Puro dolor: falleció la estudiante que luchaba por los trasplantes

LAURA HERRERA, CUANDO ESTUVO INTERNADA EN EL HOSPITAL ITALIANO

Después de protagonizar una dura batalla contra la leucemia, que incluyó la búsqueda de donantes de médula mediante una conmovedora campaña de concientización, Laura Herrera murió ayer en la clínica platense en la que hallaba internada.

La vida de la estudiante avanzada de Medicina de 25 años, que a mediados de junio había recibido un transplante, se apagó como consecuencia de complicaciones pulmonares y renales surgidas en las últimas semanas que no pudieron ser revertidas a pesar del intenso trabajo del equipo multidisciplinario que la atendió.

Oriunda de la ciudad bonaerense de General Madariaga, donde al cierre de esta edición estaba siendo despedida por familiares, amigos y allegados, Herrera estaba radicada en La Plata. Había completado las cursadas en la facultad de Ciencias Médicas de la Universidad Nacional, cubría guardias en el hospital Rossi, y sólo le restaban rendir exámenes finales para graduarse.

Pero le fue diagnosticada leucemia aguda, y debió comenzar a someterse a periódicas transfusiones para dar pelea a la enfermedad; pronto quedó claro que la única alternativa para intentar una cura definitiva era el transplante.

CAMPAÑA SOLIDARIA

La lucha de Laura por hallar un donante de células madre hematopoyéticas cobró particular notoriedad a mediados del año pasado, cuando hizó pública su “Carta abierta a las almas gemelas“, en la que de manera clara, didáctica y emocional planteó la necesidad de generar conciencia e implementar campañas de difusión vinculadas con la dolencia que la aquejaba.

“Hoy necesito encontrar a mi alma gemela para vivir”, sentenció entonces, aclarando que de la compatibilidad deseada se daba sólo un caso entre 40 mil.

El texto tocó las fibras íntimas de la solidaridad de muchos, y comenzó a reproducirse por las redes sociales; un grupo de estudiantes de Medicina creó en Facebook el grupo “Ayudemos a Lau”, con información útil, y la cruzada trascendió las fronteras.

En los primeros días del mes pasado, Laura fue internada en el Hospital Italiano local. Luego de una minuciosa preparación en un ambiente especial esterilizado, durante la que se le bajaron las defensas virtualmente a cero para posibilitar la continuidad del tratamiento, y un operativo internacional coordinado por el INCUCAI, se le transfundió sangre llegada vía aérea desde Brasil y comenzó la espera.

Lamentablemente, la aparición de infecciones y el debilitamiento de órganos vitales no le permitieron recuperarse, y a las 9 de ayer falleció.

Su cuerpo fue trasladado a Madariaga, donde al cierre de esta edición lo despedían su padre, sus hermanas y numerosos vecinos en una casa velatoria céntrica. Hoy recibirá sepultura en el cementerio local.

Quienes acompañaron a Herrera durante la última etapa de su vida coinciden en describirla como “una mujer de gran coraje”, cuyo ejemplo “motivó a muchos a convertirse en donantes, abriendo las puertas para la esperanza”.

LA CARTA

“El alma gemela es para mí hoy mi donante de médula ósea, y es único en este mundo, por así decirlo” explicó Laura Herrera en la carta que fue puntapié inicial de su búsqueda: ”podés llegar a ser vos esa mitad tan parecida genéticamente a mí que me pueda dar vida. Y sí, como leíste, genéticamente podemos ser muy parecidos aunque no seamos parientes, y por afuera seamos tan distintos”.

“Si fuéramos compatibles la forma en que me donarías médula no es dolorosa, ni arriesgada; no vas a sacarte ningún pedazo de hueso de ningún lado si vos no lo querés, sólo con sangre me podés dar vida” añadió: “¡Y no te confundas con la médula que va ‘por adentro’ de la columna… ¿eh?! ¡Esa no juega acá!...”.

La futura médica, quien incluyó en el texto la dirección de la página del Incucai (www.incucai.gov.ar), agregó que “con sólo donar sangre y pedir ser donante de médula ósea, ya estás en la lista de las almas y yo te puedo encontrar”.