Preocupaciones, amenazas y balances

EL SENADO NACIONAL, UNA DE LAS INSTITUCIONES QUE SE RENOVARÁ EN ESTE PROCESO ELECTORAL

Por PEPE ELIASCHEV
Twitter: @peliaschev

Los números fueron contundentes. En 2011 el kirchnerismo obtuvo en la provincia de Buenos Aires 1.985.220 votos más que en 2009. El aumento fue de más del 77 por ciento; pasó del 32.18 al 57.10 por ciento. Estas son cifras en la categoría diputados nacionales, pero hay que subrayar que en 2011 se votaba para presidente de la Nación y que hacía apenas un año que había fallecido Néstor Kirchner, dejando viuda a la Presidenta. Si ese peronismo victorioso de 2011 amasó en 2011 casi 4.6 millones de votos, cuando Sergio Massa estaba encuadrado en un oficialismo total, ¿qué podría suceder dentro de siete días en la “república” de Buenos Aires, una provincia con magnitud e influencia de país?

Queda por ver el comportamiento del vetusto sistema electoral argentino, cada vez más una rareza prehistórica en un mundo

Es cierto que si se suman en 2009 los votos del sabatellismo, que al ir por su cuenta le birló la victoria a Néstor Kirchner, la diferencia se “reduce” a 1.758.259 votos más que los de 2011. Así y todo, en 2009, el kirchnerismo sumaba 37.71 por ciento de los votos, ¡veinte puntos menos que los logrados en 2011, ya en pleno duelo por la muerte del ex presidente! De esos veinte puntos que volvieron, ¿cuántos podrían irse ahora? Ésa es la ecuación que dibuja el desafío de Sergio Massa y Francisco de Narváez, cuya formación recaudó en 2011, aliado con los radicales, el 11.54 por ciento, después de haber triunfado en 2009 con el 34.68 por ciento. Cifras muy volátiles, como se ve, pero que no permiten ignorar el espesor del voto peronista en la provincia. Pero, ¿ese voto peronista es inoxidable, perenne e irreductible? A menudo pareciera que sí, pero se requiere mucha prudencia en los vaticinios.

MASSISMO

Con su discurso llamativamente sereno, corto y rabiosamente equidistante, Massa se colocó en un centro teóricamente prolijo. Es el kirchnerista que ya fue kirchnerista y ahora quiere ser otra cosa. Nada del otro mundo, pero el problema de Massa es que se le han ido asociando personalidades claramente vinculadas a Eduardo Duhalde hasta hace poco. El caso más curioso es el de Eduardo Amadeo, que esta semana saltó de su fantasmagórica candidatura junto al ahora “porteño” Alberto Rodríguez Saá, a un apoyo desesperado a Massa, que lo recibió en ceremonia oficial, como si Amadeo trajera millares de votos con él. No son tal vez los votos, sino la postura lo que importa. Amadeo era el peronista no K más abiertamente opositor al kirchnerismo (ha pedido el juicio político a la Presidenta).

También fichó para Massa el ex ministro de Economía, Roberto Lavagna. Lavagna es un buen economista, pero como político su deriva ha sido muy desconcertante. En las elecciones de octubre 2007 fue candidato presidencial de la mano de la Unión Cívica Radical. Pero en el verano de 2008 fue a Olivos a sellar un acuerdo con Kirchner para reorganizar el Partido Justicialista, pacto que –previsiblemente- abortó en pocas semanas. Lavagna es un buen economista, pero como político su deriva ha sido muy desconcertante

Ahora, tras haber invertido largos meses en conversaciones con Mauricio Macri, José Manuel de la Sota y otros, se vuelca a Massa, aunque dice que lo hace por cuestiones prácticas: “es el voto más útil”. Parecido razonamiento al de Amadeo. Pero lo interesante de Lavagna es que es un hombre que desde 2006 adelante ha vituperado la deriva chavista de los Kirchner y lo que bautizó “capitalismo de amigos”, en alusión a los negocios oficiales con los principales cabecillas de lo que ya podría llamarse, con las debidas licencias, la kirchno-burguesía.

CENTRO IZQUIERDA

En el caso de la llamada oposición de centro izquierda, el ya desaparecido Frente Amplio Progresista (FAP) obtuvo casi el 13 por ciento de los votos en 2011. Si se admite que en el 11.54 por ciento de De Narváez hubo por lo menos una mitad de radicalismo, ese espacio habría cosechado en 2011 aproximadamente un 20 por ciento de los votos. La natural convergencia de ahora entre Margarita Stolbizer y Ricardo Alfonsín, salpimentada por socios menores como Coalición Cívica y Libres del Sur, permite imaginar un promisorio 22/24 por ciento; mucho más que eso sería por ahora muy optimista pronosticar. Al final del día, en las elecciones de 2009, en plena caída del kirchnerismo y fuerte receso económico, el entonces vigente Acuerdo Cívico y Social (UCR-CC y aliados menores), cosechó en la provincia de Buenos Aires solo el 21,46 por ciento, aunque los resultados del próximo domingo recompondría una base decente para discutir con más solidez el 2015 en la provincia más difícil y enigmática del país.

PORTEÑOS

La Capital Federal es, cambio, un universo bastante inexpugnable. En su peor elección, PRO de Mauricio Macri obtuvo 19 por ciento en 2011, muy probablemente porque mucho de quienes lo ayudaron a obtener el 31 por ciento en 2009, votaron dos años más tarde por Cristina, aunque parezca hoy improbable recordarlo. Con la figura de Gabriela Michetti, el macrismo se mueve en torno de una base previsible mínima del tercio de los votantes porteños. El otro tercio respondería al kirchnerismo, aunque en 2009 los seguidores del matrimonio en la Capital no llegaron al 12 por ciento.

El espacio de centro izquierda aparece como el tercer protagonista de relieve, aunque estar por verse como se orienta el volátil capitalino en las Primarias. Ese espacio se bautizó como UNEN y se compone de cuatro fragmentos (tres, si se deja de lado el caso testimonial de Leandro Illia). Resulta imposible hacer previsiones serias. El Acuerdo Cívico y Social recibió el 19 por ciento en 2009 (si se le suma los socialistas, totalizan el 21 por ciento) y el FAP cosechó el 17 por ciento en 2011, al que debería sumarse la casi totalidad del siete por ciento de la alianza Alfonsín-De Narváez. Sucede que el fenómeno de 2009 fue Pino Solanas, con un insólito 24 por ciento. Pero en 2011, el partido de Solanas recogió apenas 1.77 por ciento. Ahora, aliado a Elisa Carrió, es una de las tres opciones de UNEN, en competencia con la dupla Rodolfo Terragno/Martín Lousteau y Alfonso Prat-Gay/Ricardo Gil Lavedra. A la madrugada del lunes se sabrá si en las elecciones verdaderas de octubre próximo, ese espacio de izquierda puede arrebatarle al kirchnerismo un senador, para quedarse en un mano a mano con Macri.

AMENAZAS

Tal vez el por ahora único rédito institucional de estas PASO será el filtro para que a octubre no llegue le miríada de mini agrupaciones que caricaturizan la idea de democracia, muchas de las cuales son meras pymes políticas de alcance personal. También queda por ver el comportamiento del vetusto sistema electoral argentino, cada vez más una rareza prehistórica en un mundo donde votar con boletas de papel es cada vez mas cosa del pasado. No es una preocupación baladí: en ella se debate la posibilidad de fraudes o la amenaza de que los haya.

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