Acercar la ciencia

"Si buscas resultados distintos, no hagas siempre lo mismo". Tal vez de eso se trate toda vez que alguien que se dedica a la investigación científica decide abrir la puerta y compartir aquello que estudia, que lo intriga. Y lo hace con el libreto de las cosas cotidianas sin la asepsia del laboratorio ni conectado a una computadora. Si de compartir el conocimiento científico se trata, va quedando cada vez más claro que las aulas no son el único espacio posible. A un astrónomo ¿le bastaría una noche despejada para compartir con todos los misterios que ella encierra? Alcanza y desborda, pero también lo logra una película de ciencia ficción y las preguntas que surgen del público cuando ésta finaliza. Cómo y dónde se dice no es el fondo de la cuestión, pero a nadie le resultará igual hablar de ciencia en un bar, en un parque o en su barrio. Cuando un astrónomo habla en un pasaje público junto a una muestra artística referida al cosmos, o lo hace con el libro de Julio Verne "De la Tierra a la Luna" en sus manos, algo diferente sucede aunque la belleza y las incertidumbres sean las mismas. En el último Carnaval de Río de Janeiro hubo una comparsa cuyo tema fue el sistema solar; junto a vestuaristas y maquilladores, se mezcló el aporte de un astrónomo. Galileo Galilei, en cuyo homenaje se celebra este Año Internacional de la Astronomía, eligió el italiano y no el latín para dar a conocer sus hallazgos. Sabía que así sus descubrimientos llegarían al pueblo. La frase inicial le pertenece a un hombre que saca la lengua frente al fotógrafo. Un científico extraordinario, divulgador inquieto quien también tuvo tiempo de responder cartas de chicos. Sabía de qué se trataba todo esto de acercar la ciencia al público. Todos conocemos a Albert Einstein.

(*) Periodista de la Facultad de Ciencias Astronómicas y Geofísicas de la UNLP