Cómo es el cartel mexicano que llegó a poner un pie en La Plata

En su origen militares entrenados por la CIA para combatir al Ejército Zapatista de Liberación Nacional, el grupo de los Zetas ha experimentado a lo largo de los últimos doce años una metamorfosis singular. De ser simples desertores de las fuerzas armadas de su país pasaron a convertirse en sicarios a sueldo del narcotráfico y luego en narcotraficantes ellos mismos. Su nombre -sinónimo de decapitaciones, ejecuciones masivas y violentos atentados- hoy siembra terror en más de la mitad del territorio mexicano y buena parte de Guatemala. La Plata parecía sin embargo encontrarse muy lejos de su mapa de intereses hasta que el miércoles último la policía local detuvo a un supuesto integrante de ese cartel con cincuenta kilos de cocaína lista para enviar a Portugal.

Aquí el miedo se huele en la calle: quien los denuncia se muere. Dios quiera que esos mierdas no estén también en su país

De Rafael Ulibarri del Río -el presunto integrante de los Zetas detenido junto a un ciudadano colombiano y otro argentino en un hotel apart del centro de La Plata- no se sabe mucho más que lo relatado por sus antiguos vecinos: un tipo de cincuenta años, "macanudo" , que "siempre saludaba" y que no parecía afligido por el devenir de su negocio pese a sus oscuras perspectivas. Y es que a "Equipamientos Terapéuticos S.A", la empresa abierta por él y sus dos socios en un pequeño local de 6 entre 43 y 44, "nadie entraba nunca a comprar nada".

A falta de clientes, algunos vecinos de la cuadra veían descargar allí todas las semanas "mercadería en tachos". En esos mismos tachos, los efectivos de la DDI La Plata se llevaron el miércoles último los "cincuenta kilos de cocaína de máxima pureza" descubiertos dentro de una caja fuerte al allanar el local. La droga, según explicó la policía, se encontraba allí para ser mezclada con un gel y convertirse en relleno de almohadillas terapéuticas. Estas iban a ser enviadas luego a una muestra de productos médicos en Costa Salguero y, desde ahí, directo a otra muestra en Lisboa.

A punto de que la carga saliera camino a su primera escala, una denuncia en la DDI de Necochea desbarató la operación. Además de dar cuenta del modus operandi de la banda y de sus integrantes, el soplo advertía que uno de ellos estaba vinculado con el sangriento cartel de los Zetas. Aunque a algunos de los investigadores aquel nombre no les decía nada, en la DDI de La Plata hubo quienes comprendieron de inmediato las implicancias que cobraría el caso de ser cierta esa información. Porque si bien se trata de un cartel que concentra su accionar entre México y Guatemala, lo atroz de sus intervenciones le ha ganado una siniestra fama en todo el mundo.

DE MILITARES A NARCOS

Pero si los Zetas llegaron a ser conocidos en el mundo no es sólo por su ensañamiento con sus víctimas sino también por su singular origen.Y es que a contrapelo de los que suele verse, este cartel no surgió al margen del Estado sino a su sombra, desde el seno del Grupo Aeromóvil de Fuerzas Especiales, el Grupo Anfibio de Fuerzas Especiales y la Brigada de Fusileros Paracaidistas, entre otras tropas de elite del ejército mexicano. De allí salieron los cerca de cuarenta militares que en 1999 desertaron para convertirse en el brazo armado del Cartel del Golfo.

Entrenados muchos de ellos en la Escuela de las Américas en tácticas de guerra psicológica aplicadas por Estados Unidos en Vietnam, no tardaron en imponer su sello distintivo como sicarios: la crueldad explícita. Lejos de deshacerse simplemente de sus enemigos (ya sea tanto narcos rivales como policías y periodistas), los Zetas acostumbran a decapitarlos, mutilarlos y exponerlos en la calle, una modalidad que se cree utilizarían intencionalmente para sembrar terror y así reducir al mínimo la resistencia.

El hecho es que alrededor de 2008, tras ser extraditado a Estados Unidos el hasta entonces jefe del Cartel del Golfo, Osiel Cárdenas Guillén, los Zetas empezaron a actuar como un cartel en sí mismo. "Como eran ellos quienes mejor conocían las rutas de las drogas y de los inmigrantes ilegales, pero además tenían las armas, cuando les surgió la oportunidad pasaron de ser empleados a tener casi el control absoluto del territorio del Golfo de México hasta Centroamérica", cuenta Amanda Orellana Rodríguez, una periodista de Tamaulipas que ha sido testigo de su espectacular evolución como grupo autónomo.

Oriunda del estado de donde surgieron los Zetas, Amanda cuenta que allí como en los otros quince estados mexicanos hacia donde se han expandido a fuerza de disputarle territorio a los demás carteles, "el miedo se huele en la calle: quien los denuncia se muere". Y es que además ya no son sólo un grupo de militares: "cientos de jóvenes y niños con fusiles de asalto se integran todo los días a ellos. Dios quiera que esos mierdas no estén también en su país" dice la periodista.

DUDOSO, PERO NO IMPROBABLE

Si la detección de Rafael Ulibarri equivale a una prueba de la presencia de los Zetas en La Plata es algo que aún no está claro. Sucede que "la referencia de que el detenido tendría conexión con ese cartel surge de la misma denuncia que dio origen al procedimiento y no de una investigación; por lo cual estamos tratando de averiguarlo", explica Alberto Gentili, el fiscal federal de Lomas de Zamora responsable del allanamiento en que fue incautada la droga.

Luego de que el jueves último el mexicano se negara a declarar ante la Justicia y el testimonio del único detenido que sí lo hizo, el argentino, no ayudara a esclarecer la cuestión, los investigadores se han enfocado a indagar el posible nexo con el cartel y su alcance. Y es que "tanto cabe la posibilidad de que se trate de una operación de los Zetas como de que el tipo haya tenido contacto alguna vez con ellos pero ya no lo tenga", señalan fuentes de la Policía.

Para el periodista argentino Darío Fritz, coautor de "Con la Muerte en el Bolsillo" -un premiado libro sobre los carteles mexicanos escrito desde ese país- que detrás de las "narcoalmohadas" se encuentren Los Zetas resulta "muy extraño". Porque si bien no duda de que el cartel podría tener ya presencia en nuestro país, su relación con la droga hallada en La Plata no le cierra.

Las dudas de Fritz pasan menos por lo sofisticado de la operación, ya que "Los Zetas se caracterizan por abarcar una amplia gama de delitos complejos (desde el tráfico de inmigrantes hasta el ordeñe de poliductos de gasolina)", sino por la extraña vinculación entre un miembro de ese cartel y un colombiano. "Los narcos colombianos no negocian con ellos, porque les tienen mucha desconfianza; saben que no les gusta compartir territorio con nadie", dice.

Pero más allá de eso, por qué hacerlo en La Plata, una ciudad tan alejada de los grandes centros de producción de coca como de sus mayores mercados. Fritz invierte la pregunta: "¿Por que no también en La Plata? -dice-: es una ciudad donde no se espera que estén y no se encuentra lejos de un aeropuerto internacional para sacar la droga. Hasta sería posible también que hayan encontrado algún tipo de aval para operar con tranquilidad", especula. De ser así, está claro que esta vez el aval falló.