellos expedientes que se cierran sin llegar a juicio oral. Uno de estos destacados casos lo protagoniza Rosa García, titular de la Asociación Víctimas de la Impunidad Sin Esclarecer (AVISE), que cuenta con una enorme cantidad -más de 200- de casos con familias en búsqueda desesperada de justicia, verdad y castigo para los responsables.

“Yo misma, como cabeza del grupo, soy una madre que no tiene justicia. Mi hijo Maximiliano González fue asesinado a golpes en enero de 1999 en unos talleres ferroviarios de Santos Lugares. Tenía 20 años y para la justicia nunca hubo sospechosos, nadie estuvo imputado, y hasta tuvimos que hacernos cargo nosotros de difundir la búsqueda de testigos. Así, trajinando las fiscalías, aprendiendo a exigir pericias y compromiso, es como nació nuestra asociación”, dijo García.

En la página de internet del organismo, se pueden observar decenas y decenas de fotos de víctimas, con información sobre cada episodio, y cada una de las imágenes está relacionada con una causa impune, y hasta cerradas porque no hallaron culpables. “La situación de inseguridad y violencia que estamos padeciendo se agrava frente a la impunidad con que viven los culpables de cualquier acto criminal. Por ese motivo, y como en tantas otras oportunidades, un familiar dolido en su ser más hondo, debe recurrir a la solidaridad del ciudadano común para reclamar justicia y verdad”, expresó García, agregando que “todos somos uno, sin claudicar ni descansar al momento de pedir por algo que es nuestro, nos pertenece, a nosotros y a la memoria de nuestros seres queridos asesinados”.

Sombrío y negativo

Un panorama similar, sombrío y siempre negativo para las familias que luchan por justicia, presenta Linda Vázquez, otra mamá que perdió a su hijo Mariano en manos de una patota en 1995 y que aún aguarda que los culpables reciban el merecido castigo. La mujer actualmente trabaja a tiempo completo para el Programa Anti-Impunidad, dependiente del Ministerio de Justicia, donde con otras madres reciben y asisten a familias que pasan por idéntica situación. “Las acompañamos a los juicios, a las fiscalías o juzgados. Las guiamos para que busquen ayuda de profesionales, para que no caigan en pozos depresivos”, contó la mujer.

“No tenemos descanso, es terrible. Todos los días llegan casos a la oficina, y en muchos momentos hasta lloramos junto a las madres, porque el dolor es el mismo. Se trata de situaciones que ya conocemos, ese sentimiento desgarrador de impunidad, que te colma de impotencia y, a veces, de rabia. Entiendo que el problema de la impunidad no tiene una única razón, pero la realidad es que hay miles de familias que necesitan justicia con urgencia”, dijo Vázquez.

Para la mujer, “sería un sueño dejar de ver a tantas madres con las fotos de sus hijos y la leyenda Caso Impune, pero sabemos que el drama se alimenta de forma cotidiana, con causas que no se investigan, no avanzan, ante la desidia de los organismos judiciales. Es momento de dar un debate serio sobre el tema, y hacer funcionar como corresponde al Poder Judicial, porque ya no se puede tolerar que sigan existiendo pericias mal hechas o investigaciones encaradas por los propios familiares por falta de respuestas oficiales, entre otras irregularidades”.