Como Dios la trajo al mundo

Desafiando temperaturas bajo cero y sin la indispensable ayuda de un neopreno, Natalia Avseenko se sumerge, como su madre la trajo al mundo, en las gélidas aguas del Ártico para domesticar una pareja de belugas.

Un experimento único, en el que la bióloga rusa pone en riesgo su propia vida, al sumergirse desnuda en unas aguas que alcanzan los menos 1,5 grados, con el fin de ganarse la confianza de una pareja de estos cetáceos.

Su idea se basa en la creencia de expertos marinos, que consideran que a las beluga no les gusta ser tocadas por materiales artificiales, como los utilizados en los trajes de bucear, según recoge el Daily Mail de la web KNS News.

El estudio, que tiene lugar en el norte de Rusia, cerca del Círculo Polar Ártico, se lleva a cabo en una parte del mar que ha sido cerrada para que los científicos puedan domesticar a delfines y ballenas, para que después puedan ser trasladados a acuarios o delfinarios de todo el planeta.

Aunque un humano común solo podría sobrevivir durante apenas cinco minutos en este tipo de aguas, Natalia, una experta en yoga, utiliza técnicas de meditación para lograr aguantar la increíble cifra de 10 minutos y 40 segundos bajo el agua.

Este tipo de ballenas llaman la atención por la cantidad de expresiones, casi humanas, que pueden realizar con su rostro. En este caso, es cierto que hasta parece que sonríen ante la visión de Natalia.