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Policiales |EL CASO DEL ESTUDIANTE DE CINE

Relaciones ocasionales, la clave de un crimen horrible

Creen que el joven Francisco Lissa habría ido voluntariamente al lugar donde lo mataron. Sospechan de una "promesa incumplida"

Relaciones ocasionales, la clave de un crimen horrible

La madre del joven asesinado durante la segunda jornada del juicio oral, donde surgieron algunas pistas sobre los móviles del caso

10 de Noviembre de 2010 | 00:00
A Francisco Lissa (23) lo mataron de una forma cruel, con alevosía. Así ha quedado en evidencia en el juicio oral que se sigue contra los dos acusados de haber asesinado hace más de tres años al joven estudiante de cine. Pero ¿por qué lo mataron? La respuesta recién empezó a escribirse ahora, cuando varios testigos hablaron abiertamente sobre las conductas sexuales de la víctima.

Un amigo de Francisco, Gerardo Federico Núñez, reveló en su declaración ante el tribunal que "el ideal sexual de Fran era el chico de bajos recursos, limpiavidrios, nenes con cara de bueno".

Además contó que mientras su madre estuvo de viaje, Francisco tuvo "relaciones ocasionales con chicos de la calle" y en uno de esos encuentros se contagió una enfermedad venérea, que se la trató con un médico infectólogo.

Ante las preguntas formuladas por el fiscal de Juicio Gabriel Sagastume, y después de lo declarado ayer por el amigo de la víctima, con quien compartió la pasión por el teatro, se empieza a plantear una hipótesis del móvil que desencadenó el brutal homicidio cometido aquel trágico 21 de julio de 2007.

Los imputados, al parecer, sabían de las preferencias de Francisco y como ellos serían de las características señaladas por el testigo, la víctima habría accedido a ir a una casa de diagonal 113 entre 64 y 65, donde lo golpearon e inmovilizaron, colocándole vendajes en los ojos, cuello y boca, y atándole con sogas los brazos y las piernas.

Luego fue asesinado, en ese mismo lugar, por estrangulación a lazo.

SOSPECHA

La fiscalía sospecha que el ataque se debió a alguna promesa incumplida por la víctima, que hasta habría sido torturada.

En tal sentido, durante el juicio, los forenses confirmaron que los homicidas, durante las maniobras previas al momento del crimen, le provocaron el hundimiento de ambos globos oculares y hemorragia conjuntival, heridas en la boca y en la lengua.

En el juicio, los peritos médicos confirmaron que el joven sufrió antes de morir: "Estuvo conciente durante el proceso asfíctico, fue una muerte horrible", narró uno de los forenses.

Como se sabe, su cadáver fue encontrado al otro día en un zanjón del barrio Los Talas de Berisso.

OTROS TESTIMONIOS

Los imputados Mario Raúl Ciapina (20), alias "Marito", y José Luis Barraza (23), alias "Coqui", fueron implicados ayer por otros testigos que declararon en el juicio.

Por ejemplo, Roberto Díaz Acosta, cuñado de Barraza, luego de evasivas, y ante una batería de preguntas formuladas por el fiscal y los jueces del Tribunal Oral en lo Criminal II de La Plata -Claudio Bernard, Liliana Torrisi y Lidia Moro-, y la lectura de su declaración ante la instrucción, recordó que "Coqui" le ofreció un celular Nokia que luego se estableció que era el de Lissa.

En tanto, el perito en rastros Ariel Gardella Sambeth, detalló que "los trozos de tela con los que a la víctima le taparon los ojos, la boca y lo estrangularon son similares a un paño secuestrado en el allanamiento realizado en la casa de Ciapina".

A esa conclusión llegó luego de un examen comparativo microscópico de las telas, que dieron como resultado coincidencia tanto en los componentes como así también en cuanto a que los pedazos encajaban exactamente con la tela hallada en el procedimiento realizado en la casa del sospechoso, a los pocos días del homicidio.

El juicio continuará hoy, a las 9, en la sala de audiencias de la planta baja del fuero penal de 8 y 56, con la declaración de más testigos del homicidio, entre ellos uno de identidad reservada que en la causa afirmó haber visto al acusado Ciapina en las cercanías del lugar del hecho aquel 21 de julio.

En la jornada anterior, un policía reconoció a los acusados en la sala como las personas que estaban a bordo del Ford KA bordó de la víctima, el día que el joven Lissa desapareció, luego de salir de su casa de la calle 47 entre 3 y 4.

En la primera jornada del debate también declaró el ex novio de Lissa, quien recordó, al igual que su madre, las condiciones que tenía para el arte y el cine, recordando -además- que también había estudiado teatro con Norman Briski.

Los dos acusados enfrentan una posible acusación por el delito de homicidio doblemente agravado, por alevosía y ensañamiento, que es castigado con penas de prisión o reclusión perpetua.

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