Los primeros edificios de la Ciudad

Hacer un repaso por el pasado es también una forma de mirar al futuro. Un mensaje: mirar hacia atrás para poder seguir adelante. Porque una ciudad que supo nacer y construirse de la nada, en medio de una llanura de leves lomadas y bañados inhóspitos que moría en el río, es también una ciudad que sabe superarse y hacerle frente a las peores adversidades.

La ciudad de La Plata cumple 131 años de vida y el diario entiende que, pese a las dificultades y obstáculos que a la Ciudad y su habitantes les tocó vivir, la fecha es siempre una oportunidad para tomar algunos de los valores más destacados y característicos de nuestra historia y hacer un repaso de ellos a modo de reconocimiento pero también de sincera celebración.

Esta vez, y como una forma de volver a los orígenes para entender y conocer mejor nuestro propio pasado para proyectarnos con más fuerza hacia el futuro, el suplemento especial (que se entrega en dos cuadernillos) está dedicado a los primeros edificios que se levantaron en la Ciudad, cuando el sueño de sus fundadores aún parecía una quimera imposible en medio de la desolación y vastedad pampeana.

Para mar un límite se decidió tomar únicamente el período que va de 1882 a 1890, ocho años en los cuales la nueva ciudad vio crecer la mayoría de sus edificios públicos y las construcciones más importantes que aún hoy la convierten en una verdadera joya urbanística.

Por estas páginas podremos conocer la historia de verdaderos emblemas de nuestra ciudad que nacieron con un sentido y el tiempo les dio otro, como es el caso del Banco Hipotecario que terminó convertido en la sede de la actual Universidad Nacional de La Plata, o la Bolsa de Comercio que terminó siendo la sede del Instituto Provincial de Lotería y Casino. También sobrevuelan curiosidades de lugares que ya no están y que el tiempo y la desaprensión permitieron que fueran demolidos, como la histórica residencia de los Gobernadores que se levantaba en 1 y 40, el viejo mercado de abastecimiento o el Arco de Entrada al Bosque, que se levantó con la ciudad recién fundada en 1 y 52 y fue insólitamente demolido en 1915.

Todo se combina en ese peregrinaje que debió hacer la ciudad de La Plata para llegar a lo que es hoy.

Sin duda que en esta selección (acaso injusta y caprichosa como toda selección) faltan otras joyas arquitectónicas de enorme valor patrimonial y emotivo para los platenses, entre los que podrían mencionarse el Colegio Nacional o el Palacio Campodónico. Para elaborar cada una de las notas no sólo se realizó un relevamiento de imágenes históricas y una producción fotográfica especial para cada edificio, sino que se consultó a distintas fuentes que, a lo largo de los años y desde su lugar, ayudaron a que la historia de La Plata se mantuviera viva. Museos históricos, el propio archivo de EL DIA o el completo trabajo elaborado por Alberto S.J. de Paula (La Ciudad de La Plata, sus tierras y su arquitectura) son sólo algunos ejemplos.

La idea, simplemente, es retratar el origen y el crecimiento de estos edificios para, a través de ellos, de su sueño y su concreción realizada casi siempre en tiempo récord, relatar un pedazo importante de la historia de la Ciudad que hoy celebra un nuevo aniversario y que, como el primer día, aún se sigue construyendo y levantando