El triciclo eléctrico rumbo a Mar del Plata

LOS AUTOS DISMINUÍAN LA VELOCIDAD PARA TOMAR FOTOS Y LA GENTE DE LOS PUEBLOS SE ACERCABA A LA RUTA PARA APLAUDIR. EL TRICICLO PLATENSE SE CONVIRTIÓ EN “ESTRELLA” DURANTE SU PRIMER VIAJE

Cuando había dejado atrás la entrada a Castelli, tras recorrer 157 kilómetros sin ningún tipo de inconveniente, el triciclo eléctrico fabricado en la UNLP se topó con una tormenta que poco después lo obligó a detener su marcha hacia Mar del Plata. Cerca de las 17, los responsables del prototipo -único en América latina- esperaban en Maipú que el tiempo “aclare” y les permitiera continuar camino en la madrugada o la mañana de hoy.

Así y todo, uno de los creadores del vehículo que funciona con una batería de pilas de litio, el ingeniero Guillermo Garaventta, se mostró conforme con la experiencia. “Tenemos la esperanza de completar el recorrido, pero hemos hecho 157 kilómetros a una velocidad de 35 por hora sin ningún problema”.

El triciclo partió a las 9 de la mañana del Cruce de Etcheverry pilotado por Pablo Laiolo, quien debía turnarse “en el volante” con Augusto Zumarraga -ambos del departamento de Aeronáutica de la facultad de Ingeniería- y con el propio Garaventta -investigador de la CIC que trabaja en el Inifta de Ciencias Exactas-. “Pero no había forma de hacerlo bajar del vehículo, quería seguir bajo la lluvia”, bromearon sus compañeros.

EL OBJETIVO ES POSIBLE

Recorrer los casi 160 kilómetros les demandó poco menos de 4 horas y media. Consultado sobre el consumo de batería, Garaventta dijo que “ahora (por la tarde de ayer) estamos empezando a realizar los cálculos exactos”, aunque estimó que “nos debe quedar el 70 por ciento, de modo que podríamos completar unas dos veces la distancia que llegamos a desandar”.

En ese contexto aseveró que la meta de “llegar a Mar del Plata de un tirón, sin efectuar ninguna recarga, se podría cumplir perfectamente”.

Como se informó en la edición de ayer, el cálculo de los responsables del proyecto era “estar en ruta, es decir, sin contar las paradas, entre 10 y 12 horas”.

“Eramos una caravana. Nos acompañaron dos coches de Seguridad Vial, uno de la Policía, y además viajaban una camioneta de la CIC y otra del Gema (la dependencia de Ingeniería donde se fabricó el triciclo)”.

Si algo llenó de satisfacción a los profesionales, más allá de la experiencia, fue el calor de la gente. “Los autos bajaban la velocidad y tomaban fotos. Los habitantes de los pueblos se arrimaban a la ruta para aplaudir y alentarnos. Realmente fue fantástico”, expresaron.

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