Tutores: una brújula para los recién llegados a la facultad

Pasar de un pequeño edificio a un gigante de tres pisos. De ir a clases durante 5 años a una misma aula con 30 "amigos" a ingresar a un anfiteatro con más de cien desconocidos. Tener profesores que no conocen el nombre de sus alumnos. Cambiar un apunte de pocas hojas por trimestre por varios libros para el primer parcial. Ir de oficina en oficina averiguando dónde hay clases de tal materia y en qué horario, cuándo presentar tal o cual documentación... ¿Una invitación a salir corriendo? Para muchos lo es. Por ello, en la Universidad se apuesta fuerte al sistema de tutorías para evitar la deserción. A que alumnos avanzados, que ya han recorrido el camino, ayuden a los nuevos a empezar a transitarlo con éxito.

El sistema de tutorías alumno-alumno para los ingresantes es una de las herramientas que la UNLP potenciará en 2012 con el fin de combatir los altos índices de abandono. Este año finalizará el Paceni (proyecto de apoyo para el mejoramiento de la enseñanza en 1° año de carreras de grado de Ciencias Exactas y Naturales, Ciencias Económicas e Informática), impulsado y financiado por la cartera educativa nacional con 1,4 millones de pesos anuales. "Los fondos seguirán llegando, pero ya no estarán direccionados a esas disciplinas. El proyecto es engrosarlos con nuestro presupuesto para extender las tutorías a todas las facultades. No podemos pensar en menos de 3 millones. Pero vale la pena porque la experiencia ha sido muy buena", indicó el vicepresidente académico de la casa de altos estudios, Armando De Giusti.

Alumnos tutores, alumnos tutoreados, docentes y hasta funcionarios de las facultades donde hasta ahora funciona de manera "más orgánica y aceitada" el programa (Ingeniería, Informática, Exactas, Económicas y Odontología, según De Giusti) resaltan, entre otras cosas, que la mayor ventaja reside en la "buena comunicación" que se entabla entre pares, más allá de que uno esté finalizando la carrera y el otro dando sus primeros pasos.

"Manejan el mismo lenguaje. El chico que hace poco pisó por vez primera la Universidad no siente distancia con su tutor como puede sentirla con un profesor para, por ejemplo, decirle que no tiene plata para la atención médica o contarle hasta problemas familiares", dice el vicepresidente de la UNLP, y añade: "De hecho, se podría afirmar que el 70% de la tutoría es académica y el 30% consiste en una tarea de contención. Todo en pos de achicar la brecha que existe con la escuela y lograr la retención del joven. La clave está en que el tutor le puede decir al tutoreado 'eso a mí también me pasó'".

Asegura que "no existe un día en que un tutor no tenga que atender consultas". Y resalta que "en 1° año es muy importante, no sólo para cambiar el resultado de un examen, sino su visión sobre la Universidad, para ayudarlo a no autoengañarse; por ejemplo, para decirle 'mirá, no curses 8 materias por año'".

Respecto del proyecto de ampliar la experiencia a todas las facultades el año entrante, opinó que "si tenemos que invertir 2 o 3 veces más, vale el esfuerzo, porque impactará, como mínimo, en un 50% de los estudiantes".

"A MI ME HUBIESE GUSTADO"

Sabrina Martorelli hace 3 años que es tutora en Informática. Cuenta que "se requiere presentar el currículum, el analítico y una carta explicando porqué uno quiere hacer ese trabajo. Luego se elabora un orden de méritos y se escoge a los tutores. Cada uno cuenta con un grupo de entre 30 y 35 ingresantes".

En cada unidad académica se utiliza un sistema diferente. "Aquí usamos plataformas virtuales, y, eventualmente, se proponen encuentros presenciales. Nos basamos mucho en nuestra experiencia como alumnos, en lo que vivimos y sentimos en su momento", dice Sabrina, quien no duda en afirmar que "a mi me hubiese gustado tener un tutor".

"La facultad es un mundo totalmente nuevo para los chicos. Por lo tanto, es igualmente importante que entiendan la carrera como el funcionamiento de la institución".

¿Cuáles son las consultas más frecuentes? "De todo tipo. Cuándo rindo, qué pasa si me va mal, hasta cuándo puedo entregar el analítico. Pero muchos se acercan por cuestiones personales, sienten esa necesidad. La clave es generar un vínculo que les quite la vergüenza a la hora de preguntar. Y cuando se logra, te comentan hasta problemas familiares", sonríe Sabrina y pasa al plano estrictamente académico. "No estamos en condiciones de responder todo. Pero entonces los guiamos. Les decimos con quien deben hablar. Tampoco pasa por resolverles todos los problemas, sino por orientarlos. No se puede crear una dependencia del tutor. Pero nuestra obligación es no dejarlos nunca sin respuesta", remarca la alumna de 4° año.

Martorelli no duda en que el sistema debe generalizarse. "Es muy sencillo hacerlo. Existen plataformas en la Universidad, como la WebUNLP o la WAC (Web de Apoyo a Cátedras), y si hay voluntad, es cuestión de pedirlas y usarlas", remata.

Estudiante de 4° año de Económicas, Adrián Galarza tutorea a más de 40 chicos. En esa facultad, el alumno de 1° año que no aprueba las tres asignaturas del primer cuatrimestre pierde la posibilidad de cursar el segundo. Y allí reside el mayor trabajo de los tutores. "En 2009 y 2010 todo pasaba por ayudarlos a insertarse en la vida universitaria, ya que es tal el salto desde el colegio que a veces el cambio de sistema en todo sentido los lleva a abandonar. Pero este año introdujimos las clases de consulta. Algunos profesores estaban de acuerdo y otros no. Los resultados están al vista, porque la mayoría de los chicos aprobó", cuenta Adrián.

Dice que la principal preocupación es que pasen el primer parcial. "Es un momento clave. Y eso no es nuevo. En mi época, si en la comisión éramos 90, después de esa instancia quedábamos 40. Por eso les damos estas clases donde, en realidad, nos juntamos a estudiar. Y ellos aprenden a hacerlo. Porque vienen con problemas muy graves del secundario en cuestiones básicas como comprensión de textos o problemas sencillos de Matemática", confirma.

EL VERTIGO UNIVERSITARIO

El prosecretario de asuntos estudiantiles de Económicas y coordinador de los 40 tutores, Martín Masson, dice que "acá el sistema es presencial -2 horas por semana-, por mail y hasta por teléfono", y dice que el mayor problema es que los ingresantes "no están acostumbrados a estudiar tanto ni a cursar en aulas con más de cien alumnos. Las cursadas son muy vertiginosas y el tiempo de adaptación muy corto. Arrancan en febrero y en abril ya tienen los parciales encima", resalta para indicar que "lamentablemente muchos lo ven como una obligación más y no vienen a las tutorías. Y en general son los que más las necesitan. Hay que concientizarlos de eso".