En La Plata hay 164 chicos que no aparecen

En La Plata hay 164 chicos que están desaparecidos. Representan, según el Registro Nacional de Menores Extraviados, una cuarta parte del total de menores desaparecidos en toda la provincia de Buenos Aires, donde los casos de búsqueda llegan a 634, y evidencian además un escalofriante incremento de desapariciones en nuestra región en el último año. Son 164 menores -entre niños y adolescentes- que no se sabe dónde están. 164 historias que buscan una respuesta. 164 historias que forman parte de un drama que, como tantos, parece ya naturalizado y que, como ninguno, se manifiesta en recuerdos de una última charla, pistas, sospechas o incertidumbres impotentes y pavorosas. 164 caritas con historias distintas y una misma pregunta: ¿dónde están?

EN ALZA

“Lo que se siente al no saber dónde está tu hijo es imposible de explicar”, dice Verónica Vagini, una mamá platense que el jueves pasado encontró a su hijo Gustavo, de 11 años, luego de buscarlo durante poco más de un año y medio. “Ya no sabía que hacer -suelta Verónica con una vocecita que se desinfla en una risa o un llanto-. El nene se fue de casa en noviembre de 2011 después de una discusión y nunca más lo volví a ver. Moví cielo y tierra. Ya no sabía dónde buscarlo, y recién esta semana me dijeron que lo encontraron dando vueltas en la calle. No lo puedo creer. Siento que volví a nacer. Siento que soy la mamá más feliz del mundo”.

La carita de Gustavo era hasta esta semana una de las tantas que integran los padrones de búsqueda de Missing Children Argentina, una ONG cuyas autoridades aseguran que cada vez hay más fugas de hogares voluntarias de menores y, a la vez, mayor presencia de mujeres en esas fugas.

La odisea de los chicos perdidos es un drama que se expande desde hace tiempo por nuestra región y el resto del país. Sin embargo, de acuerdo a los últimos datos del Registro Nacional de Información de Personas Menores Extraviadas, dependiente del ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Nación, es La Plata uno de los lugares donde este drama parece en franco ascenso. En el país hay actualmente más de 2400 chicos extraviados, de los cuales hasta junio del año pasado 881 pertenecían a la provincia de Buenos Aires y, de ellos, 133 eran buscados en nuestra ciudad. Un año después, como se dijo, el número en la provincia bajó a 634 pero, llamativamente, en nuestra ciudad trepó y ya supera los 150 chicos de los que no se tiene rastro.

El tema preocupa. Y asusta. Desde el Registro Nacional se reconoce un incremento importante de casos en nuestra región pero sus autoridades, al igual que ocurre en ONG’s como la de Missing Children, no creen que actualmente se produzcan más extravíos que antes, “sino que tal vez ahora haya más difusión y más canales para denunciar los casos”.

Hipótesis al margen, el incremento se nota ni bien uno coteja los datos y los compara en esa curva ascendente y preocupante de los últimos años.

En la patria de la infancia, dicen, las historias de chicos perdidos, robados o abandonados son desde siempre las que más angustias generan entre los más pequeños. Y se sabe que no hay nada más espantoso que un cuento de miedo hecho realidad: desde enero de 2000 hasta el 28 de febrero pasado, la sede local de Missing Children registró en Argentina 8.578 casos de búsqueda, de los cuales 5.662 son de la provincia de Buenos Aires y, de ese total, hay 137 historias que siguen sin resolverse. De ese centenar de menores que la ONG internacional tiene apuntados en sus padrones, hay cuatro casos que son de nuestra ciudad. Hasta esta semana eran cinco, pero Gustavo apareció después de un año y medio y, al menos por ahora, una de esas familias puede contar la historia con un alivio parecido a la felicidad.

“Es tremendo lo que se sufre -repite una y otra vez la mamá de Gustavo-. En todo este tiempo estuve en contacto con otras madres que están buscando a sus nenes. Yo ahora quiero seguir junto a ellas, quiero acompañarlas porque nadie que no haya pasado por este infierno se puede imaginar todo lo que se sufre”.

Todos esos casos, los que se resuelven o los que aún esperan una respuesta, los que se registran en La Plata o los que proliferan por el Conurbano, forman parte de una problemática que crece a pasos firmes y que, según las entidades que se ocupan del tema, en la mayoría de las historias tiene una raíz común que cada día cuesta más disimular: la pobreza y la marginalidad.

“El fenómeno creció en el último tiempo. Años atrás la mayoría de las fugas se daban en chicos de 14 o 15 años, pero ahora vemos que lo más común son nenes de diez u once años”

“En la mayoría de los casos se trata de chicos que se van de su casa voluntariamente -apuntan en el Registro Nacional-lo que no tiene que ver con una suerte de crisis adolescente, porque si fuera así deberíamos tener miles de casos más. Se trata en realidad de casos donde, en su mayoría, el chico se va de la casa porque fue víctima de alguna agresión. Tenemos que entender que hay familias que son golpeadoras, y eso repercute en que haya más casos de nenes perdidos”.

Lo que dicen en esta dependencia estatal entra en coincidencia con lo que se sostiene desde la ONG referente a la hora de buscar niños perdidos. Allí, sus autoridades admiten mantener el promedio de las tres denuncias diarias, de las cuales la mayor parte pertenecen a nuestra provincia y, según se alerta, tienen como protagonistas a nenes de edades cada vez más bajas que deciden escaparse de su casa.

El informe nacional, en tanto, hace un análisis del perfil de los menores extraviados en el último tiempo, según el cual el 30% de los chicos perdidos es de sexo masculino y el 70% restante, niñas y adolescentes de sexo femenino.

Por otro lado, el estudio determinó que el mayor porcentaje de chicos extraviados (el 73%) tiene entre 13 y 17 años. Si bien la mayoría de los chicos que se fugan aparece a los pocos días, los expertos reconocen un aumento del problema. O al menos en los números que lo ponen en evidencia.

“El fenómeno creció en los últimos años -asegura Lidia Grichener, presidente de Missing Children Argentina-. Años atrás la mayoría de las fugas se daban en chicos de 14 o 15 años, pero ahora vemos que lo más común son nenes de diez u once años”.

Lo que dice Grichener sintoniza con la mirada que tienen en el Registro Nacional. Cuando el que se fuga es un niño, se apunta, la historia que lo explica suele estar asociada a la esfera íntima, a una conflictiva familiar que alcanza niveles de una gravedad tal que empuja al chico a ponerle el cuerpo a una decisión que, muchas veces, ni siquiera comprende en su verdadera dimensión.

Lo que dicen los expertos se fundamenta en las estadísticas. Uno de los últimos informes presentado por el Registro, de hecho, destaca que el 91% de los casos en los que el equipo social del organismo tomó intervención durante el 2011 (sobre un muestreo de 241 casos, se aclara), está asociado a “alejamientos voluntarios del hogar, producto de situaciones de maltrato intrafamiliar”.

Además, destaca ese informe, a partir del análisis de los casos ingresados en el Registro puede observarse “que la mayoría de los niños, niñas y adolescentes que abandonan repetidamente sus hogares, tienen algún tipo de experiencia de vida en la calle”.

A todo esto, no son pocos los que aseguran que en este último tiempo hay un grupo de riesgo que cada vez es mayor: el que está expuesto al consumo de drogas. Según se explica, la aparición del paco en nuestra región intensificó y masificó los casos.

Para las autoridades de Missing Children, de todos modos, “sin duda que el desmembramiento de muchas familias genera que esta realidad se acreciente todavía más”. Y mientras tanto, allí están y no están todos ellos. Los nenes. Caritas que miran al lente como si pidieran que alguien los encuentre. Caritas con historias distintas pero dejando en el aire siempre la misma pregunta: ¿dónde están?