Cristina explicó a Perón

PERÓN EN UN CUADRO COLGADO EN LA CASA ROSADA

Twitter: @peliaschev

Como suele suceder con las cuestiones más graves, la que nutre de sustancia a esta primera columna de la temporada pasó totalmente inadvertida. Fueron sólo palabras, es cierto, pero emanadas de la boca de la Presidenta de la Nación. La semana pasada, Cristina Kirchner necesitó usar 6.392 palabras para hacer numerosos anuncios, variados comentarios y sobre todo dos proclamas que no dejan de ser de índole rutinaria. Anunció, como lo hace ritualmente, el semestral aumento de los importes jubilatorios desde marzo próximo (“decidí”, dice, como si fuese su voluntad personal y no la ley la que lo requiere) y el aumento del mínimo no imponible en las remuneraciones en blanco.

PALABRAS

Al margen de que ambos “aumentos” ya fueron devorados por la inflación del 25% anual que padece la Argentina (una de las cuatro más altas del mundo), ésas eran la razones de su mensaje en cadena. ¿Para que entonces un discurso largo como cinco de estas columnas, una al lado de la otra? Bueno, por de pronto, intercaló en su cadena sus muy peculiares comentarios subjetivos. Un puñado selecto de ellos:

•“Cuando vos ves y escuchás por ahí algunas cosas, decís Dios mío, en qué mundo viven o qué clase de insensibilidad hay”;

•“Hay gente que tiene de todo y solamente insulta, agravia y descalifica, ¡qué terrible! Pero no importa, no importa”;

•“Ustedes quédense tranquilos que el único que me tocaba ya no está”;

•“Bienvenida Hebe (Bonafini) querida, te había visto pero me había olvidado de mencionarte”;

•“Estamos trabajando más quirúrgicamente, con sintonía fina, como me gusta decir a mí”;

• “Uno puede escuchar en todos los idiomas, en todas las latitudes y tú (sic), Guy (Ryder, británico y director general de la Organización Internacional del Trabajo, OIT) creo que más que nadie”;

•“Una satisfacción que siento como Presidenta, porque uno hace muchos esfuerzos”;

•“Si no pasa nada el próximo sábado y domingo, como el resto de la gente, veré si puedo estar en mi casa aunque sea, no me pienso ir a ningún lado, quédense tranquilos, me voy quedar acá, no me voy de vacaciones”;

•“El doctor Ricardo Echegaray, el temible señor AFIP, que no sé por qué algunos le tienen tanto miedo, dicen que si tenés no sé..., se ponen. Yo le puedo tener miedo a un ladrón, a alguien que es un asesino, pero al recaudador de impuestos, si pagué los impuestos, ¿por qué voy a tenerle miedo? Esto es lo que nunca pude entender, cuando dicen amenazante AFIP, nada, si pagaste tus impuestos no te puede amenazar nadie, al contrario”;

•”Creo que las cosas de la competitividad, las cosas de la inflación, son las cosas en las cuales (sic) no podemos prescindir”;

•“Les pido a todos que por favor pongamos un poco de cordura, porque la inflación no es un elemento de la naturaleza ni un fenómeno biológico, es algo a lo que contribuyen todos los sectores”;

•“Les pido a todos, gobernadores, jefes de ciudad e intendentes, que contribuyan pero no con el discursito (sic) contra la inflación, con los actos de gobierno, para que realmente podamos ser competitivos”;

•“Mis compañeros los trabajadores, a quienes quiero mucho”;

•”Los que tengan ambiciones políticas me parece excelente que las tengan, pero por favor, que no utilicen a la economía y utilicen a sus representados para lograr cuestiones que no lograrían de otra manera y que tampoco me parece que las vayan a lograr;

•“Lo vuelvo a repetir con mucho respeto, cariño y afecto porque soy muy amiga de muchos, los dirigentes sindicales nunca se quedan sin trabajo, los que se quedan sin trabajo son sus representados”;

•“Esta Presidenta y el que no está más, que era mi compañero de toda la vida, el mejor Presidente que tuvo la Argentina en los últimos 50 años y el mejor Presidente que va a tener en las próximas décadas, porque la verdad que haber tomado la Argentina como la encontró y haberla tenido como estaba cuando se fue, realmente eso sí que parece un milagro;

•“No silben a nadie porque en definitiva (De la Sota) sabrá por qué lo hace, a lo mejor la gente está de acuerdo en pagarle a Cablevisión y no ver televisión gratis, a lo mejor la gente quiere eso, qué se yo”;

•“Yo estoy dispuesta a seguir haciendo todos los esfuerzos, todos los sacrificios, trabajando todo lo que hay que trabajar”;

•“Yo les pido a todos los que tengan responsabilidad institucional que me ayuden a seguir sosteniendo la Argentina, porque es una tarea de todos”;

•“Yo tengo la mayor responsabilidad y por lo tanto me tengo que hacer cargo de los problemas, por eso me hice cargo del problema de la fragata Libertad, por eso nos estamos haciendo cargo del problema de la deuda en Nueva York, todas cosas en que por supuesto (sic) no hemos tenido absolutamente nada que ver, pero uno tiene que hacerse cargo porque es el Estado y porque representa a los argentinos”;

•“Yo quiero pedirles de corazón a las más altas jerarquías de todos los poderes que por favor me ayuden a seguir sosteniendo esta Argentina”;

•“Estoy desprovista de ambiciones, he llegado a donde nunca pensé sinceramente que iba a llegar, estuve casada con el mejor Presidente que han tenido los argentinos, mi compañero de vida, tengo el orgullo de haber sido su compañera y que sea el padre de mis hijos”;

•“Más no puedo pedir. Puedo pedir que mis hijos sean felices, tengo todo y mucho más de lo que pensé que podía lograr”;

•“La Argentina no empezó cuando yo llegué ni se va a terminar cuando yo me vaya”;

•“Muchachos, todos pongamos un cachito de nuestra parte para que las cosas sigan adelante”.

ESENCIAS

Pero lo verdaderamente medular, trasciende la pintoresca manera que tiene la Presidenta de verse a sí misma, juzgar a los demás y manifestar sus emociones y sensaciones subjetivas. Apareció cuando anunciaba avances del programa del Bicentenario. Aludió a 546 proyectos ya entregados, que forman parte, aclaró, de un crédito que nació “allá por el 4 de junio del 2010”. Y enseguida, enunció: “Hoy estaba mirando la fecha, 4 de junio, el aniversario de la segunda asunción del presidente Perón y de la cuestión del 43 (sic), del movimiento que trajo a Perón y que vino a romper con lo que se denominaba la década infame”.

Nunca antes, al menos de 1946 a hoy, desde el peronismo se había admitido que el golpe reaccionario y fascista del 4 de junio de 1943 fue “el movimiento que trajo a Perón”. Esta Presidenta lo hizo, a su manera tan especial, hablando sin leer. Perón asumió sus dos presidencias en sendos 4 de junio, en 1946 tras ganar las elecciones del 24 de febrero de ese año, y en 1952, luego de ganar las elecciones del 11 de noviembre de 1951. Ella habló de “la cuestión del 43” asegurando que al traerlo a Perón “vino a romper con la década infame”.

El peronismo siempre ha preferido referenciarse en las manifestaciones populares que desembocaron en el 17 de octubre de 1945, de las cuales emergió un movimiento poderoso, cuya representación electoral ganó en febrero de 1946. Pero el golpe del 43 fue, aun en sus turbias y contradictorias significaciones interiores, un movimiento castrense, de severo corte reaccionario. Las políticas educacionales y culturales de ese régimen fueron inconfundiblemente ultramontanas, con neto predominio de una derecha confesional abiertamente filo nazi, adscripta al nacionalismo católico más rancio. Más allá de la eterna polémica sobre el verdadero peso específico de Perón en el llamado Grupo de Oficiales Unidos (GOU) e incluso de la importancia verdadera de esta logia militar, nadie ha osado declarar que ese Perón nacional y popular de 1945 fue hijo dilecto de los militares golpistas que en 1943 pusieron fin a los trece años que marcaron el fin de Yrigoyen y el régimen surgido del golpe del 6 de septiembre de 1930.

HISTORIA

Le ha hecho la Presidenta un fuerte favor a la configuración histórica del movimiento al que ella dice pertenecer. Porque, efectivamente, hay una conexión esencial entre ese golpe dado en 1943 por los admiradores criollos del fascismo y del nacional socialismo, y muchas, aunque no todas, de las políticas autoritarias y conservadoras que se aplicaron de 1946 a 1955, incluyendo la supresión de las libertades políticas, la abierta represión al sindicalismo independiente y de izquierda, el encarcelamiento de dirigentes políticos democráticos (el símbolo máximo fue Ricardo Balbín), la política educacional claramente de derecha y tributaria del fascismo clerical, el apoyo a las dictaduras latinoamericanas mas connotadas, el uso de la tortura y el crimen político y, desde luego, la persecución resuelta al periodismo que se negó a ser cómplice de un régimen que, además, cultivó un personalismo de república bananera.

Ése es el gran mérito de la Presidenta. Desinhibida, confiesa verdades que sus compañeros de ruta suelen callar. Tiene razón: en definitiva a Perón lo puso en el poder el golpe destituyente de 1943. Decirlo setenta años después, habla mucho más de 2013 que de 1943. Perón siempre fue sincero, pese a todo. Definió al peronismo como un socialismo nacional y al régimen fascista como “un ensayo de socialismo nacional, ni marxista ni dogmático”.

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