Un tiempo para parar la pelota

Hoy cambia el paisaje, el clima y el ritmo de la Ciudad. El comienzo de las vacaciones de invierno impone una pausa y un andar más sereno, aún para quienes no cortan su rutina laboral. Se van los estudiantes; cierran las escuelas y los tribunales; los cines se llenan de dibujitos, aventuras y pochoclos. La cartelera infantil parece coparlo todo... Para disfrutarla a pleno se ha convertido en una herramienta imprescindible la guía que elabora EL DIA (y que se acompaña esta edición) con una cuidada información sobre todas las alternativas que ofrece la Ciudad y los planes que se pueden hacer sin ir demasiado lejos.

Disfrutar el ocio -y en particular las vacaciones- se ha convertido en un complejo desafío para la sociedad moderna. Sobre esto se publicó en la edición de ayer un interesante artículo de Robert Samuelson, que hablaba de las dificultades que tienen los norteamericanos en relación a las vacaciones. Vale la pena leerlo (se puede buscar en eldia.com).

Lo cierto es que para las nuevas generaciones las vacaciones ya no son un tiempo de simple sosiego. Los chicos exigen una agenda de actividades que hasta suele resultar abrumadora, además de cara. La diversión, el festejo y el ocio se han hecho más rebuscados. Festejar un cumpleaños infantil ya no es preparar una torta, inflar unos globos e invitar a unos amiguitos a tomar la leche. Ahora hay que pensarlo con meses -cuando no un año- de anticipación y elegir entre las opciones más variadas, desde el cumpleaños-spa (para las nenas) hasta un campamento didáctico para chicas y varones. Y en las vacaciones lo mismo: los chicos ya no juegan en la vereda ni a la bolita... Necesitan sobredosis de tecnología y tienen el aburrimiento fácil. Por eso las vacaciones son una maratón para padres, tíos, abuelos y padrinos... Esa maratón tiene hoy su punto de largada. Habrá que encontrarle la vuelta para disfrutar el camino sin terminar exhausto.

Para los especialistas, las vacaciones son una buena oportunidad si se las sabe aprovechar. Se trata de encontrarse con los chicos de otra forma, de transmitirles el gusto por las pequeñas cosas que se pueden hacer en el tiempo libre, de estimular la charla, la lectura, el ingenio, la imaginación. Después de todo, la revolución de la tecnología y las redes sociales no ha matado -todavía- a los tradicionales juegos de mesa, ni a la generala, ni a la escoba de 15. Tampoco al escrabel ni al “dígalo con mímica”. Seguramente, esas son opciones que no aparecen en la guía de vacaciones pero que valen la pena.

Frente a una realidad que bombardea con precios disparatados del pan y del tomate, con crímenes irresueltos, con caos en los aeropuertos, con cortes de luz y asaltos todos los días, con espionajes y contraespionajes, pensar en las cosas simples, en el encuentro con los hijos y con los amigos es, después de todo, la mejor oportunidad que da el tiempo de vacaciones.

La Ciudad se toma un descanso. Al regreso, empezará a correr la cuenta regresiva de un calendario electoral que todavía no ha conquistado el interés del ciudadano común pero que ya empieza a dominar la agenda política de la Argentina.

También empezará el fútbol, que se ha tomado un receso plagado de tironeos y trabas por los refuerzos. Mientras tanto, a parar la pelota.