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Espectáculos |CINE POR TV

Un sorprendente y valioso estreno

Por AMILCAR MORETTI

Un sorprendente y valioso estreno

Escena del filme “Las playas de Agnés”, de la francesa Agnés Varda

25 de Agosto de 2010 | 00:00
A poco de conocida en los cines argentinos y tras una más reciente e imperceptible distribución en devedé, "Las playas de Agnés" se estrena el lunes próximo a las 23.35 en la señal Europa (canal 36 del cable). Dada la importancia cinematográfica de la novedad, hoy la sección está centrada en dicha película, lo cual también lo facilita una semana en la que se imponen reposiciones ya comentadas y los pocos estrenos no son especialmente salientes.

La autora de "Las playas de Agnés" es la realizadora francesa Agnés Varda, en verdad una belga nacida en Bruselas en 1928 que desde su juventud se instaló en París. Buena parte de la crítica especializada la considera uno de los antecedentes inmediatos más fuertes de la "nouvelle vague", la corriente de cineastas que llevó a cabo la más profunda revolución de las formas del cine mundial a fines de los años 50 y principios de los 60, tras la anterior ruptura del neorrealismo italiano a mediados de los 40. También vale aclarar que, para otros críticos, Varda es una integrante más de la "nouvelle vague" (Godard, Truffaut, Chabrol) o bien una prima de la misma sangre muy cercana y coincidente.

Tal vez valga detallar -o recordar- otros datos sobre esta realizadora cuyas primeras películas supieron tener amplia repercusión en medios y la crítica, así como también considerablemente aunque discreta de público en la Argentina, sobre todo en Buenos Aires y La Plata en los 60. No debe haber habido ningún cine-club argentino -en una época en que se había expandido en casi todo el territorio nacional este tipo de instituciones -casi "cooperativas" sin fines de lucro-, dedicadas a la difusión de lo más destacado, entre lo clásico y contemporáneo, de la cinematografía mundial.

Agnés Varda, la autora del semi-documental "Las playas de Agnés" que se conocerá el lunes en televisión, no es sólo una figura del pasado, que lo tiene y la valida de modo sólido, sino también una creadora aún de renovación formal y exploración del lenguaje así como una atenta observadora de cuestiones sociales. Sus cuidadosas y espaciadas películas de las tres últimas décadas han tenido amplia resonancia en circuitos especializados del cine y asimismo en estudiosos de temas sociales y de género. Desde hace mucho se la considera una de las principales realizadoras enroladas en el movimiento feminista más lúcido y avanzado.

Hay constancia en los medios sobre que, en especial en Buenos Aires y nuestra ciudad y otras capitales provinciales, las primeras películas de Varda fueron muy debatidas en muchos medios y repuestas por años de modo frecuente, sobre todo la tercera, "La felicidad". La primera con esa resonancia fue "Cleo de 5 a 8" (de 1961, segunda obra), sobre una bella e independiente mujer que tras un estudio médico tiene que hacerse cargo de la posibilidad de un diagnóstico de enfermedad terminal. En cuanto a su tercer filme, "La felicidad (1965), su repercusión fue de otro tipo. Hace casi medio siglo, entre formas visuales campestres bellísimas y serenas en una zona de la campiña francesa, relata sin enjuiciar ni valorar, la historia de un joven y apuesto carpintero (Jean-Claude Drouot), agradable, generoso, trabajador, afectuoso y atento compañero de su esposa y padre de sus pequeños hijos, quien plantea con naturalidad la existencia de dos amores paralelos, o de un amor dividido entre dos mujeres que él vive con espontaneidad o bien apacible inconsciencia.

Se trata de un planteo radical para su época y aún hoy, dado que no se trata de esposa y amante sino de un hombre en matrimonio de tres, que ama por igual a sus dos mujeres. Varda siempre fue una exploradora de la psiquis y subjetividad femeninas y en su sutileza intenta aclarar límites, aperturas y espacio mental de las mujeres, por lo común considerados más flexibles y comprensivos que el territorio de los varones. Varda no propone nada sino que sólo desarrolla, expone, muestra, y al espectador le queda la tarea de reflexionar sobre el asunto. El desenlace del filme es trágico, o no, o bien sólo contiene una muerte, que también cabe considerarla, tal vez, otro hecho natural de la vida.

Después, su obra de la cineasta dejó de llegar con frecuencia a nuestro país. Vardá filmó películas políticas sobre la revolución cubana y sobre la lucha de Vietnam contra la invasión de USA, y más tarde, siempre sin ser distribuidas aquí, ahondó en cuestiones sociales y femeninas pero con el señalamiento constante del contexto de clase. "Una canta, la otra no" (1977) y "Sin techo ni ley" (1985) son dos obras fuertes y muy elogiadas, de un feminismo que no abunda en psicologismos para distinciones de clase media acomodada sino que trata de indagar qué es lo que hace que la subjetividad de la mujer enfrente y sea tratada por el entorno de una manera diferente, más valiosa en algunos aspectos, mucho más injusta en otros, según suele señalarse. También realizó dos célebres semi-documentales sobre campesinos franceses: "Los espigadores y la espigadora" (2000) y "Los espigadores y la espigadora: dos años después" (2002), ausentes en la distribución de nuestro país y difícil de conseguir copia en video.

"Las playas de Agnés", muy elogiada por toda la crítica, no ha tenido repercusión en el público, sí en cambio en los cinéfilos. Se trata de una evocación de la carrera y de vida de Varda, personal y profesional. Contiene además comentarios sobre diversos asuntos, ocasionales o distintivos de su pensamiento y época de apogeo. A veces cuenta con voz en off, aspecto que se ha criticado, y a veces reconstruye escenas del pasado. Esto último lo hace con el buen tino y la lúcida idea de avisar al espectador que todos, actores y directora, improvisan ese acontecimiento que intentan reconstruir. Cine del bueno que merece mucha atención. Han dicho que se trata de "el Amarcord (película de Fellini) de Varda".

Varda estuvo casada durante muchos años con el gran realizador Jacques Demy, hasta la muerte de éste, en 1990.

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