Cigarrillos electrónicos, ¿ventaja o amenaza?

Especial para EL DIA de National Geographic

Los cigarrillos electrónicos producen vapor en aerosol en lugar de humo, sin embargo hay dos nuevos estudios que cuestionan su uso y los riesgos derivados del mismo.

Los e-cigs, como se denomina comúnmente a estos inhaladores de nicotina a batería, son cada vez más populares y se prevé que sus ventas se dupliquen este año, llegando a los 1.700 millones de dólares.

También aumenta su presencia en campañas publicitarias para televisión y online en las que famosos como Jenny McCarthy y Stephen Dorff elogian el placer del que describen como un cigarrillo socialmente más aceptable y que no genera culpa.

Y la explicación es que los cigarrillos electrónicos, que tienen el aspecto de un cigarrillo convencional elegantemente modernizado para la era tecnológica, producen vapor en lugar de ceniza o humo. También en general aportan menos nicotina que los cigarrillos convencionales por lo que podrían ser útiles como herramienta para dejar de fumar.

Ese es el tema de un estudio publicado en The Lancet en el que se llegó a la conclusión que los cigarrillos electrónicos eran estadísticamente comparables a los parches de nicotina como herramienta para dejar de fumar en un período de seis meses.

Pero este fue el primer estudio en comparar los cigarrillos electrónicos con una herramienta para dejar de fumar ya establecida. “Hay todavía tantas cosas que se desconocen acerca de la efectividad y los efectos a largo plazo de los cigarrillos electrónicos” que se requiere más “investigación urgente”, advirtió el investigador principal Chris Bullen, director del Instituto Nacional de Innovación en Salud de la Universidad de Auckland, Nueva Zelanda.

En ese sentido, Alexander Prokhorov, un experto en dejar de fumar del MD Anderson Cancer Center de Houston, que no participó del estudio, comentó su preocupación porque “la nicotina no es una sustancia neutra” y además de ser altamente adictiva “puede ser una sustancia venenosa”.

Como los e-cigs imitan el aspecto y los rituales del cigarrillo convencional, existe el riesgo que en lugar de ayudar a dejar de fumar “se cambie por este producto y se lo siga usando”, explicó Prokhorov. Y como la dependencia de la nicotina subsiste, existe el riesgo de volver a fumar cigarrillos convencionales.

Aún así, ¿no habría un mayor beneficio potencial al usar sólo cigarrillos electrónicos como alternativa a los convencionales? “Sin duda los cigarrillos electrónicos aportan menos nicotina que los convencionales”, aseguró Stanton Glantz, director del Centro para el Control del Tabaco de la Universidad de California. Pueden tener la décima parte de las toxinas inhaladas al fumar tabaco, agregó. Pero “mientras que los cigarrillos electrónicos son menos peligrosos que los comunes, en términos absolutos son negativos”, porque contienen una serie de sustancias tóxicas y partículas ultrafinas además de nicotina, y el vapor de segunda mano de los cigarrillos electrónicos puede ser dañino.

Además, “la mayoría de la gente que usa cigarrillos electrónicos también sigue usando cigarrillos comunes; son usuarios duales. Significa que probablemente sufran todos los riesgos de fumar”.

También está el tema del control de calidad de los e-cigs y en eso coincidieron Glantz y Prokhorov.

A diferencia de los parches de nicotina, no se aprobó ningún cigarrillo electrónico para uso terapéutico en EE UU. “Se requiere más investigación para evaluar los beneficios y los riesgos potenciales para la salud pública de los cigarrillos electrónicos y otros productos de tabaco novedosos”, expresó la vocero de la FDA, Jennifer Haliskin.(Aunque la autoridad de la FDA se extiende sólo a aquellos cigarrillos electrónicos comercializados para un uso terapéutico, y ninguno fue aprobado, anunció su intención de proponer ampliar las regulaciones para abarcar categorías adicionales de productos de tabaco de manera de incluir a todos los cigarrillos electrónicos).

Es una idea importante, según Glantz, porque la conclusión del estudio de The Lancet es que los cigarrillos electrónicos “no son peores que los parches de nicotina pero tampoco son mejores”. Y eso lleva a una pregunta: ¿Por qué usar algo que no ha sido probado cuando hay algo que pasó un control de calidad y que ha sido aprobado?