En busca de nuevos horizontes

Isabel Macedo metió en un bolso la ropa indispensable, sus tres libros preferidos, los remedios de su perro Bauer, que tiene tres años y medio, el último capítulo de la serie Grey`s Anatomy, y se fue para convertirse en la estrella de la televisión uruguaya. Sin embargo, no pudo evitar que se le escapara una lágrima. (Varias en realidad). El motivo: "Caí que estaba sola".

"Cuando me entregaron el departamento, dos ambientes y medio en el barrio de Pocitos, cerré la puerta y lloré. Caí que estaba sola. Así que inauguré las páginas de un libro en el que escribo mis experiencias personales a modo de cuento. En cada párrafo hay una enseñanza con la que pretendo dar un paso más en mi crecimiento personal. A esta altura de mi vida soy tan nómade que no necesito nada para sentirme instalada".

CON ELLA MISMA

Así es la cosa. A los 35 años Isabel llegó a la conclusión que le hace bien estar sola porque tiene citas con ella misma. Así que cuando llega a su departamento después de grabar 12 horas, pone música (indispensable para ella) se prepara una picadita, se toma un buen vino y disfruta. Este, por el momento, es su proyecto hasta noviembre. Con un agregado, para nada menor: en Montevideo Isabel inició un camino de autoconocimiento.

"Ultimamente practico el Ho`oponopono -del hawaiano `corregir lo erróneo'-. Se trata de un proceso de sanación creado por el doctor Ihaleakala Hew Len, un terapeuta que propone el perdón como base de todo. Hoy siento que debo perdonarme, porque reflexionando en esta soledad recapacité que en algún momento de mi vida me dejé, perdí la alegría. Ahora deseo lo mejor para mí y busco un entorno positivo. Ya no quiero gente rara a mi alrededor porque lo malo contagia".

Pase lo que pase, Isabel se comunica con su familia todos los días. Así, además de sentirse menos sola se entera de lo que pasa en casa. Su madre, por ejemplo, le cuenta que se cortó el pelo. En ese momento, una charla típica de mujeres es interrumpida por el comentario de su padre, mientras acaricia la cabeza a su esposa: "¿No es bellísima?, pregunta. Isabel, claro, se derrite y piensa en el amor. El de sus padres y el de ella.

AMOR A DISTANCIA

El suyo, desde ya, no es fácil. Si bien confiesa que está enamorada, aclara que es un amor a distancia. Lo cual, según lo visto hasta el momento, no resulta. O, en todo caso, exige un esfuerzo que desgasta a la pareja. Su amor es el jugador de fútbol Federico Insúa, que supo jugar en Boca y hoy juega en Turquía. Más lejos, imposible. Así y todo estuvo con Isabel durante la mudanza para ayudarla en la adaptación.

De todas maneras, a pesar de la importancia que le da, es un tema del que se niega a hablar. Y explica por qué: "No puedo creer que haya gente que ocupe la tapa de una revista diciendo que está profundamente enamorada y hacer otra, tal vez en dos semanas, diciendo que está profundamente separada. A las minas normales no nos es fácil encontrar el amor y ese tipo de exposición me parece un cachetazo, una burla a quienes no pueden lograrlo".

Fuera del set, su vida cotidiana es simple y relajada. Todas las mañanas recorre la Plaza Villa Biarritz, comprando lo que necesita para proveer la heladera. En realidad disfruta de los mimos de Roque, el frutero, que le regala la frutilla del postre mientras ella compra los que serán sus desayunos: el primero, dos mandarinas y una banana con dulce de leche y crema. El segundo, a media mañana, te, yogur con cereales y una media luna con jamón y queso. De almuerzo, lo que haya. Pero que no falte un alfajor de postre. Claro, la llaman "la termita".

Isabel lo sabe, y se ríe a carcajadas mientras exclama: "¡El peso no me importa!". A tal punto es cierto que reconoce tener una adicción: el chocolate. Pero en este caso es lícito pensar que no se trata del chocolate sino del afecto. En la silla que usa dentro del set suele aparecer un chocolate con el mensaje de una de las actrices adolescente que la acompañan. Ese mensaje dice: "Tus palabras me hicieron mucho bien".

Amo a los uruguayos -confiesa- porque es un pueblo de pretenciones pequeñas y corazón gigante. Me gusta ser argentina pero aquí encuentro más amabilidad y dulzura. Tan feliz me hacen sentir que hasta estoy considerando la idea de comprarme una casita en Punta Gorda para estar más cerca del río".

COMO PEKAS

En "Dance!", Isabel interpreta a Pekas, una coreógrafa que entra en escena cantando "Yo soy la aventura", de Sergio Denis. Es el momento exacto en que se comunica con ella misma. "Necesitaba volver a hacer un musical para adolescentes. En casa practico coreos y mímica frente al espejo. Me río mucho conmigo misma. Siempre soñé con ser cantante, desde los tiempos en que acompañaba las guitarreadas en casa junto a papá y su bombo".