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Advierten sobre el exceso de partos por cesárea

Si bien se estima que las intervenciones quirúrgicas sólo son necesarias en un 15% de los casos, distintos estudios coinciden en un aumento notable de cesáreas en los últimos años. América latina es la región del planeta donde más operaciones de este tipo se realizan

24 de Marzo de 2013 | 00:00
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Advierten sobre el exceso de partos por cesárea

Numa Pompilio, sucesor de Rómulo y segundo rey de Roma, fue acaso su primer impulsor. En tiempos imperiales dictó la llamada Lex caesarea para que, en caso de muerte de una embarazada, se le practicara una incisión en el abdomen intentando salvar al niño que llevaba adentro. Casi 2.700 años después y respaldada por el desarrollo de la medicina, la vieja ley romana parece imponerse cada día con mayor presencia en los hospitales de nuestra región, donde se cuentan de a miles las mujeres y los médicos que desoyen las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud -OMS, cuyas autoridades dicen que sólo debe hacerse una cesárea cuando el parto no se puede desarrollar de manera normal; es decir en el 15% de los casos- y buscan resolver quirúrgicamente una cuestión tan trascendente y natural como nacer.

El tema crece y preocupa fronteras para afuera. Según el último informe de Estado Mundial de la Infancia de Unicef, América Latina es la región del planeta donde más cesáreas se practican: sus números dicen que el 38% de los nacidos entre 2006 y 2010 llegaron al mundo en un quirófano. Pero los números cobran una dimensión más inquietante cuando se analizan las diferencias abismales que hay entre los hospitales públicos y las clínicas privadas. En los primeros, según médicos y parteras que trabajan en territorio bonaerense, las intervenciones de este tipo rondan el 40%. En los segundos, admiten los mismos especialistas, la tasa de cesáreas largamente supera el 60%.

Algunos creen incluso que los números son mayores. “Hay centros privados de la Ciudad que tienen tasas de casi el 80%”, asegura Silvia Schmidt, doula y directora de Anidando, y para quien, de todos modos, el tema “es más complejo que un simple porcentaje”. Según la experta, se debe tener en cuenta que una cesárea “compromete los cuidados que podrá prodigarle la mamá a su bebe en el momento inmediato al nacimiento. No da igual la forma en la que venimos a este mundo y hay que entender que el parto es un proceso fisiológico en el que los aspectos emocionales deben ser respetados” (ver “El nacimiento...”).

Uno de los últimos datos sobre la cantidad de cesáreas que se realizan en nuestro país -que se desprende de un estudio de la OMS sobre la intervención en 8 países de América latina- indica que, promediando el sector público con el privado, el 35% de los partos en Argentina son por cesárea, lo que significa que, si en un año se producen poco más de 700 mil nacimientos, unos 245 mil bebes que llegan al mundo no nacen por parto natural.

RAZONES

Para Rosario Hasperué y Lorena Ribot, quienes militan a favor del parto respetado y presiden la ONG “Vos Podés”, en la actualidad existe una gran deuda social en esta temática, ya que “los adelantos técnicos-tecnológicos no están puestos en función de mejorar la capacidad de las mujeres en su beneficio y el del bebé, sino, por el contrario, en favorecer una situación que nos ubica entre los países con índices más elevados de partos inducidos y cesáreas”.

Tras apuntar que “los hijos que nacen por cesáreas innecesarias pueden sufrir más complicaciones que en un parto natural”, Hasperué y Ribot enumeran una serie de razones que hacen al fenómeno. Entre ellas, destacan el desplazamiento social de la mujer como conductora del proceso de parto, “en parte por la construcción de una serie de mitos en relación a los supuestos beneficios de la cesárea en una sociedad con un fuerte sesgo esteticista, el abuso de la cesárea en ocasiones por comodidad o rentabilidad del médico, por corrimiento de las parteras en la asistencia de los partos, por el miedo a los juicios por mala praxis o por falta de preparación de los médicos durante su formación en la universidad”.

Lo que se apunta desde “Vos Podés” entra en sintonía con lo que sostienen en la Red Latinoamericana para la Humanización del Parto, cuyas autoridades aseguran que “considerar el parto como un evento médico es un concepto inadecuado e irrespetuoso del nacer”.

En lo que hace puntualmente al uso abusivo de cesáreas, los expertos de la Red sostienen que “es una práctica que se aplica mucho más de lo que es necesario, en primer lugar porque falta información tanto entre las mujeres como entre muchos médicos. El que sabe siempre va a preferir el parto vaginal, cuando es posible, porque es más simple y más agradable, pero por falta de preparación muchas veces las propias mujeres y también los médicos se asustan y optan por la cesárea para eludir las posibles complicaciones de un parto vaginal. Esto también es producto de la incultura del dolor y la cultura de la velocidad. Muchas mujeres creen que un parto rápido es un parto bueno y uno lento es malo, aunque ese es un concepto equivocado”.

MITOS

Quienes estudian el tema señalan los años ochenta como el momento en que se popularizó aquí y en buena parte del mundo la creencia de que la cesárea era lo menos peligroso para el bebé y la madre. Distintos informes internacionales, sin embargo, vinieron a demostrar lo contrario. Según la OMS, una cesárea no implica ningún beneficio y multiplica por diez los riesgos de ingreso en una Unidad de Cuidados Intensivos. Pese a las alertas, la propia OMS admite que el número de intervenciones ha venido creciendo con fuerza en los últimos quince años.

“El aumento del número de cesáreas parece ser el problema a resolver -dice el obstetra local Fernando Daverio-, pero no es más que uno de los síntomas de un problema estructural en nuestra sociedad, que es quizás la falta de comprensión de las necesidades que tiene una mujer que está viviendo este particular y floreciente periodo de su ciclo vital”.

Según el experto, además, “perturbar este proceso natural sólo provoca un aumento del número de cesáreas; y tratar de disminuirlo sin haber comprendido qué es lo que la mamá y el bebé necesitan nos llevará a un aumento de las complicaciones por partos prolongados o intervenidos”.

Durante muchos años se creyó que el término cesárea tenía su origen en el nacimiento de Julio César, pero los propios historiadores descartaron la hipótesis al comprobar que, en una época donde ninguna mujer sobrevivía a la intervención, la madre del dictador había vivido hasta los 46 años. Derribado el mito histórico de su etimología, no son pocos los que creen que a la cesárea se le deben derribar ahora algunos mitos culturales que, lejos de la antigua Roma, la hicieron crecer demasiado.


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