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Para alentar al equipo

Las cábalas de jugadores, técnicos e hinchas despliegan un mundo de curiosidades en torno al momento compartido: el partido de fútbol

Para alentar al equipo

Para alentar al equipo

15 de Marzo de 2009 | 00:00
Uno de los aspectos más curiosos del mundo del fútbol para aquellos que lo miran desde afuera, es la gran cantidad de cábalas y ritos esotéricos de entrenadores, jugadores e hinchas, que suelen resultar extravagantes para quienes no comparten la pasión, pero muy útiles para los futboleros, que las consideran una ayuda "extra" a la hora de ganar un partido. Miles de locuras, no importa qué, están dispuestos a hacer los fanáticos con tal darle un empujoncito a su equipo.

Tan importantes son para algunos estos rituales de la buena suerte, que muchas veces valen tanto como las cuestiones de estrategias o tácticas para afrontar el juego. Todos los mitos son "cosa seria" y a nadie le importa enfrentarse a la miradas de los otros y parecer "loco" o realizar actos absurdos, en beneficio de la causa. Algunos futbolistas ingresan a la cancha con el pie derecho, o con el izquierdo, o se persignan antes de tocar el césped, o escupen en la línea blanca dibujada en el borde del área. Cada cual tiene su recurso; los hinchas también los tienen: miran los partidos sentados en un mismo sofá o desde una misma tribuna o con la misma ropa, que la vez anterior.

Carlos Salvador Bilardo es el más famoso en el tema de las cábalas: cuando dirigía a la selección nacional, solía entrar a la cancha con una estatua de la virgen, pero además prohibía a sus dirigidos comer carne de pollo en las concentraciones. Durante un tiempo, el DT hizo que antes de los partidos, los jugadores viajaran en taxis hasta la cancha, luego de atribuir la victoria en el debut de un torneo, a que se rompiera el colectivo que trasladaba al plantel.

Muchas veces el técnico de la selección dio qué hablar respecto del pensamiento mágico. En el Torneo Apertura 2003, cuando era técnico de Estudiantes, una mujer brasileña se acercó hasta el Country a desearle suerte. Como el "pincha" ganó aquél partido, el "narigón" la contactó para que todos los días previos a cada fecha, hablara con él por teléfono y le deseara la victoria.

Pero más desconcertada se vio una novia cuando, celebrando su boda en el salón de un hotel italiano donde también se alojaba la selección nacional, 22 argentinos interrumpieron la fiesta para saludarla uno por uno. Se disputaba el mundial Italia `90 y Bilardo aseguraba que las novias traen suerte. Al día siguiente le ganaron a Brasil.

Si bien el técnico es el más famoso en el tema de las cábalas, también Alfio Basile es conocido por pedirle al ayudante de campo que le tire talco en la espalda durante los partidos, y por colocarle sobrecitos de azúcar en los zapatos a todos los integrantes del cuerpo técnico.

También son famosas algunas de las cábalas del director de Rosario Central, Carlos "Mostaza" Merlo. Se cuenta que cuando dirigía a Estudiantes, un chico desde la platea se acercaba para darle un puñado de caramelos, y que estando en Racing era ritual el choripán previo a los encuentros, así como usar siempre la misma camisa negra y hacer cuernitos con las manos ante un ataque del equipo rival.

El fin de semana pasado le preguntaron al técnico de Vélez, Ricardo "Tigre" Gareca, si no tenía calor con la campera puesta. "Es que la última vez que me la saqué durante el partido, perdimos", respondió. Pero también Diego "Cholo" Simeone dirigió las campañas de Estudiantes con un traje negro, que se convirtió en su sello personal y que fue rematado en beneficio de entidades de bien público de La Plata. También su ayudante de campo, Nelson Vives, compartía el color del traje en cada encuentro deportivo.

Muchos pueden recordar también la imagen del ex técnico del "pincha", Carlos Pachamé, besando una y otra vez la estampita de la Virgen de Luján que llevaba en la billetera, en cada definición por penales que vivió el seleccionado nacional en Italia `90, cuando era ayudante de Bilardo. Eran años en los que, antes de comenzar el partido, el ahora ex arquero Sergio Goicochea orinaba junto a uno de los caños del arco en el que iba a atajar.

"Quiricocho", esa es la palabra que hay que decir ante un penal o jugada de riesgo. Nadie sabe bien qué significa, pero data de la década del `60, época en que Estudiantes ganó la Copa del Mundo. Tan efectivo como el "quiricocho", era para el ahora técnico de San Lorenzo y ex jugador pincha, tocarle la panza a un reportero gráfico de El Día, antes de comenzar el partido.

Lucio "El Gringo" Alonso sabe muy bien por qué en 1995 Gimnasia salió subcampeón en el Torneo Clausura. Usó durante 18 fechas los mismos calzoncillos, y el día de la final, al pedírselos a los encargados de utilería, le respondieron que su ropa interior de la suerte se había perdido. Por suerte, a Pedro Troglio le fue mejor cuando llegó al club albiazul en 1997 y pidió la camiseta 21, que lo viene acompañando desde siempre.

Mientras Jorge "Coco" San Esteban se sienta primero y del lado derecho en los colectivos que trasladan al equipo, otros jugados de Gimnasia tienen también sus formas de llamar a la buena suerte: algunos llevan estampitas en las canilleras; y otros, se animan a colocarse ahí una rama de ruda macho.

Algunos observadores adjudican la buena campaña del "lobo" de 2005, en la que salió segundo, a que Pedro Troglio hizo que durante todos los entrenamientos se escuchara al grupo musical Los Palmeras. El ex técnico de Gimnasia, Carlos Timoteo Griguol, se sentó durante un viaje junto al cantante de Los Charros, Daniel Cardoso, y parece que eso le dio suerte. A partir de entonces, no solo lo invitaron a comer sino que en todos los entrenamientos, los jugadores escucharon sus discos.

En lo que se refiere a curiosidades, muchos recuerdan también que el año pasado, el director técnico de Cambaceres, Eduardo Borgarelli, hizo entrar a todo su equipo a la Basílica de Luján, cuando llegó a esa ciudad para jugar con el equipo local.

Sorprende en ese mundo que el entrenador de Gimnasia, Leonardo Madelón, asegure que no tiene ninguna superstición a la hora de alistar al equipo para jugar. Que no cumpla ningún ritual ni se apoya en muletillas personales. "Una de dos -dicen los que saben-, o no las quiere decir o es un bicho raro".

Para evitar fueron siempre los mufas. Había varios, muchos del mundo de la música, pero tantos otros de la política: se cuenta que un ex intendente de un distrito del conurbano sur, varias veces reelecto, causaba a los hinchas del equipo local un gran disgusto cuando iba a la cancha. "Los pibes se agarraban la cabeza porque donde aparecía, el club perdía", dicen algunos. De hecho, el equipo salió campeón del Torneo Apertura 2007, una vez que el jefe comunal de la ciudad había dejado su cargo.

Para un ex presidente de la Nación también hay fama de mufa. "¡Méndez! ¡Méndez!", suelen gritar los jugadores de algunos equipos antes de que su rival patee un penal. Nadie da fe de que funciona, pero lo dicen por las dudas, a ver si todavía es cierto.

Una anécdota más que graciosa guarda el periodista deportivo Tití Fernández, cuando en el mundial de México `86 tenía como cábala entrevistar a Diego Maradona, Sergio "Checho" Batista y Ricardo Giusti en el vestuario, antes de cada partido. El periodista cuenta que para la final no logró llegar a tiempo y el portón del lugar donde concentraban los jugadores, se cerró. Golpeó con todas sus fuerzas pero nadie le abrió. Ya se iba, a buscar entradas de espectador para, aunque sea, ver el partido desde la tribuna, cuando el portón se abrió de repente y Maradona, Giusti y Batista lo buscaban desesperado: la misma cábala del periodista, la tenían los futbolistas, Tití tenía que hacerles la nota antes de la final. Por supuesto, Argentina salió campeón.

Los hinchas son tan o más cabuleros que los técnicos y los jugadores, y es que de esa manera sienten que participan del juego y ayudan a su equipo. Y si bien todo deporte tiene sus amuletos, el fútbol lidera la lista. Eliminando toda posibilidad de que el fútbol y las cábalas sean exclusivas de una edad o de un género, las mujeres apoyan y participan de los rituales futbolísticos tanto como los hombres. Y son capaces de hacer locuras mucho mayores que sus propios maridos, hijos y hasta nietos.

Es el caso de Blanca Ucero que, a sus 73 años sigue yendo a la cancha a ver a Estudiantes. Tiene tres hijos y 9 nietos, y si bien su marido es de San Lorenzo, ella a todos los hizo del pincha. "Lo seguí toda la vida. Lo vi campeón del mundo, estuve cuando ganó la Copa, festejé siempre con mi banderita en la calle siete", cuenta. Claro que para seguir a su equipo, ella tiene sus cábalas. "Son fantasías. Cuando se pierde, se pierde, y cuando se gana, se gana. Uno lo hace porque ama al club", dice.

Parece chiste, pero cada vez que Estudiantes juega un partido, Blanca se encarga de recortar del diario la imagen del equipo adversario, después la cubre con sal y la envuelve como un paquete que guarda en el freezer. "Claro que primero me fijo que no haya nada del pincha del otro lado de la hoja", cuenta divertida y asegura: "En el torneo de 2006 no me olvidé nunca de hacerlo y el club salió campeón".

Blanca comenta que además de esa, que parece la principal, tiene otras cábalas, como sentarse siempre en la novena fila del pasillo 25 en la cancha, usar siempre la misma camiseta, y hacer cuernitos cuando le toca patear al equipo contrario.

Pero no sólo en Estudiantes tiene el apoyo de mujeres cabezas de familia. Marta Pal es cantante de tango, pero además es esposa y madre de dos hijos. Y es tan hincha de Gimnasia que dice que "viene de sangre": su abuelo paterno hizo las maderas de los tablones de la cancha "tripera". "Por suerte mi marido y mis dos hijos son también del "lobo", porque sino nos mataríamos", se comenta y se ríe.

Pero cuando hay clásico, Marta tiene un ritual particular: va al zoológico y arroja un pañal sucio o cualquier otra cosa desagradable en la jaula del león (en alusión a Estudiantes). "Cuando construimos esta casa, arrojé un banderín del pincha en las cloacas", dice divertida.

Marta también cuenta que su amuleto a la hora de ir a la cancha es llevar en la cartera la primera camiseta de Gimnasia que usó uno de sus hijos, y coincide con Blanca en que, ante una jugada importante, lo mejor es hacer cuernitos.

"Esto es una pasión. Se sufre y se goza. Esto manifiesta un verdadero amor hacia el club, y es una manera de ponerle la mejor onda al equipo, que es el que está jugando", dice. Si bien toda la familia suele reunirse e ir a la cancha, Marta no revela las cábalas de sus hijos: "ésas son de ellos, y cada cual tiene las suyas".

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