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Opinión |ESTO QUE PASA

Derivaciones de una soledad elegida

Por PEPE ELIASCHEV

Derivaciones de una soledad elegida

Lula vino a la Argentina e hizo gestos políticos hacia el Gobierno y también hacia la oposición. Marcó algunas discrepancias con la política oficial

21 de Octubre de 2012 | 00:00

Twitter: @peliaschev

Faltan apenas tres días para que se celebre un año exacto de un triunfo electoral clamoroso. Ese domingo 24 de de octubre de 2011, Cristina Fernández fue votada por 11.593.023 argentinos y reelecta para un segundo mandato presidencial. No fue sólo un triunfo electoral rotundo. Aunque logró prácticamente el mismo porcentaje que obtuvo Hugo Chávez el 7 de octubre pasado (el 55,12% del venezolano se cotejó con el 44,26% del opositor Henrique Capriles Radonski), el caso argentino fue muy diferente. El casi 54% de Cristina Fernández triplicó el casi 17% de su inmediato segundo, Hermes Binner, y casi quintuplicó al melancólico 11% del tercero, Ricardo Alfonsín. Otro escenario, diferentes conclusiones, pero, vista desde hoy, ¿dónde ha quedado esa victoria abrumadora de hace 362 días? Un año después, el Gobierno parece chapotear en un pantano, como un viejo velocista que se tropieza con los cordones sueltos de su propio calzado

OCURRENCIAS

Las pruebas abundan. La Presidenta no tuvo mejor idea esta semana que homenajear el secuestro de un avión de Aerolíneas Argentinas en 1966. El episodio lo protagonizó el 28 de septiembre de ese año un grupo de jóvenes nacionalistas encabezado por Dardo Manuel Cabo. Cristina habló ahora de esa lejana historia elogiando el “desvío” de un avión y calificándolo de gesta patriótica, un lenguaje y un tono que a ella la fascinan.

Es intenso el perfume de mutación que se huele, como si se percibiera un gobierno y, sobre todo, una Presidenta muy fatigados

Cabo (Tres Arroyos, 1941) era hijo del dirigente metalúrgico Armando Cabo y su militancia arranca, según las reconstrucciones de época, en el violento Movimiento Nacionalista Tacuara, de extrema derecha. En 1961 funda el Movimiento Nueva Argentina (MNA), grupo de similar predicamento ideológico pero volcado al peronismo. El secuestro del avión, bautizado Operativo Cóndor, fue ejecutado por una veintena de jóvenes activistas, que se apoderaron de un avión de Aerolíneas Argentinas y lo desviaron a punta de pistola hacia las islas Malvinas, para izar allí una bandera argentina. Detenido y juzgado, después de tres años de cárcel, Cabo se encuadró en el grupo armado Descamisados, al que se le supo atribuir el asesinato en 1969 del dirigente metalúrgico Augusto Timoteo Vandor. Poco después de ese hecho, Cabo ingresó a Montoneros. Fue asesinado en enero de 1977, ya durante la dictadura militar, que le aplicó la siniestra “ley de fuga”, tras haberlo detenido meses antes, en plena actividad guerrillera, en 1976.

Es asombroso que en 2012, la Presidenta exalte una acción violenta, algo que no se justifica por el hecho de que en septiembre de 1966 el país estuviera bajo régimen de facto. La Presidenta parece cautiva de las pulsiones de una artificial seducción por esos años violentos. Tras el homenaje a las Fuerzas Armadas Peronistas y a Envar El Kadri, la celebración del Día del Montonero, esta exaltación de aquella aventura malvinera del ’66 es un despropósito coherente con la pasión oficial por los relatos de supuestas épicas y la exaltación de luchas que quienes hoy gobiernan sólo conocen por haber escuchado de ellas.

SEDUCIDOS

Entretanto, del lado de las fuerzas opositoras dos de las formaciones principales (el Frente Amplio Progresista y el radicalismo) insisten en querer ver “progresismo” en medidas del Gobierno, un progresismo del que, confiesan, no pueden o no quieren diferenciarse. Los hechos son elocuentes. Mientras el radicalismo votaba en bloque a favor del proyecto cristinista de legislar que los jóvenes pueden votar desde los 16 años, el FAP demostraba que, más que amplio, es amplísimo.

Los radicales parecen seducidos por las epifanías programáticas. Ya les pasó con la confiscación de YPF, que avalaron porque “está en la plataforma del partido”. Lo del voto a los 16 años es similar: aunque es evidente la intención demagógica de la iniciativa, la respaldaron por empatía ideológica, cuando podrían haberse desmarcado, planteando que se aplique pero luego de 2015, tras un esfuerzo de formación cívica de los menores de 18 años. Una vez más, la UCR quedó colgada del vagón trasero del kirchnerismo. Como si esto fuera poco, el radical Gerardo Morales, senador por Jujuy y candidato a vicepresidente en 2007, se emocionó esta semana con la perorata de Axel Kicillof al presentar en el Congreso el proyecto de presupuesto 2013. Morales no ocultó su fascinación: dijo en público que el discurso de Kicillof le hizo recordar el pensamiento y las posiciones de Franja Morada, el tradicional radicalismo universitario. “Me pareció que cuando hablaba Kicillof, hablaba un compañero”, se conmovió Morales. No es el único radical atrapado por el relato kirchnerista. Un veteranísimo operador del partido, Leopoldo Moreau, no oculta su explícito entusiasmo por el Gobierno. El Gobierno boicotea a IDEA desde 2006 y prohíbe a sus funcionarios participar de ese evento anual, el mayor organizado por la clase empresarial

En el FAP, la iniciativa de reunir a toda la oposición legislativa para respaldar a una justicia independiente y hacerle frente a las presiones oficiales contra los jueces, fue boicoteada por el grupo de Víctor De Gennaro y Claudio Lozano (Unidad Popular) y los socialistas, mientras que el GEN de Margarita Stolbizer y el movimiento Libres del Sur se animaron a asociarse en este asunto puntual con peronistas, macristas y cívicos.

Mientras tanto, el ex presidente de Brasil, Lula, maravilló a todos (y a todas) en su incursión argentina. Invitado por los empresarios de IDEA para el tradicional coloquio de Mar del Plata, Lula hizo felices al Gobierno (almorzó con Cristina y la elogió) y también a quienes están en otra cosa, pues fue también cordial y entusiasta con el cordobés José Manuel de la Sota, Binner, Lozano y De Gennaro. El Gobierno boicotea a IDEA desde 2006 y prohíbe a sus funcionarios participar de ese evento anual, el mayor organizado por la clase empresarial. Muy deteriorado tiene que estar el clima civil argentino si el mero hecho de dialogar y atender al periodismo convierte a un político de otras latitudes en una mosca blanca, una especie de héroe nacional de una burguesía acobardada. Lula es un estadista, sí, pero es -sobre todo- un político normal de un país mucho más tranquilo que la neurasténica Argentina.

ALINEADO

Por su parte, ya despreocupado totalmente de lo que se diga o piense de él, el integrante de la Corte Suprema Eugenio Raúl Zaffaroni, no se preocupa por ocultar su condición, o al menos matizarla. Él simpatiza abiertamente con fuerzas y caudillos que se mueven en el turbulento espacio de los “movimientos sociales” informales. Esta semana le envió su calurosa adhesión y simpatía a Milagro Sala, cacique del disciplinado encuadramiento llamado Túpac Amaru: “Felicitaciones Milagro, felicitaciones compañeras y compañeros, a continuar trabajando por más para realizar lo imposible. Un fuerte abrazo y ¡a seguir caminando!”, le dijo. Como se ve, Zaffaroni no considera que un juez de la Corte deba manejarse de manera prudente, austera y desapasionada, al margen del vendaval de las luchas ideológicas. Aunque hace ya tres años que dice querer irse de la Corte, no sólo se sigue quedando, sino que cada semana se exhibe más alineado en un ostensible atrincheramiento de radicalización sectaria.

A todo esto, Carlos Kunkel, el sempiterno y más celoso vigía doctrinario del kirchnerismo ayer, y del cristinismo hoy, avisó que el Gobierno se baja por ahora del disparate de intentar una reforma constitucional para permitir la re-reelección de la Presidenta. Sabía lo que preanunciaba y comunicó formalmente la encuesta de Poliarquía en el coloquio de IDEA. El humor social se ha enderezado ahora contra Cristina, y aquel 54% que la votó hace años no supera hoy una aprobación del 37%. Todo es fugaz y mucho es volátil en la Argentina, desde ya. Pero es intenso el perfume de mutación que se huele, como si se percibiera un gobierno y, sobre todo, una Presidenta muy fatigados. Han apostado todo a proclamar una victoria final contra el Grupo Clarín el 7 de diciembre.

¿Y si las cosas salieran de otra manera imprevista? Ensimismado en su guerra santa contra una empresa de medios que lo enceguece y a la que le quiere amputar el negocio del cable, el Gobierno se muestra cada vez más encerrado en su soledad autoconstruida, mientras reitera semana a semana traspiés y chapucerías, algo que se simboliza en el penoso culebrón de la fragata Libertad.

www.pepeeliaschev.com

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