Luces y sombras de una temporada platense que tuvo de todo un poco

El Teatro Municipal Coliseo Podestá ofreció una cartelera variada, para todos los gustos. El género unipersonal estuvo muy bien representado por el verborrágico Enrique Pinti, con su "Serenata Argentina", análisis crudo, irónico y descarnado de la realidad nacional y global. Hugo Varela, "Al que le toca... le toca", ingenio, picardía, y una cuerda de humor que prefiere el sobreentendido y la sutileza, al epíteto de grueso calibre. En esta misma vertiente se enrola Cacho Garay, "Entre nosotros... compadre", campechano, ingenuo, grandote tierno a lo Gerard Depardieu, con tonadita mendocina. Coco Sily trajo su "Cátedra del macho", gracioso manual de instrucciones de una tipología muy reconocible. También estuvo el chimentero Rial, "Angel y Demonio del espectáculo", que prometió mucho más de lo que ofreció, conformando de todos modos a su fiel e incondicional público televisivo.

En cuanto a las comedias y comedias dramáticas que vimos en el Coliseo, la siempre deliciosa China Zorrilla con su compañero y compatriota Carlitos Perciavalle, volvieron a deleitarnos con su "Diario privado de Adán y Eva", una pieza de colección. Carlín Calvo se vino en "Taxi, 2ª parte", con Gianola de copiloto. Una pieza que no colmó las expectativas: "La vida debida", con un Miguel Angel Rodríguez y elenco deslucidos. El joven dramaturgo y director José María Muscari nos invitó a meternos "En la cama", clásico cuadrilátero donde conviven el amor, el desamor, las fantasías, la rutina, sitio clave en el que se arman y desarman historias, como las que encarnan Gerardo Romano, Mónica Ayos, Walter Quiroz y Anabel Cherubito.

No faltó una lograda pincelada del inquietante Teatro del Absurdo. Samuel Beckett se hizo presente con su "Fin de partida", de la mano de Pompeyo Audibert y Lorenzo Quinteros. Otra interesante pieza dramática: "El beso de la mujer araña", interpretada por Humberto Tortonese y Martín Urbaneja, despojada y contundente. Facundo Arana y Nicolás Scarpino conmovieron con "Poder se puede", de Raúl y Mauricio Dayub.

La versión musical de "Otelo", de Cibrián-Mahler, nos pareció lo más flojo de esta dupla, a pesar de la maravillosa voz de Juan Rodó. Lo que en cambió nos deleitó fue "El choque urbano", a bordo de cuya "Nave" hicimos una travesía memorable. Nos dimos un baño de nostalgia y buena música en compañía de la eterna María Creuza, el maduro y seductor Aute, y el excelente grupo "The Beats".

OTRAS PROPUESTAS

La Comedia de la Provincia, en su recuperada sala de calle 12, ofreció una impactante pieza de Mauricio Kartún, "Sacco y Vanzetti", con un nutrido y homogéneo elenco. Allí también vimos "Corazonada", atractiva propuesta de Gerardo Hochman, en la que se teatraliza la exquisita poética de Oliverio Girondo.

El grupo platense "Vuelve en julio" montó dos trabajos destacables: "Trika Fopte" y "Código Pirata". En ambos casos, los actores optan por utilizar un lenguaje inventado, que el espectador decodifica sin dificultad, convirtiéndose en "partícipe necesario". Lejos, lo más original de la producción teatral local.

Gabriela Acher cosechó carcajadas y complicidad femenina con su "Amor en los tiempos del colesterol", en la sala de Luz y Fuerza, mientras que Gabriel Rolón hizo terapia de grupo en La Nonna, invitándonos a reflexionar sobre nuestras conductas típicas.

"Les Luthiers" colmó 3 funciones en el Teatro Argentino, aun cuando su "Lutherapia" no alcanza el nivel de sus desopilantes trabajos anteriores.

A pesar del parate invernal ocasionado por la inoportuna Gripe A, el público platense pudo disfrutar a lo largo de esta temporada, de un abanico de propuestas variadas y atractivas.

Por el momento, se cierra el telón, hasta nuevo aviso.