En un edificio del centro platense avisan: “Ladrones abstenerse, consorcio armado”

“Ladrones abstenerse, consorcio armado”, puede leerse desde un cartel pegado en la puerta de entrada de un edificio de 10 entre diagonal 74 y 48. Si bien entre los vecinos solamente la encargada tomó la determinación de comprarse un arma de fuego, fue ella misma quien decidió instalar ese anuncio.

El mensaje tiene un propósito disuasivo, según explicó la portera, y fue fijado allí luego de que ayer volviera a registrarse un nuevo ingreso de un delincuente al edificio.

Sucedió ayer cerca del mediodía, cuando “un ladrón menor de edad abrió la puerta de ingreso con una tarjeta SUBE” y empezó a merodear los pasillos, según le contó a este diario Nora Amiotti (59), la encargada del consorcio.

En su recorrido, el asaltante llamó a la puerta de varios vecinos. Lo que sucedió los minutos siguientes todavía permanece confuso, pero finalmente, alguien del edificio pudo avisar a la Policía y al ladrón terminaron por detenerlo en la vereda, a metros del hall central.

Desde que sufrió un asalto violento en su departamento del primer piso, el año pasado, se trastocó la rutina de la portera. “Empecé a no poder dormir y a perseguirme. Terminé por comprarme un revólver calibre 32 con 50 balas y un frasco de gas pimienta, después de que me lo recomendaran”, afirmó Nora.

Con los permisos que le concedió el Renar, los estudios psiquiátricos obligatorios y una serie de lecciones de tiro, la mujer ahora vive alerta. “Creo ser lo suficientemente fría como para no usar el arma”, argumentó.

EL ASALTO A UNA JUBILADA

Otro de los antecedentes delictivos que suma el historial de ese edificio tuvo como víctima a María Esther Fermín, una vecina de 95 años, que vive sola. Fue hace ocho meses, cuando la jubilada atendió una llamada del portero eléctrico y bajó a recibir a un supuesto empleado del correo.

“Me hicieron el cuento del tío y me tuvieron entretenida unos minutos, mientras uno de los ladrones subió hasta mi departamento. No sé si se trataba de principiantes, pero al final no se llevaron ninguno de los objetos de valor, que tenían a la vista. Se ve que solamente buscaban plata”, explicó Esther.

Otro cartel sobre la entrada al pasillo principal recuerda ese episodio: “Si no está esperando correspondencia, no baje ni abra la puerta”, recomiendan.

La decisión de vivir armada que tomó la encargada del consorcio es un motivo de discrepancia en algunos vecinos. “Yo no soy partidaria, porque el arma sólo trae a otras”, expresó Esther.

Al parecer, Nora es la única vecina que tomó esa determinación. “Por lo que yo sé, nadie más decidió hacer lo mismo”, aclaró la portera.

“Yo me compré el arma, porque tenía miedo y no podía dormir. Al final, le hice caso a (el ministro de Seguridad bonaerense, Alejandro) Granados, que dijo que hay que andar armado”, sentenció Nora.