Buenas noticias, con temas pendientes

ROXANA MORDUCHOWICZ AUTORA DEL LIBRO LOS ADOLESCENTES DEL SIGLO XXI. ESPECIALISTA EN CULTURA JUVENIL

La encuesta realizada por Unicef es en principio alentadora. Si el 82 por ciento de los jóvenes habla de la “seguridad en internet, y sobre los cuidados necesarios para una navegación segura; significa que la enorme mayoría de los adolescentes es consciente de las situaciones de riesgo que puede generar un uso no responsable de la web. Este es sin duda, un hecho importante. Más allá de celebrar estas cifras, las investigaciones tienen el enorme potencial de reflejar los puntos pendientes, las deudas no saldadas y sobre todo, las dimensiones sobre las que es necesario trabajar.

En primer lugar nos queda pensar en el rol de los adultos respecto de estos temas. Menos de la mitad de los chicos elige a los docentes o a los padres como interlocutores. Esta cifra revela el limitado lugar que tiene la escuela y la familia en la promoción de una navegación segura. De hecho, estudios internacionales coinciden en señalar que la mayoría de los padres no sabe qué usos hacen sus hijos de internet: con quiénes chatean, qué información suben a su perfil en las redes sociales y cuáles son sus sitios web favoritos.

Nueve de cada diez chicos –dicen las investigaciones en todo el mundo- está solo cuando navegan en la web. Cada vez más adolescentes cuentan con una computadora, tableta o celular con acceso a Internet en su habitación. Y ello significa más horas con las pantallas y en un uso más solitario, sin presencia adulta. El cuarto es un territorio propio de los chicos, un espacio que –en sus propias palabras- “les pertenece”, con frecuencia totalmente ajeno a los padres.

De hecho, en la encuesta casi todos los adolescentes prefieren utilizar internet en sus casas, y 7 de cada diez en su celular. Ambos usos son privados, y por lo general, solitarios.

Del mismo modo solo 4 de cada 10 chicos recurriría a la ayuda de padres ante situaciones de discriminación. Nuevamente, los adultos no forman parte de sus interlocutores para situaciones difíciles que puedan vivir en internet.

En suma, la encuesta tiene ciertamente aspectos promisorios pero deja aun interrogantes sobre el lugar de los adultos en la relación cada vez más estrecha entre los chicos e internet.