“El periodismo debe preservar su independencia a toda costa”

Por MARIANO SPEZZAPRIA

Es la voz de la experiencia, escuchada y reconocida por sucesivas generaciones de argentinos durante las últimas cuatro décadas. Es también, por talento y persistencia, una referencia del periodismo nacional. Magdalena Ruiz Guiñazú tiene 78 años, pero se sigue levantando todos los días a las cuatro de la mañana para hacer radio. Y conserva el entusiasmo de una principiante: “Me gusta muchísimo lo que hago”, afirma.

Su programa “Magdalena Tempranísimo” está en el aire de forma ininterrumpida desde 1987. Actualmente el ciclo anima la mañana de radio Continental, donde la conductora recibió a EL DIA con gran calidez. “Siempre leo el diario. Me parece serio y completo”, dijo y se dispuso a una charla que abordó temas de actualidad, de su extensa trayectoria profesional y de su visión sobre la actividad periodística en esta etapa del país.

Magdalena es sinónimo de prestigio y seriedad profesional y su independencia ha sido valorada más allá del periodismo. Basta recordar su actuación en la Comisión Nacional de Desaparecidos (CONADEP) durante la presidencia de Alfonsín, donde tuvo un rol destacado. En estos tiempos mantiene una mirada crítica que ha forjado toda su trayectoria.

Una primera reflexión de Magdalena, pronunciada segundos después de que dos mujeres le pidieran firmar uno de los tantos libros que publicó durante su carrera: “Lamento la captación que se ha hecho por medio de contratos, de publicidad, de intervención en las empresas. Lamento que haya periodistas que abonan la teoría de que pensar distinto es ser un enemigo, cuando eso no es así porque es parte del juego democrático”.

En los últimos años, Magdalena protagonizó más de una polémica, tanto con funcionarios -son recordadas sus entrevistas “a cara de perro” con el senador Aníbal Fernández, antes jefe de Gabinete y ministro del Interior- como con dirigentes sociales como Hebe de Bonafini, la titular de Madres de Plaza de Mayo, con quien mantuvo un entredicho sobre su actuación pública durante la última dictadura militar (1976-1983).

Aunque su enfrentamiento con Víctor Hugo Morales, que estalló cuando ambos estaban al aire, haciendo un “pase” entre sus programas, fue tal vez más comentado porque reflejó la ruptura que provocó el kirchnerismo en el campo de la comunicación masiva en los últimos años. En este escenario, Magdalena ratificó su postura: “Creo que el periodismo tiene que preservar su independencia a toda costa”, aseguró a este medio.

- ¿Cuál es su opinión sobre la actualidad del periodismo en la Argentina?

Me parece lamentable el uso que hace el Gobierno de los bienes del Estado. Esa es una asignatura pendiente en nuestro país, porque no se pueden usufructuar en beneficio de un solo partido político. Actualmente hay muchos medios que son oficiales y otros en los cuales el Gobierno tiene amigos que defienden sus intereses.

- Hay mucha polémica sobre la pauta oficial y la Ley de Medios...

La pauta oficial está distribuida de una forma muy particular. Un ejemplo es la disposición de la Corte Suprema de Justicia de que el diario Perfil debe recibirla como el resto de los diarios, aunque no se ha cumplido. En cuanto a la Ley de Medios, fue aprobada por el Parlamento pero no debe usarse sólo para defender intereses o grupos determinados.

- ¿Hay alguna caracterización que pueda hacer sobre la relación del kirchnerismo con la prensa?

En los últimos años se corporizó una tipificación mala para cualquier país, porque frente a quien piensa distinto se ve un enemigo. Esto creo que no es un pensamiento democrático, sino autoritario.

Magdalena Ruiz Guiñazú tiene autoridad para hablar de derechos humanos. Integró la Comisión Nacional de Desaparición de Personas (CONADEP) que investigó y reveló los actos más atroces de la dictadura. Durante la entrevista también recordó algunas anécdotas de cuando agentes de los servicios de inteligencia se presentaban en la radio para pedir las cintas con las grabaciones de lo que se había dicho en su programa.

“En esta misma radio tuvimos muchísimas presiones, pero fuimos muy defendidos (y esto no solamente lo recuerda Edgardo Alfano, sino también Eduardo Aliverti, que también estaba acá) por la directora, que ahora ha fallecido, pero como era viuda de un coronel, cada vez que venían de los servicios de inteligencia a pedir las cintas, les decía: ´Bueno, pero muestren la orden del juez´. No podían hacerlo, claro.

Desde aquella dictadura a este presente democrático pasaron muchas cosas en la Argentina, pero a veces el pasado regresa en forma de noticia. El caso del recientemente designado jefe del Ejército, César Milani, es un claro ejemplo de ello.

- ¿La sorprende que el Gobierno haya nombrado a un general del área de Inteligencia?

La verdad, no se puede entender que un Gobierno que siempre ha tomado los derechos humanos como una de sus causas principales, cosa que me parece muy bien, haya nombrado como jefe del Ejército a una persona sobre la que hay una serie de interrogantes que deben ser contestados. Como bien dijo Nora Cortiñas, el caso del general Milani requiere urgentemente de una investigación.

- Milani declaró su apoyo al “proyecto nacional”...

Con interrogantes de este mismo nivel, hay mucha gente que ha tenido que ir a juicio político. Así que no se entiende la ligereza de nombrar amigos en determinados cargos, que ha llevado a esta situación que es lamentable.

Magdalena centra su actividad periodística en la radio, pero también escribe entrevistas y columnas para diarios y hace un programa de televisión. “Las tres cosas me encantan. Por supuesto que esto requiere de un gran esfuerzo y siempre tengo un déficit de sueño importante. Pero me gusta muchísimo lo que hago y tengo una gran suerte de haberlo podido hacer durante tantos años”, afirmó.

La conductora también expresó un deseo personal para los próximos años: “Quisiera seguir haciendo lo que hago, esto es lo que a mi me gusta”, dijo y agregó: “Tengo una familia magnífica y muchísimos amigos con los cuales siempre nos reunimos”. Los comienzos de Magdalena en el periodismo se vieron interrumpidos por la crianza de sus hijos, aunque una vez superada esa etapa ganó continuidad y protagonismo.

Pero su nombre no es sólo un sinónimo de periodismo duro, sino que trascendió las fronteras informativas para meterse en el corazón de las familias argentinas. En muchas casas todavía son recordadas con mucho cariño las canciones de María Elena Walsh que solía pasar en sus programas tempraneros, mientras se despertaban los niños para ir a la escuela. Magdalena lo sabe y está “muy agradecida”.