Una controversia que a esta altura no tiene sentido

La discusión está planteada desde hace mucho y no existe una definición concluyente y definitiva sobre la conveniencia de un director técnico con raíces "en el ascenso" o uno proveniente de la primera división para afrontar los vericuetos del Nacional "B".

En esa intrincada disyuntiva quedó inmerso Gimnasia por estos días ni bien empezó a diagramar la forma de encarar el camino del retorno. En la primera sucesión de nombres aparecieron mezcladas todas las posibilidades y con el correr de los días fue creciendo la posibilidad en torno a Osvaldo Ingrao, un ex jugador del club que viene de una experiencia como ayudante de campo en el ascendido Atlético Rafaela.

Si nos ponemos a investigar en la experiencia anterior de los triperos en la categoría de ascenso (1980-1984), mucho le costó aquella vez al Lobo hallar el conductor adecuado que lo lleve hasta el ascenso al círculo privilegiado.

En los cinco años que duró el periplo por los sábados -días en lo que se disputaban los partidos de ascenso en épocas que la TV no diagramaba los fixtures-, desfilaron por el Bosque adiestradores de diferentes orígenes.

Finalmente, la llave para abrir la puerta al despegue la trajo Nito Osvaldo Veiga, que llegó a Estancia Chica después de consagrar campeón a Independiente en el torneo mayor.

De la mano del veterano adiestrador llegó la luz y el equipo cambió radicalmente después de actuaciones muy magras, que lo habían condenado a lugares intrascendentes en el certamen de ascenso.

Finalmente, el veterano adiestrador coronó su cometido clasificando al equipo albiazul a un octogonal que se adjudicó tras ganarle los dos partidos finales a Racing, el candidato de todos.

Fue saludable aquella elección porque ya habían pasado cinco años y la permanencia lejos del círculo superior se tornaba asfixiante ante la demanda masiva de "dar el salto".

Y triunfó, en esa ocasión, la postura de quienes aseguraban que lo importante era la coherencia y la sabiduría del DT, más allá de la divisional en la que se haya desempeñado.

La cosa sigue siendo parecida aún en estos días. Si bien el Nacional "B" es un escenario con matices diferentes a la Primera, entre sus actores hay varios con un pasado reciente en primera división, más involucrados al círculo superior que a la "B".

Ingrao, surgido del fútbol grande en las filas de Chacarita, fue una de las columnas donde se asentó el ascenso tripero de 1984 para luego seguir su carrera en Independiente. Como entrenador, integró el equipo técnico de Ricardo La Volpe en Boca y la selección mexicana. Tiene, entonces, un camino muy largo por las canchas, sin distinción de categorías.

En definitiva, si bien la discusión seguirá abierta, todo lleva a confirmar que el fútbol es uno solo, que la justa elección de los jugadores resulta fundamental y no hay nada asegurado en torno a los "antecedentes" del adiestrador, más ahora cuando en el Nacional "B" los protagonistas no son del mismo nivel que 30 años atrás.

Dar en la tecla con el conductor y con el plantel sigue siendo, en consecuencia, el único dato a tener en cuenta.

NdR: Debido a un error de tipeo, en el párrafo donde se hace referencia que Nito Veiga llegó a Gimnasia tras consagrar campeón a Independiente en el torneo de Primera División, en rigor el conjunto de Avellaneda fue subcampeón, detrás de Estudiantes. Pedimos disculpas a nuestros lectores por esta equivocación que sin dudas fue sin mala intención.