El Observatorio se renueva y encara histórico viaje al futuro

El Observatorio está ingresando, silenciosa pero rápidamente, en una nueva etapa de su larguísima historia. El Planetario, la creación de la tercera carrera de grado y del área pedagógica -que trabaja fuertemente para incrementar la cantidad de ingresantes y la de egresados-, las actividades de extensión, “implicarán, sin dudas, un antes y un después en la vida de la institución”, afirmó con convicción el decano de la unidad académica, Adrián Brunini, quien explicó la esencia de ese cambio: “Estamos entrando en otra época, no sólo por la envergadura de los proyectos, sino porque vamos a estar más cerca de la sociedad, de sus necesidades. El Observatorio será un lugar con más estudiantes, más igualitario, ya no será visto como algo reservado para una elite; se verá como una facultad a la que todos pueden venir y les podrá ir bien”, indicó sin disimular su satisfacción por lo que se está gestando en el corazón del Bosque.

El Planetario, sin lugar a duda alguna, es la cara más visible de ese cambio. Y su construcción ha ingresado en la recta final. En unos diez días llegará a La Plata desde Ohio, Estados Unidos -donde fue construida-, la cúpula de proyección, anticipó Brunini. Una semana más tarde se iniciará el proceso de ensamblado, pues viene “en partes”, y el de instalación, una tarea muy delicada que demandará de la presencia de especialistas extranjeros, acotó el director del complejo, Carlos Feinstein. Y en un mes y medio arribarán a la Ciudad, también provenientes del país del norte, los dos proyectores y las 8 computadoras que los controlarán, un equipamiento “tan nuevo que pocos planetarios del mundo lo tienen”, agregó.

Además de entrar en los detalles de la fase final del Planetario, que según anticipó Brunini estará finalizado en unos tres meses, el decano hizo hincapié en aquellos cambios que están ocurriendo “puertas adentro”. Los calificó de “irreversibles” y reconoció que hubo ciertas “resistencias” (ver aparte).

linea de llegada a la vista

La obra civil del Planetario, que es financiada por el gobierno provincial y que terminará demandando una inversión de 10 millones de pesos, está “muy avanzada”. Como se indicó, en 10 días llegará la cúpula de proyección, y en un mes y medio los proyectores, las computadoras y el equipo de sonido. Así las cosas, Adrián Brunini estimó que antes de fin de año el complejo científico-académico estaría funcionando.

Su director, Carlos Feinstein, explicó paso a paso cómo será la fase final de la obra. “Ahora mismo se está adecuando la sala a los requerimientos que se necesitan para instalar la cúpula de proyección, una semiesfera de 17 metros de diámetro con costillas y anillos que le dan solidez a la estructura, construida en aluminio microperforado que permite la ventilación del lugar y que actúa como soporte de los sistemas de audio”, indicó, para detallar que “su construcción demandó una precisión de milímetros” y que “se la pintará con pintura especialmente diseñada para dotarla de propiedades que asegurarán la correcta reflexión de la luz”.

Para ensamblarla (ya que viene en partes) y colocarla “se precisa una limpieza excepcional en la obra y un sellado completo de esta al momento de pintarla”, enfatizó y señaló que “el delicado trabajo será realizado por personal de la empresa Astro-Tec, que la construyó en Ohio, con quienes colaborarán técnicos locales”.

La etapa que sigue es la terminación de la sala, con la instalación de alfombras, butacas, puertas y cortinas, y el montaje de los sistemas que soportarán los equipos. Feinstein dijo que “una vez que la sala esté terminada y se pueda asegurar la oscuridad total en su interior, se procederá a instalar los dos proyectores ultra modernos (ver aparte), los paneles de luces LED y las ocho computadoras. Será entre septiembre y octubre, y el trabajo lo harán técnicos de la empresa Evans & Sutherland, ganadora de la licitación internacional”, apuntó.

Según indicaron en la secretaría de Planeamiento de la UNLP, la cúpula microperforada de proyección costó U$S 400.000, mientras que los dos proyectores y los equipos de sonido tuvieron un coste de U$S 700.000.