"Me denunciaron por denunciar vínculo policial con menores"

A los 44 años, Luis Federico Arias es una de las pocas voces que se alzan desde las instituciones públicas para señalar las deficiencias de las tres patas de la seguridad: la Policía, la Justicia y el poder político y, fundamentalmente, para subrayar las complejas vinculaciones entre esos sistemas. Juez del fuero contencioso administrativo de nuestra ciudad desde 2003 -antes ejerció como abogado y cumplió algunas funciones públicas-, este platense casado con una abogada especializada en violencia de género, padre de Justo (8) y Octavio (5), analiza en profundidad el funcionamiento de esos sistemas, se detiene en sus concatenaciones y no titubea en hacer fuertes denuncias. EL DIA conversó con él y aquí se publican las partes salientes de la entrevista.

¿Cuál es su diagnóstico sobre la seguridad en la Provincia?

"Después de la reforma policial de 1998 hubo una progresiva contrarreforma, una desactivación de políticas que terminaron concentrando otra vez poder en manos de la Policía. Y veo que en esta gestión de gobierno provincial el tema de la seguridad transita solamente por el ministerio de Seguridad y no por otras áreas como Desarrollo Social. Desde que se instrumentó la reforma hubo intentos por articular políticas de seguridad con políticas sociales pero no fueron suficientes y actualmente hay una total desconexión. El miedo de la población tiene que ver con una sensación pero hay una razón para el miedo y en La Plata ha crecido mucho. Esto tiene que ver con la marginalidad, basta recorrer la ciudad para ver cómo estamos. La marginalidad tarde o temprano genera inseguridad".

¿Cuál es el rol concreto de la Policía en esta problemática?

"La prevención no es responsabilidad sólo de la Policía, lo es también de las políticas sociales, porque si a un chico lo dejamos abandonado y ese chico delinque es porque se han perdido todas las etapas de prevención. Ahora, en el rol puntual de la Policía, hay que ver las responsabilidades políticas sobre la fuerza, porque hoy está confundido, parece todo lo mismo. El discurso del ministro de Seguridad es altamente corporativo, siempre en defensa de la Policía y éste es un gran problema porque las autoridades civiles deberían hacer un control sobre la fuerza y no confundirse con ella. Cuando yo denuncié la vinculación de la Policía con menores que reclutan para cometer delitos, el ministro de Seguridad me denunció a mí en vez de ponerse a investigar esa vinculación".

"En ese marco, la actuación de la Policía es muy deficitaria, no está debidamente capacitada sobre cómo abordar ilícitos. El caso del policía que fue a golpear una puerta por una denuncia y recibió un tiro es un ejemplo. Tiene que haber un plan para abordar esa vivienda. El suministro de elementos técnicos, si no se saben aprovechar, no sirve. Para patrulleros se compraron autos de alta gama. ¿Para qué? A los policías los cambian permanentemente de lugar de trabajo y no conocen el terreno ni a los vecinos y empiezan a aparecer bandas delictivas que antes no estaban. Los foros de seguridad fueron desarticulados. Y la descentralización de la Policía es muy importante, porque un aparato enorme es inmanejable pero en pequeñas organizaciones se puede manejar, y permite que la gente participe y se anime a decir las cosas. Pero si tiene a un ministro que siempre defiende a la Policía, la gente desconfía y no denuncia".

Ud. sostiene que se concentra poder en la Policía. ¿Qué poder, exactamente?

"Hay todo un discurso orientado a fortalecer a la Policía, desde que tenga más recursos, mayores sueldos, más personal, hasta mayores facultades como éstas que están actualmente en disputa judicial a través de un fallo que dicté el año pasado y que la Cámara Penal ha revocado. Ese es un caso concreto: la Policía dice 'Josecito entró 50 veces a la comisaría` pero resulta que 40 son por averiguación de identidad, no por delitos".

"Uno de los objetivos de la reforma penal de 1998 fue sustraerle a la Policía la instrucción de los delitos porque eso era un gran foco de corrupción. Para eso se crearon las fiscalías de investigación penal y la Policía quedó como auxiliar de la Justicia. Pero ahora los fiscales, sobrecarga de trabajo u otras razones que desconozco o supongo, delegan en la Policía tareas que les corresponden, delegan la conducción de las investigaciones y la Policía vuelve al sistema anterior".

¿A qué queda reducido el papel de la Justicia entonces?

"Hay mucha responsabilidad de la Justicia en la ineficiencia para atacar la inseguridad. La Justicia no se compromete. Creo que más que una crisis de inseguridad hay una crisis de compromiso en todos los ámbitos, policial, judicial, político y hasta de la sociedad civil que dice `los políticos roban y como ellos no cumplen la ley yo tampoco`. No es así, tenemos que tener otro compromiso sobre lo que nos pasa. Y los fiscales tienen descompromiso ante ese tema de dejar cosas en manos de la Policía, pero además hay fiscales que yo los veo muy vinculados a la Policía".

¿Vinculados en qué sentido?

"En el sentido de llevarse bien.... En la Justicia hay también un gran problema por la designación de los jueces y los fiscales. Cuando se eligen gobernadores, intendentes o concejales toda la prensa está pendiente de esa situación, y eso que duran cuatro años en sus mandatos, pero un juez dura toda la vida y se los elige en secreto, sin convocatorias públicas, no se publican los concursos, no hay audiencias públicas donde impugnar candidatos. El sistema en la Provincia es muy oscuro y no se modifica".