La Plata tendrá un Museo del Ladrillo

Las chimeneas se mantienen erguidas como custodias de la vieja fábrica que albergó a checos, polacos y alemanes a principio del siglo XX. Francisco Ctibor le dio el empuje necesario para abastecer la demanda de una ciudad que empezaba a crecer. El tenía conocimientos de ingeniería y experiencia junto al equipo de Gustave Eiffel en la construcción de la Torre Eiffel, el Canal de Panamá y los puentes que hoy unen toda Europa. Al ganar la licitación internacional para construir los desagües de La Plata hacia el río, se instaló en 1905, en una precaria empresa que con los años abastecería a todo el país.

Los memoriosos recuerdan que la planta ocupaba una lomada sobre la otrora Avenida Centenario, desde donde se divisaba la estación ferroviaria de Ringuelet, enlazada con una vía de trocha angosta por donde circulaban las vagonetas que transportaban los ladrillos hacia la ciudad que se levantaba a cinco kilómetros.

Cuando la producción de ladrillos se optimizó -10 millones de piezas-, los operarios llegaron a conformar un plantel de 250 personas, donde se sumaron italianos y españoles, corridos por la Primera Guerra Mundial. La empresa ya cubría 52 hectáreas; se habían armados grandes secaderos, el horno -en Camino Centenario entre 512 y 513-, la casa para los obreros, el almacén y la comisaría que funcionó en la esquina de 513.

En una de esas construcciones levantadas sobre la calle 514, entre el Camino Centenario y el Camino Belgrano, funcionará a principio de 2009, el Museo del Ladrillo, precisamente en la oficina de personal, la que aún conserva el fichero con el reloj para control de presentismo de los obreros. La restauración de pisos y techos de pinotea, aberturas, limpieza de revoques murales hasta dejar los ladrillos originales desnudos, serán el marco propicio para que cinco salas _equipadas con la última tecnología informática_ permitan al visitante contemplar la evolución en la producción de ladrillos. La construcción, de principio de siglo, está implantada en un parque de dos hectáreas, donde conviven palmeras y pinos antiguos, junto a densos caminos de agapanthus y rosales.

Los integrantes de la Fundación Espacio Ctibor (Ing. Jorge Ctibor, Marieta Ctibor, Susana Otegui, Eugenia Ctibor, Victoria Ctibor, Carolina Ctibor y Andrea Pouchou) recuerdan que de esos hornos salieron los ladrillos para construir la Catedral de La Plata -en la remodelación de las torres se encontraron piezas con las iniciales FC-, el Molino Campodónico, los Estadios de la Ciudad, los docks de Puerto Madero, las bóvedas de los primeros subterráneos de Buenos Aires y el faro de Puerto Deseado en Santa Cruz.

PATRIMONIO EXPOSITIVO

El objetivo es mostrar el proceso de evolución en la producción de ladrillos a través del tiempo, tanto en las múltiples fábricas existentes en Argentina como a nivel mundial, siempre destacando la nobleza del material que se utiliza desde hace ya seis mil años. El Ing. Jorge Ctibor -quien desde 1978 representa a la tercera generación de directivos- destaca: "Las obras de restauración y reciclaje de las oficinas y su refuncionalización como museo se iniciaron en 2006, y contaron con el asesoramiento del Arq. Guillermo García. El recorrido hará foco especialmente en el período que abarca desde mediados del siglo XIX -cuando comienza la industrialización en Europa- hasta la actualidad, exhibiendo la tecnología que se utiliza a nivel mundial, tarea que encararon la Arq. María Cristina Avinceta, especialista en patrimonio y la museóloga, Verónica Wolcof.

"Se expondrán muestras de herramientas, maquinarias antiguas, fotografías, planos y objetos y mobiliario pertenecientes a los fundadores de la empresa. Además, habrá una sala para realizar charlas y conferencias dirigidas a los profesionales del sector de la construcción, en las que se comentarán las virtudes del uso del ladrillo. Asumimos el compromiso de mantener vigentes los más de cien años que hemos dedicado a la fabricación de ladrillos compartiendo este espacio con la sociedad platense y el turismo".

EVOLUCIÓN

En 1998, frente a la necesidad de ampliación y actualización de las tecnologías de producción, la empresa se trasladó al Parque Industrial de La Plata, sobre el Km. 55 de la Ruta 2. Sobre un predio de 5,5 hectáreas y con una superficie cubierta de 10 mil m2 se levantó una planta industrial dedicada exclusivamente a la producción de ladrillo hueco, ya que la firma había dejado de producir macizos desde los años sesenta, acompañando las tendencias de la construcción en Argentina. Allí, se implementó tecnología francesa de última generación para una mayor productividad y flexibilidad, optimizando calidad y tiempos de entrega dentro de un proceso de producción continua.

Donación de ladrillos

La Fundación Espacio Ctibor invita a la comunidad de arquitectos, ingenieros y empresarios argentinos a acrecentar el patrimonio expositivo del Museo mediante la donación de ladrillos macizos y/o huecos de valor patrimonial y que hayan pertenecido a edificios significativos de todo el país. Se trata de un proyecto participativo con la sociedad por lo que el nombre de cada donante y de la firma a la que pertenezca el ladrillo serán indicados en la exposición.