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Narcotráfico: ¿una guerra perdida?

Desde hace más de cien años hay medidas coordinadas para enfrentar el narcotráfico. Pero los resultados son muy escasos

Narcotráfico: ¿una guerra perdida?

La cuestionada hoja de coca

15 de Marzo de 2009 | 00:00
Hace cien años, en 1909, en mundo conmovido por las guerras del opio (que enfrentaron a China con Gran Bretaña entre 1839 y 1842 y luego con Gran Bretaña y Francia entre 1856 y 1860) avanzó en el proyecto de declarar ilegal el consumo de drogas, debido a que su consumo se había extendido tanto que se debió importarlo poco menos que oficialmente.

Lo cierto es que en febrero de 1909 se creó en China la Comisión Internacional del Opio, primer organismo transnacional encargado de luchar contra el contrabando de narcóticos. En aquella fecha se estimaba en más de 870 mil los consumidores de drogas. Un siglo después el número de consumidores en el mundo alcanzó a 240 millones de personas.

También el monto del tráfico de drogas creció exponencialmente y se estima que el valor anual del comercio ilegal de cocaína alcanza a los 40.000 millones de dólares, en tanto que el de heroína es aún mayor: 57.000 millones.

La Organización de Naciones Unidas, ONU, calcula que un 4,8% de la población mundial consume algún tipo de estupefaciente.

Por su parte, la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes (JIFE), el organismo de la ONU que vela por el cumplimiento de los tratados contra las drogas ilícitas presentó su informe anual el jueves, donde se llama la atención sobre el aumento de cultivos de coca en Bolivia, Colombia y Perú, pero también sobre el papel que Venezuela está jugando como puerto de embarque de las drogas producidas en los países andinos.

El informe sostiene que Colombia sigue siendo el primer productor mundial de cocaína, aunque redujo levemente su capacidad: de 610 toneladas en 2007, a 600 en 2008. La JIFE también critica que el gobierno de Bolivia haya firmado un acuerdo con los cocaleros de la región de Yunga, que les permite “cultivar arbusto de coca en mayores extensiones que las permitidas en la región del Chapare”, pese a la presencia de Evo Morales durante el tratamiento de la cuestión.

Responsables de la JIFE insisten en que el gobierno de Bolivia tiene que cumplir lo que dicen tres tratados firmados desde 1961, porque esa coca termina convertida en pasta básica que ingresa a Brasil y Argentina, donde ya existen “laboratorios” para la producción de clorhidrato de cocaína”.

Clic para ampliarEl informe de la JIFE, además, subraya el rol que están jugando México y varios países africanos como lugares de tránsito de las drogas que salen de Sudamérica hacia Estados Unidos y Europa.

“La violencia cada vez mayor entre los carteles de la droga y entre los narcotraficantes y la policía es un grave problema en América del Norte. El gobierno de México se enfrenta a la violenta oposición de los carteles en su esfuerzos por combatir la delincuencia organizada y el narcotráfico”, indica la JIFE.

Directivos del organismo de la ONU compara lo que está sucediendo en algunas regiones de México con lo que ocurrió en Colombia en las décadas de los ‘80 y ‘90 con los carteles de las drogas. Ala JIFE también le preocupa que en otras zonas del mundo, como Afganistán, no obstante la reducción de las áreas cultivadas con amapola, que es la materia prima de la heroína, estén siendo sustituidas por otros cultivos ilícitos como la marihuana.

En Afganistán se combinan fenómenos como la corrupción, el terrorismo y el narcotráfico, lo cual dificulta la solución del problema. Y señala que el consumo de heroína está resurgiendo en algunas áreas de Europa Occidental.

Pero, sobre todo, al organismo que fiscaliza las drogas le preocupan nuevas amenazas, como el abuso con medicamentos que requieren fórmula médica.

Un caso ilustrativo es el de Estados Unidos. En ese país, según la JIFE, “el número de personas que abusan de medicamentos de venta con receta, superado solamente por el del consumo de cannabis, es mayor ahora que el número total de personas que abusan de cocaína, heroína, alucinógenos, éxtasis y sustancias inhalantes”.

Por eso, cien años después del primer tratado contra el opio, la guerra contra las drogas sigue vigente y, por ahora, no parecería estar cerca de su fin. Para los expertos de la ONU, la fórmula del éxito radica en equilibrar la reducción de la oferta de drogas con la disminución de la demanda.

Claro que ambos objetivos son difíciles de lograr, especialmente cuando hay en juego tantos intereses y visiones del problema.
UTOPIA

Lo cierto es que hoy nadie duda que la gravedad del problema reclama un consenso internacional. A simple modo de ilustración, hace diez años, el objetivo de Naciones Unidas con las drogas era liberar al mundo de ellas. Hoy se contenta con hablar de una estabilización del mercado en medio de un sentimiento de ambivalencia, y en muchos casos frustración, sobre la efectividad de las políticas internacionales para combatir ese flagelo.

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