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Hilos tensores, para la flacidez facial

28 de Noviembre de 2013 | 00:00
Hilos tensores, para la flacidez facial

“El tratamiento de estética con hilos tensores, también conocidos como hilos japoneses, es una novedosa técnica para tratar la flacidez”, explica la doctora Marta Segurado, dermatóloga de un centro de medicina europeo.

Con los nuevos hilos tensores llega una nueva ingeniería faciocorporal, un salto cualitativo frente a tratamientos anteriores. “A este técnica se la conoce como el nuevo ‘lifting’ no quirúrgico”, dice la experta.

Su éxito es similar al que tuvo la toxina botulínica en su momento, consigue un rejuvenecimiento facial casi inmediato con una técnica segura, muy sencilla y rápida, sin incisiones, sin dolor y con un material biocompatible y reabsorbible. “Son una versión muy mejorada de los clásicos hilos de oro”, explica el doctor José González Vidal.

INGENIERiA FACIAL

Antes de poner los hilos, se realiza un dibujo en la zona a tratar; es decir, un mapa que sirve de guía para colocarlos. Este material, que consigue devolver la firmeza de los tejidos, se aplica con una aguja-cánula muy fina. “Se introduce en un plano a través del tejido celular subcutáneo y, cuando se retira, la hebra queda tensada sin necesidad de anclajes”, detalla la doctora.

Se trata de tejer una especie de malla, un entramado de hilos cruzados, que sujete el tejido facial. Hebras muy finas fabricadas con polidioxanoma, un material reabsorbible y biocompatible, procedente de la cirugía cardiaca. “Cada hilo provoca una fibrosis progresiva en el tejido celular subcutáneo lo que facilita su anclaje a la piel, dando como resultado una piel más firme y más turgente”, explica la dermatóloga.

No suele doler, depende del umbral del dolor de cada persona. “Es una molestia soportable”, asegura la doctora, quien detalla que la técnica con hilos de polidioxanona no requiere anestesia, ni suturas y permite al paciente continuar con sus actividades habituales inmediatamente.

“Es un método seguro y eficaz”, asegura la doctora, quien explica que “el efecto tensor es inmediato, pero los resultados definitivos se aprecian veinte días después y perduran más o menos un año y medio, dependiendo del estado de la piel”.

Una de las ventajas de este tratamiento es que favorece la formación de colágeno, responsable de la firmeza de la piel. Además de tratar la flacidez facial, los hilos japoneses también se ocupan de la corporal.

Este método de rejuvenecimiento es compatible con otros tratamientos como la toxina botulínica, la mesoterapia con vitaminas, el láser o las infiltraciones de plasma rico en factores de crecimiento.

Con los hilos japoneses se consigue elevar las mejillas, recuperar del óvalo facial, mejorar los surcos nasogenianos, borrar las líneas de marioneta –arrugas peribucales-, camuflar las arrugas del contorno de los ojos y del código de barras, así como elevar las cejas, mejorar el doble mentón, reafirmar el cuello, el interior de los brazos, los muslos, las rodillas, los glúteos, las mamas e incluso abdomen.

Según la doctora, el tratamiento está contraindicado en mujeres embarazadas y pacientes con infecciones activas –herpes, impétigo, erisipela- o que estén bajo tratamiento médico con anti-inflamatorios, aspirina o anti-coagulantes, así como pacientes inmunosuprimidos o con tratamientos inmunosupresores.

LA HISTORIA DE LOS HILOS

La historia del empleo de los hilos tensores como tratamiento del envejecimiento del rostro data de 1988, cuando el doctor Sulamanizde empezó a utilizar hilos de oro que se introducían linealmente debajo de la piel para producir su tensado.

Conocidos como “hilos rusos”, ese material provocó muchos casos de rechazo y reacciones adversas, como endurecimiento de la zona tratada, irregularidades en el relieve cutáneo, e incluso pacientes a quienes se les transparentaban y hacían evidente el tratamiento.

La medicina estética ha desarrollado nuevos materiales biocompatibles y reabsorbibles para conseguir unos resultados más naturales y con menos efectos secundarios. Así aparecieron los hilo “aptos”, no reabsorbibles, compuestos por filamentos de polipropileno con espículas bidireccionales en superficie que ayudan a su fijación.

Estos hilos son eficaces, pero necesitan incisión con anestesia, fijación y anclaje. Los “silhoutte” son similares a los “aptos”, pero incorporan unos conos reabsorbibles que aseguran el anclaje a los tejidos subyacentes y las correcciones a futuro.

Los últimos en aparecer, antes de los que son objeto de esta nota, han sido los hilos “happy lift”, compuestos por ácido poliláctico, un material reabsorbible, con una disposición helicoidal que origina la fibrosis alrededor, aunque seguían siendo necesarias para su colocación la incisión con anestesia local, fijación y anclaje.

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