Hasta hace poco, la sífilis era unos de esos viejos males en retirada. Alguna vez devastadora, el hallazgo de la penicilina disolvió el halo de terror y muerte que siempre la había rodeado. Luego, la irrupción del VIH, tanto más letal, terminó de desbancarla. Pero apenas una década después de que prácticamente desapareciera de escena, esta antigua enfermedad venérea vuelve a instalarse en la sociedad con un rebrote alarmante.
En sólo seis años, el número de personas con sífilis se duplicó en los hospitales de la Provincia de Buenos Aires. De los 1.056 casos registrados en 2002 pasó a haber más de dos mil en 2008, según fuentes del ministerio de Salud. Pero esas cifras, si bien evidencian el sostenido avance de la enfermedad, apenas si permiten vislumbrar la dimensión del problema, reconocen las propias autoridades sanitarias.
Por cada dos casos que se notifican, existirían al menos otros ocho a la sombra de los registros oficiales. La incidencia de la sífilis entre la población tal vez sea hoy "hasta diez veces mayor a la del VIH, teme el epidemiólogo Antonio Parisi, asesor del Programa Provincial de Prevención de Enfermedades de Transmisión Sexual.
En cualquier caso, no parece haber dudas de qué fue lo que pasó. Como se ha visto otras veces, la desatención de la sífilis -tanto por parte de la población general como de algunos médicos- le abrió el camino para que volviera de la mano de otras enfermedades venéreas, también en auge.
"La aparición de los tratamientos retrovirales, al convertir al VIH en una enfermedad que se puede controlar, instaló entre la gente la idea de que ya no hace falta cuidarse tanto. El uso de preservativos bajó muchísimo. Y lo que estamos viendo hoy con la sífilis, pero también con otras infecciones de transmisión sexual, es la consecuencia esperable", explica Gabriela Alberich, directora asociada del Hospital San Juan de Dios, al igual que distintos infectólogos.
rente a este panorama son numerosos los médicos que hoy dicen "hay que volver a pensar en sífilis". Se trata sin duda de una exortación, pero una que no elude también cierta autocrítica.
CONTAGIOS SIN BARRERA"Es una enfermedad que puede parecer muchas otras. Por eso es muy fácil no diagnosticarla si no se la tiene presente. Es que además los síntomas de la sífilis aparecen y desaparecen hasta quedar ocultos en estado de latencia", comenta Alejandra Verea, la jefa del servicio de Dermatología del San Juan Dios.
Producida por el Treponema Pallidum -una bacteria que se transmite principalmente por contacto sexual pero también de madre a hijo durante el embarazo o parto- la sífilis tiene su primera manifestación alrededor de 21 días después de producido el contagio.
Entonces suelen aparecer, en la zona de contacto -la boca, el pene, la vagina o el ano- ampollas que no son dolorosas pero que rápidamente se convierten en llagas abiertas. Son los llamados "chancros".
Al cabo de un mes, esos chancros desaparecen y la enfermedad se torna invisible, pero en realidad sólo está evolucionando hacia su segunda etapa. Unos dos meses más tarde pueden volver a aparecer síntomas. En este caso, ronchas rosadas en las palmas de las manos y plantas de los pies, lesiones en los genitales, caída temporaria del pelo...
Una tercera etapa -donde la enfermedad ataca el sistema nervioso o algún órgano vital- puede darse tiempo después. Sin embargo, en más de la mitad de los casos, la sífilis pasa a un estado de latencia en el que los síntomas se van y vuelven.
Pero "que se vaya el síntoma no quiere decir que la enfermedad se haya ido también. Por el contrario, sigue avanzando en forma silente hacia órganos con mayor compromiso. El problema es que, como los chancros no duelen, muchos pacientes no consultan a un médico; en particular las mujeres, que suelen tenerlos en el cuello del útero, donde tampoco se ven", dice Verea.
Por este motivo, un 65% de los casos de sífilis en nuestra Provincia son detectados por análisis de rutina recién en su estado de latencia. ¿Qué significa esto? Que de cada diez personas infectadas, seis atraviesan toda la etapa de contagio de la enfermedad sin ser conscientes de que pueden infectar a otros.
BEBES INFECTADOS
En los hospitales bonaerenses hoy no es raro ver sífilis tanto en chicas de 15 años como en hombres de arriba de 70. Sin preservativos, cualquier persona sexualmente activa está expuesta a ella. Y la vida sexual, se sabe, hoy no sólo arranca a edades cada vez más tempranas, sino que además, ¡gracias al viagra!, ha extendido sus límites.
Pero la sífilis, también ha empezado a advertirse en los consultorios odontológicos. Al generalizarse la información de que el contagio de VIH es casi nulo durante el sexo oral cuando el hombre no usa preservativo, se han vuelto frecuentes los casos de chancros sifilíticos en boca.
La franja de quienes tienen entre 20 a 30 años es la que concentra mayor cantidad de contagios. Los siguen los treintañeros y, en tercer lugar, los menores de 19. Pero las últimas estadísticas provinciales arrojan un dato que alarma sobre todos los otros: el mayor aumento de sífilis corresponde a los casos entre recién nacidos, que hoy representan el 15% del total.
"La sífilis está en franco aumento, pero sobre todo la congénita, que en general aparece asociada con otras patologías como la gonorrea, la clamidia y el HPV", reconoce Sonia Quiruelas, directora del Programa Provincial de Prevención de Enfermedades de Transmisión Sexual.
Este fenómeno, explica la médica, es producto de la falta de controles prenatales. "La sífilis puede detectarse en los estudios de rutina que se les exige a las embarazadas. Y muchas mujeres se lo hacen, pero suele ocurrir que después, por falta de monedas para el micro, no vuelven al hospital hasta el momento del parto", dice.
Consciente del problema social de fondo, el ministerio de Salud Bonaerense lanzaría en los próximos meses un programa para la erradicación de la sífilis congénita, uno de los objetivos de desarrollo del milenio planteados por Naciones Unidas. La iniciativa pasaría por reforzar la detección de esta enfermedad en las salitas sanitarias en forma coordinada con los hospitales.
Cuando un mujer embarazada con sífilis no recibe tratamiento, existe un 40% de chances de que su hijo muera a los pocos días y un 30% de que sufra sordera, ceguera, disturbios mentales, parálisis o deformidades. Los consecuencias posibles para los adultos no son menos graves: trastornos cardiovasculares, pérdida de la visión, parálisis progresiva, demencia y muerte.
Frente a recrudecimiento de la sífilis, quizás lo más triste sea que cualquiera de sus secuelas podría evitarse, ya que no con educación, al menos con un tratamiento descubierto hace más de medio siglo y cuyo costo ronda los doce pesos; menos que un kilo de carne picada.
PARADOJAQue el aumento de sífilis sea en gran medida producto del menor miedo que inspira hoy día el HIV encuentra una paradoja terrible en el hecho de que ambas enfermedades van en muchos casos de la mano. Quienes padecen sífilis tienen 25 veces más posibilidades de contraer HIV porque los chancros son una vía directa de entrada del virus al organismo
Producida por el Treponema Pallidum -una bacteria que se transmite principalmente por contacto sexual pero también de madre a hijo durante el embarazo o parto- la sífilis tiene su primera manifestación alrededor de 21 días después de producido el contagio.
En los hospitales bonaerenses hoy no es raro ver sífilis tanto en chicas de 15 años como en hombres de arriba de 70. Sin preservativos, cualquier persona sexualmente activa está expuesta a ella. Y la vida sexual, se sabe, hoy no sólo arranca a edades cada vez más tempranas, sino que además, ¡gracias al viagra!, ha extendido sus límites.
Para comentar suscribite haciendo click aquí