Aunque cada año hay más mayores, la Ciudad sigue siendo para ellos hostil

En tiempos electorales y a falta de políticas que los incluyan, una organización de adultos mayores lanzó ayer en La Plata su propia campaña, una campaña paródica y sin candidatos, pero rica en propuestas que reflejan en sí mismas una penosa realidad: la necesidad de que se arreglen las veredas rotas, de que haya colectivos accesibles para ellos, de que las obras sociales contemplen sus requerimientos específicos... en suma, de que se trabaje más por el bienestar de la población mayor.

El reclamo, que se desarrolló en la Peatonal y fue impulsado por la Red Mayor, coincidió con la presentación de un informe internacional que señala precisamente la falta de entornos favorables como la mayor deuda de nuestro país con la vejez. Se trata del estudio de HelpAge Internacional, una vasta investigación que refleja el nivel de bienestar de los mayores de 60 años en 91 países de los cinco continentes y que ubica a Argentina en el 26º lugar.

“En la medida en que podamos disponer de entornos favorables para manejarnos; los adultos vamos a poder vivir más años por nuestra cuenta dependiendo sólo mínimamente de alguien más”

Si bien se trata de una posición bastante digna (considerando que nos localiza por encima de Italia, Brasil, México, Sudáfrica y Portugal), la calificación de nuestro país cae significativamente al analizar de manera aislada uno de los aspectos tenidos en cuenta por el estudio: la disponibilidad de entornos favorables para los mayores. Desde esta perspectiva, Argentina ocuparía la 59º posición.

El estudio de HelpAge, el primero a gran escala que mide múltiples variables de bienestar, surge como una señal de alarma frente a un problema global. Las personas mayores de 60 años, que hoy representan el 11% de la población del mundo, van a ser para 2050 el 22%. Su número está creciendo vertiginosamente en casi todas las ciudades del mundo y son muy pocas las que hoy están preparadas para enfrentar esta situación.

MENOS HIJOS, MAS PADRES

El envejecimiento poblacional, como es sabido, se alimenta de dos fenómenos simultáneos: por un lado un aumento en la expectativa de vida de la gente; por el otro, una baja en su fecundidad; dos realidades cada vez más notables que derivan en un serio problema: menos hijos para más padres más ancianos que requieren un cuidado mayor.

Donde hace dos generaciones había quizás ocho hermanos para cuidar de los padres ancianos, hoy hay generalmente tres. Y si a esto se le suma el hecho de que en la mayor parte de los casos son sólo las hijas mujeres quienes se encargan de esta tarea, está claro que el potencial cuidador de las familias ha caído en nuestro país, como en muchos otros, en forma radical.

A su vez, con el aumento en la expectativa de vida crece también la necesidad de dependencia en un contexto donde los mayores tienden a la autonomía residencial. Como muestra la última Encuesta Nacional de Hogares, más de la mitad de los argentinos mayores de 65 años vive hoy sólo o con una pareja de su misma edad.

Es precisamente en este punto donde los entornos favorables juegan un papel clave. “No se trata sólo de que tenemos derechos que el Estado debe garantizarnos: en la medida en que esos derechos se cumplan y podamos disponer de entornos favorables para manejarnos; los adultos vamos a poder vivir más años por nuestra cuenta dependiendo sólo mínimamente de alguien más”, explican desde la Red Mayor.

ASIGNATURAS PENDIENTES

Para evaluar la calidad del entorno con que cuentan las personas mayores en su país, el estudio de HelpAge Internacional se basó en cuatro preguntas que si bien reflejan percepciones subjetivas, no por ello carecen de valor: ¿Se siente seguro caminando sólo por su barrio de noche? ¿Está usted satisfecho con el sistema de transporte público? ¿Tiene familiares o o amigos con los que pueda contar? ¿Diría que en su vida ha tenido libertad de elección?

Mientras que las respuestas a estas dos últimas preguntas dejaron bastante bien parado a nuestro país en el contexto global, no así las otras, que repercutieron muy desfavorablemente en su calificación. “Las dos dimensiones que peor nos dieron fueron el transporte y la seguridad”, explica la socióloga Nélida Redondo, experta en envejecimiento e integrante de la red de HelpAge Internacional.

“Si bien es cierto que a medida que aumenta la edad la sensación de inseguridad crece, más del 80% de los mayores de 60 años consultados en Argentina respondió que no se sentía seguro caminando de noche por su barrio y que prefiere no salir a la calle después de determinada hora por el temor de convertirse en víctima de episodios de inseguridad”, explica Redondo. “Más del 50% de los mayores consultados se manifestó insatisfecho con el transporte público por las dificultades para subir a los micros la falta de asientos y el temor a a caerse”

“También el grado de satisfacción con respecto al servicio de transporte nos dio comparativamente mal -agrega-. En este punto, más del 50% de los consultados se manifestó insatisfecho por las dificultades para subir a los micros, la falta de asientos disponibles y el temor a que una maniobra brusca les haga perder el equilibrio y caer”.

“En cambio, los valores dieron mejor en lo que hace a la contención del entorno inmediato y la libertad de elección”, señala la socióloga. Y es que “pese a todo, en Argentina la gente sigue teniendo una red valiosa de familiares, amigos y vecinos. Y eso se vio claramente durante las últimas inundaciones en La Plata -comenta por su parte Silvia Gascón, la directora de la Maestría en Gerontología Universidad Isalud-. De no haber sido por los allegados, el número de personas mayores que hubieran muerto durante la catástrofe hubiera sido mucho mayor”.

ADULTOS DEMANDAN ACCION

Aunque la escasez de entornos favorables para los mayores es un déficit que se registra en todo el país, “el panorama resulta especialmente preocupante en La Plata, una ciudad con una tasa de envejecimiento alto y donde se tienen muy poco en cuenta nuestras necesidades cotidianas”, señalan los integrantes de la Red Mayor.

Pero “la falta de propuestas específicas para los adultos mayores es un problema que tiene solución”, agregan mostrando las boletas simbólicas que repartieron ayer en la esquina de 8 y 48, y en las cuales, en lugar de candidatos, aparece una serie de medidas que consideran necesario adoptar.

“Hace años que venimos reclamando lo mismo: que arreglen las veredas, que pongan micros accesibles, que nos tengan en cuenta -explica Nelva Ciarmela, una de sus integrantes-. Y aunque nos han recibido varios intendentes, nada cambia -dice-. Por eso seguimos acá”.