Tiempo de rompecabezas

Es, al fin y al cabo, el juego típico de los tiempos preelectorales. Los rompecabezas políticos no sólo aparecen más desarmados que nunca sino que empieza a producirse una notable multiplicación de las piezas en cada espacio. Y comienza a profundizarse, también, el pase de piezas de un rompecabezas a otro. El inexorable acercamiento de las elecciones, y la provincia de Buenos Aires como escenario de la madre de todas las batallas, están en la base de tanta fluidez.

En el oficialismo, La Cámpora busca consolidar Unidos y Organizados (UyO) para concentrar allí la representación de todo el cristinismo por las candidaturas a legisladores provinciales y concejales. Se sienten seguros, de cualquier manera, para la pelea. Siguen confiados en que sus espacios volverán a ser asignados, con mayor generosidad que en el 2011, por la propia Casa Rosada.

DIFERENCIADOS. ¿HASTA DONDE?

Enfrente -¿enfrente?-, crece la revulsión en y entre los sectores que, sin salirse del marco del oficialismo, pretenden “diferenciarse”. Aportan a ese posicionamiento grupos del peronismo bonaerense que se saben, sin que se los digan, excluidos de UyO -del cristinismo oficial-, aunque saben, también, que buscarán mantenerlos adentro del espacio, aunque no sea una unidad que se refleje necesariamente en las listas de candidatos, ni en el ejercicio efectivo del poder.

Esa postura del cristinismo corre, en rigor, para todo el peronismo bonaerense, incluida la mayoría de los intendentes, aunque sólo unos pocos se hayan anotado en el juego de “la diferenciación”, en una distancia que tal vez haya comenzado a tener explicación en los últimos días.

Ocurre que sus impulsores no han explicado todavía para qué habría que diferenciarse. Sus operadores han venido insinuando fuertemente que esa postura tendría una “traducción electoral” en 2013. Pero ahora comienzan a surgir otras señales.

SCIOLI EMPIEZA A DEFINIR

Daniel Scioli subraya sus “matices” en el marco -está claro- de su declarado objetivo presidencial para 2015. Su flamante agrupación, la DOS, intenta ser el instrumento que se ocupe de ese perfil propio. Pero ese objetivo ha generado también expectativas para quienes creen que la batalla debe arrancar ya en los comicios de 2013.

“Aspiro a tener un rol que genere confianza, tranquilidad y unión”, repite, sin embargo, Scioli por estos días cuando el tema son las elecciones del año que viene. Quiere decir que tiene virtualmente resuelto permanecer, para esa instancia, en el esquema del Frente para la Victoria. “Como una especie de aliado, al que se le reconozca lo que representa”, aclaran cerca de él.

En ese esquema sobreviviría un resquicio para una suerte de “ruptura sin salida” del oficialismo. Sus operadores sostienen que si la permanencia de Scioli en el FpV no es compensada con abundancia de candidatos propios en las listas de la Provincia, el sector presentará nóminas propias en la interna del oficialismo.

En el propio sciolismo hay escépticos de esa estrategia. Son los que creen que el cristinismo copará las listas bonaerenses y no permitirá una “interna verdadera” en el FpV. Y por lo pronto, en grupos que no quieren dejar pasar “la oportunidad” del 2013 hay dirigentes -como algunos de La Juan Domingo- que ya están dando señales de fuga y buscando otros espacios.

EL OTRO EJE DIFERENCIADOR

Por lo demás, estas señales del sciolismo son seguidas con particular atención por Sergio Massa.

El intendente de Tigre es el otro gran cultor de “la diferenciación” y por lo tanto centro de las expectativas de que en el 2013 haya una alternativa electoral diferente surgida del propio oficialismo, o si se quiere, del peronismo bonaerense. Cerca suyo juran que Massa -que también tiene altas aspiraciones para 2015 - comparte esa convicción. Y aunque también se plantearía la opción de que la pelea se dé dentro de la interna oficialista, no compartiría la idea de renovar una “inclusión total en el FpV”.

Por eso, las señales últimas del sciolismo habrían generado cierta tensión con el massismo.

El propio Massa, sin embargo, pese a todas estas disquisiciones en su entorno, no se mueve de la decisión de no tomar ninguna decisión -valga la redundancia- hasta marzo.

RUIDOS EN OTROS ESPACIOS

Mientras tanto, la ausencia de definiciones categóricas de Scioli y Massa empezó a generar movimientos en el peronismo disidente representado por el post-duhaldismo, que mantenía expectativas en el posicionamiento de esos grupos. Dirigentes como Graciela Camaño están activando un posicionamiento formal en torno del intendente de Malvinas, Jesús Cariglino, que podría desembocar en una alianza con el macrismo, mientras otros reafirman que no acordarán con el dirigente porteño y profundizan contactos con el grupo que lidera el intendente de Tigre.

Pero el macrismo afronta sus propias tormentas. Mientras buscan un “candidato fuerte” que no encuentran para la lista bonaerense, dirigentes del sector han resuelto -contra la postura del directo interesado- no descartar la alternativa de una postulación del propio Macri. Y la pretendida sociedad con peronistas y radicales no da señales de superar los nombres de Cariglino y el sanisidrense Gustavo Posse.

Quien ya descree abiertamente de que Scioli y Massa vayan a convertirse en una opción para el 2013 y conversa con Macri es Francisco De Narváez. No será de cualquier manera, una sociedad fácil. El porteño busca un compromiso de que el acuerdo se mantendrá para el 2015, cuando juegue su aspiración presidencial, que El Colorado no está dispuesto a suscribir.

En el radicalismo, en tanto, sigue desarrollándose, con su habitual virulencia interna, la batalla entre los que aspiran a recrear una alianza con las fuerzas que integran el FAP, y los que -por ahora, en franca minoría o en silencio, no estaría del todo claro- prefieren un acuerdo con Macri.