En la agenda con México, el narcotráfico gana espacio

Los cuerpos de Leopoldo Bina, Sebastián Forza y Damián Ferrón no sólo señalizaron la denominada ruta de la efedrina, sino que abrieron otro eje en la relación cada vez más estrecha entre los Gobiernos de la Argentina y México.

La cooperación contra el narcotráfico será el sustrato de uno de los convenios que firmarán los presidentes Felipe Calderón y Cristina Kirchner cuando relancen por estas horas en Buenos Aires el vínculo bilateral que tiene carácter de estratégico.

Los trazos finales del acuerdo eran negociados hasta último momento en las cancillerías, pero el marco será un plan de asistencia jurídica en materia penal vigente, que incluirá políticas comunes contra el tráfico de drogas y trata de personas.

El hecho de que en la comitiva de Calderón se encuentre el Procurador General de la República, Eduardo Medina Mora Icaza, una especie de superministro de Justicia y jefe de la Fuerza Federal, es indicativo de la importancia que se le asigna al tema.

En principio el intercambio de información y la colaboración en materia penal y judicial, así como la ida y venida de agentes de seguridad de ambos países forma parte del boceto conjunto.

Partes de esa cooperación ya se puso en marcha. Expertos de la subprocuraduría de Investigación Especializada en Delincuencia Organizada (SIEDO) de México se sumaron la semana pasada a la investigación local por el tráfico de efedrina.

La SIEDO envió a un equipo de técnicos para analizar con equipo de alta tecnología una casa que fue allanada la semana pasada y en donde se presume estuvieron secuestrados los empresarios farmacéuticos Bina, Ferrón y Forza. "El crimen organizado opera internacionalmente y la única manera de combatirlo es con la cooperación mundial", ratificó un vocero de la embajada mexicana.

La violencia del narcotráfico ha dejado más de 3.800 muertos en el transcurso de 2008 en México, según la prensa, pese al despliegue por parte del gobierno federal de 36.000 militares en las zonas más castigadas por las bandas. En la Argentina la seguridad es un problema, pero por ahora no asociado a los narcos.

LA ARGENTINA EN EL MAPA

De la ruta de la efedrina, que une Buenos Aires con Ciudad de México, comenzó a hablarse en julio pasado, con el descubrimiento en una residencia de Ingeniero Maschwitz de un laboratorio clandestino de producción de drogas de diseño.

Allí fueron detenidos nueve mexicanos, que identificaron como su "patrón" a Jesús Martínez Espinosa, extraditado de Paraguay a Argentina, acusado de ser el líder del cartel de Sinaloa aquí.

En agosto, aparecieron los cuerpos de Forza, Bina y Ferrón en una zanja, atados y ejecutados a tiros, en un crimen con el sello del narcotráfico. Los tres habían hecho acuerdos con la banda de mexicanos para proveerlos de la efedrina. La semana pasada, la Justicia allanó una residencia en donde se presume estuvieron secuestrados los empresarios y de ese operativo participaron los agentes mexicanos.

Según detalló el semanario colombiano Cambio, la Argentina modificó su influencia en el mapa del narcotráfico. Pasó de ser un país de tránsito de marihuana y cocaína a ser un productor de drogas de diseño, que ya superaron en consumo a las primeras.

El movimiento internacional se explica porque en México, según publicaron distintos medios citando a especialistas, el kilo de efedrina cuesta 10.000 dólares y en la Argentina puede comprarse esa cantidad por 100 dólares.

"Con el cambio de protagonismos a nivel mundial, mexicanos tomaron fuerza en el control del negocio, y a la cocaína se sumaron las drogas de diseño como el éxtasis y la metanfetamina", describió Cambio y agregó que en el país existe una "apertura para la compra y venta de efedrina, precursor químico utilizado en su fabricación".

La secuencia es seguida atentamente por el Gobierno estadounidense a través de la DEA.

VISITA Y ACUERDOS

Si bien ambos gobiernos no evitan el tema, les parece exagerado el tratamiento mediático: "No queremos narcotizar la relación. Es una pésima coincidencia que hayan aparecido ocho mexicanos detenidos en los últimos meses", resumió un funcionario argentino que trabajó en la confección de la agenda.

Si hay un mérito en la política exterior de Cristina Kirchner es haber relanzado la relación con México, deshilachada previamente por los cruces de los entonces presidentes Néstor Kirchner y Vicente Fox.

El Gobierno de Calderón no tenía precisamente la horma para el calce argentino: es una administración conservadora, que llegó al poder en unas elecciones cuestionadas en las que venció a un exponente de la izquierda como Andrés López Obrador.

Sin embargo, Cristina y Calderón se entendieron de entrada y aun sin ser presidenta, la entonces candidata cinceló el año pasado un acuerdo de cooperación estratégica multifacético.

Además de visitar las obras de restauración del mural "Ejercicio Plástico" de David Sequeiros, los presidentes tendrán una agenda variada que pulieron Gerónimo Gutiérrez Fernández, subsecretario para América latina y el Caribe de México y el subsecretario de Política Latinoamericana de la cancillería argentina, Agustín Colombo Sierra.

Contempla entendimientos en materia científico-técnica y otro vinculado al Acceso a la Información, pero el punto central será el aspecto comercial. Junto a Calderón también llegarán 40 empresarios para participar del "Seminario de Oportunidades de comercio e inversiones entre la Argentina y México".

El comercio entre ambos países pasó de 800 a 3.000 millones de dólares anuales en seis años, con saldo favorable para la Argentina, que entre otras cosas vende productos de mayor valor agregado como máquinas y tractores.

Además, el total de la inversión mexicana en la Argentina aumentó de 600 millones de dólares en 2002, a dos mil millones de dólares en 2007.